Insectos: dónde hallarlos
¿Dónde están los insectos?
Los insectos se han adaptado a todos los entornos. Se pueden encontrar en todos aquellos lugares que sean capaces de aportar las mínimas condiciones de habitabilidad y alimentación que les permitan sobrevivir. Hay insectos por todas partes: en las plantas (desde las praderas a las selvas, incluyendo bosques, cultivos humanos y la flora raquítica de los lugares de clima extremo), en el agua, en las montañas, bajo la tierra, en el cuerpo de los animales e incluso en el de los humanos, en la materia orgánica momificada y reseca o la que está en descomposición, en nidos de otros insectos y animales, en las ciudades, casas y alimentos.
Semejante territorialidad parece hacer innecesaria esta sección: ¿Si están en todas partes, para qué extenderse en explicar o enumerar dónde se debe hallarlos?
La respuesta es simple: es cierto que ellos suelen estar en todas partes, pero no siempre son visibles. Son pequeños, rápidos, huidizos y sus aspectos exteriores se parecen mucho a las superficies sobre las que se mueven. Y todavía más, la mayoría de ellos se ocultan y muy bien.
Sin embargo, con paciencia y capacidad de observación se los puede hallar. A pesar de su obsesión por esconderse, resultado de millones de años de supervivencia, deben realizar actividades que los obligan a aparecer, como alimentarse, copular y enfrentarse a sus enemigos. Todas estas actividades están interrelacionadas con objetos físicos, como las plantas o las partes de las plantas en las que se alimentan no podrán evitar moverse por allí cuando llega el momento, con el clima (temperatura, humedad, luminosidad, vientos), la hora del día y la estación del año.
En nuestra latitud (Hemisferio Sur, área neotropical) la mejor época para hallar insectos es en la primavera y el verano. También en invierno se encuentran insectos adultos, especialmente hemípteros (chinches) y coleópteros (cascarudos), resguardados dentro de algunas flores o frutos, bajo tierra, en la hojarasca, debajo de cortezas y otros escondrijos. Pero incluso en tiempo de calor los insectos suelen estar escondidos.
Para el principiante, los primeros pasos de la búsqueda pueden ser un poco difíciles, pero se adquiere experiencia con rapidez. Un cazador experimentado encontrará especímenes donde otros menos avezados nunca han sospechado encontrarlos. Con el fin de orientar al principiante en la búsqueda de insectos, se indicarán a continuación los lugares donde se los encuentra con preferencia. Hay lugares muy importantes en las vidas de los insectos, que nunca deben dejarse de observar. Los enumeramos:
1. Las flores y los frutos
Las flores son uno de los principales puntos de atracción para los insectos. En general, las plantas han desarrollado las flores para tentarlos, y por eso las flores emiten perfumes que los atraen de lejos, tienen vivos colores que permiten su fácil hallazgo y ofrecen excelentes alimentos azucarados, además de protección y comodidad. La visita más evidente es la de las mariposas, que las frecuentan para libar su néctar. También van allí abejas, coleópteros, avispas y dípteros (moscas). Los himenópteros (avispas y hormigas) que se alimentan de otros insectos o ponen sus huevos en ellos para parasitarlos también acuden a ellas, porque allí encuentran sus presas.
Los frutos especialmente los que ya están maduros, también son de gran atractivo para los insectos. Si se hallan frutos ya secos, es conveniente colocar debajo la red cazainsectos, un recipiente o el mismo frasco de recolección, porque muchos insectos pequeños comen y anidan en frutos secos. Estos pequeños insectos brotarán en cantidad y se lanzarán al suelo. Las semillas y bayas se deben recoger y colocar en frascos con tapa, secos por dentro y sin ningún químico: tiempo después se asistirá a interesantes nacimientos.
En las flores y frutos maduros en general basta una observación externa para hallar los insectos. Es importante aproximarse lentamente, para evitar ser vistos y causar la huida de los especímenes. Se debe tener cuidado de no proyectar la sombra de nuestro cuerpo sobre la zona donde están las flores en cuestión, pues hay insectos para los cuales esto resultará suficientemente amenazador, de modo que se escaparán de inmediato. Hay flores en las que los insectos se introducen dentro, por lo general de forma acampanada, tubiforme y alargada. En esos casos se debe observar a través de la abertura de entrada de los insectos. Algunas flores que poseen muchos pétalos apretados, como las rosas, por ejemplo, o las dalias, alojan muchos insectos escondidos entre los pétalos.
Como es obvio, en climas subtropicales será más fácil encontrar insectos en flores durante la primavera, ya que ésta suele ser la época de floración de la mayoría de las plantas. Aunque hay plantas con flores prácticamente durante todo el año, y generalmente donde hay flores, aunque el clima esté frío, es casi seguro que se hallará algún insecto.
Téngase en cuenta que en general hablamos de las plantas locales. Es posible que las flores y hojas de las plantas de adorno, así como el resto, no atraigan a demasiados insectos, porque éstos suelen ser muy específicos y buscan las plantas con las que han co-evolucionado durante millones de años.
2. Ramas y hojas
Las ramas y hojas de arbustos son hogar y alimento de muchos insectos. Una observación atenta permitirá hallar una buena cantidad de ellos, especialmente en primavera y verano. Es conveniente tener paciencia, observar detenidamente y esperar, aunque por momentos no se vea nada. Es posible que los insectos se hayan aquietado y escondido al detectar la aproximación de una persona, pero pronto volverán a moverse y hacerse evidentes. Lo mismo ocurrirá con aquellos insectos que por lo normal son poco visibles, a causa de su mimetización con el lugar en que viven. Teniendo paciencia, podremos observarlos: cuando se desplacen para comer, encontrar su pareja, etc., terminarán haciéndose visibles a nuestros ojos.
Hay gran número de especies de pequeños insectos que penetran dentro de las hojas de los vegetales, encontrando allí alimento y refugio. Se los llama minadores. Son larvas que completan su crecimiento en el interior de las hojas y luego surgen. También hay algunas que permanecen hasta volverse crisálidas. No se conocen adultos minadores. Las larvas forman galerías de diferentes magnitudes. Unas recorren excavando gran parte de las hojas, otras forman sólo unos parches donde permanecen durante los períodos larval y de crisálida.
Los grupos que presentan larvas minadoras son: los lepidópteros (orugas de pequeñas polillas), coleópteros, dípteros e himenópteros. Entre los lepidópteros minadores más corrientes se encuentran los pertenecientes a las familias Micropterygidae, Eriocraniidae, Nepticulae, Gracilariidae, Tischeriidae, Coleophoridae, Lithocolletidae, Phyllocnistidae, Incurvariidae, Lyonetidae, Gelechiidae, Glyphipterygidae, Tortricidae, Pyralidae y Noctuidae. Entre los coleópteros, a especies de las familias Buprestidae, Chrysomelidae, Curculionidae. Entre los dípteros, donde se hallan los insectos más pequeños, a las familias Anthomyindae, Trypetidae, Agromyzidae y Drosophilidae, y entre los himenópteros, las Blasticotomidae y Tenthredinidae.
Las ramas caídas pueden estar infestadas de larvas que crecen allí, pasan por la forma de crisálida, y se convierten allí en adultos, que brotan impecables por orificios de salida. Una buena estrategia es recoger ramas y encerrarlas en un recipiente de tela metálica, o un tambor plástico grande con varias aberturas cubiertas de tela metálica. Los insectos que nazcan se pararán sobre la tela del alado de adentro, buscando salir. Si bien la mayoría de las larvas están en un microclima protegido dentro de la madera, por lo cual no serán muy afectadas por el medio ambiente, en general es mejor dejar estos recipientes en el misma zona climática donde se han recogido las ramas. Este método se utiliza mucho para obtener colópteros xilófagos como los Cerambycidae y Buprestidae.
Las plantas acuáticas y las de las laderas de ríos y arroyos son un abundante reservorio de insectos de diversos órdenes. Durante los meses fríos y secos, muchos insectos recurren para pasar el tiempo adverso a estas plantas donde encuentran alimento y reparo. Durante las crecidas de los ríos, este conjunto de plantas es transportado aguas abajo, llevando consigo a zonas más lejanas gran número de especies en estado larval. La forma de conseguir material es depositando las plantas en jaulas de cría (como las descriptas anteriormente en este mismo bloque), donde, después de un tiempo prudencial, aparecen los adultos. En general se han conseguido coleópteros pequeños y lepidópteros de las familias Pyralidae y Tineidae.
Además de la observación, los insectos refugiados en las hojas y otras partes de las plantas se pueden atrapar por golpeteo, procedimiento que se describe más adelante.
3. Raíces
En la tierra que rodea las raíces de los vegetales se puede hallar buen número de insectos en estado larval, ninfal y adulto, que se alimentan de ellas. Los más comunes pertenecen a los coleópteros, hemípteros, dípteros y lepidópteros. En zonas áridas y ventosas con vegetación achaparrada se resguardan debajo de las plantas, entre las raíces, insectos de varios grupos. Para hallarlos es necesario remover la tierra y hasta retirar las plantas de la misma.
4. Semillas
Hay insectos que se desarrollan y viven en el interior de semillas. Una semilla que ha tenido huéspedes es reconocible fácilmente por el orificio que los insectos producen al salir, ya adultos. Entre los coleópteros, en la familia de los Bruchidae, hay especies que se alimentan de semillas de leguminosas. Algunas son plagas agrícolas. Hay dípteros (moscas) y también microlepidópteros cuyo estado larval se desarrolla dentro de las semillas. Es muy posible que una semilla ya perforada ya no tenga ningún ejemplar que atrapar, pero en ese caso es conveniente recoger otras semillas de la cercanía, o vainas de semillas, que no muestren aún el ataque de los insectos. Otros insectos permanecen como adultos entre las semillas, alimentándose de ellas, por ejemplo en los graneros.
Las vainas de semillas, u otras estructuras de semillas de los árboles, son muy rendidoras.
5. En la madera
Gran número de insectos se instalan en los tejidos leñosos de los vegetales. Son llamados xilófagos, ya que atacan la madera para alimentarse y protegerse; unos lo hacen en la parte leñosa aérea (tales como troncos, ramas, corteza) y otros, ipogeos, atacan la raíz de las plantas leñosas y semileñosas. La mayor parte de los xilófagos pertenecen al orden de los coleópteros. Les siguen en importancia los himenópteros, lepidópteros y por último los isópteros.
Los coleópteros poseen un gran número de familias xilófagas con muchas especies, tales como los Scolytidae, Buprestidae, Cerambycidae, Bostrichidae, Platypodidae, y otras con menos representantes, como los Curculionidae, Anobiidae, Ptinidae, Anthribidae y Lucanidae. Además existe un grupo de insectos xilófagos corticícolas (de la corteza), que incluye especies saprófagas, micófagas y predadoras, como Cucujidae, Carabidae, Staphylinidae, Rhizophagidae, Tenebrionidae, Mycetophagidae, etcétera. Los primeros coleópteros xilófagos que atacan la madera separada del árbol (leño) pertenecen a las familias Scolytidae, Buprestidae y Cerambycidae.
Las larvas de algunos bupréstidos viven en las raíces o en las ramas secas de plantas herbáceas. Entre los Cerambycidae se encuentran especies con larvas subcortícolas (de debajo de la corteza), que también atacan al leño. Algunas de sus especies son muy perjudiciales a los frutales. Los Scolytidae, cuyas larvas y adultos viven en árboles y arbustos muertos, también se encuentran en los vivos. Atacan la raíz, troncos, ramas y piñas. En los troncos sanos atacan a la madera por debajo de la corteza.
Los Siricidae poseen hábitos xilófagos, es decir que sus larvas se nutren de tejido leñoso.
Muchas especies de himenópteros, como Pompilidae, Apidae, excavan los troncos y anidan en ellos. Otras especies, como Spheciidae, aprovechan galerías ya existentes y desde allí construyen nuevas, donde luego habitan. Muchos himenópteros que frecuentan el tejido leñoso son parásitos de ciertos xilófagos, como Ichneumonidae, Calcididae, Bethilidae y otros.
Los lepidópteros poseen también importantes familias, muchas de cuyas especies son xilófagas, como los Cossidae, y Sessidae, que son parásitos primarios y atacan árboles en buenas condiciones.
Entre los Isoptera se encuentran las termites, o termitas de hábitos sociales, que excavan y anidan en el leño.
Los insectos xilófagos resultan en general difíciles de atrapar en el campo, por este motivo la cría reviste en estos casos gran interés. Los árboles atacados por larvas de estos insectos se distinguen fácilmente por las perforaciones que se observan en los troncos y ramas y las deyecciones que se encuentran a la salida de aquéllas. En otros casos la planta se defiende produciendo sustancias gomosas.
Existen insectos formadores de agallas sobre las plantas, conocidos como cecidógenos o gallícolas. Estos insectos "pican" a la planta y hacen que ésta forme por crecimiento un hogar para ellos, dentro del cual no sólo encuentran albergue, sino también alimento adecuado y abundante.
No se sabe con exactitud por qué producen las plantas, cuando son atacadas por el insecto, esas estructuras curiosas, con variadas formas y con un aspecto por completo extraño. Es evidente que el crecimiento de la agalla es iniciado por la oviposición de la hembra, y continuado por las larvas en desarrollo. Un hecho extraño del trabajo de los insectos de las agallas es que, la misma especie, en diferentes especies de plantas, ocasiona agallas similares, mientras que distintas especies que atacan a una misma planta, ocasionan agallas de apariencia muy diferentes; el insecto, de alguna manera desconocida, domina y dirige la forma que debe tomar la agalla a medida que él crece. Existe una maravillosa variedad de tales hogares para insectos, construidos involuntariamente por las indefensas plantas. Muchas de estas agallas parecen ser prácticamente inocuas para los vegetales, pero la "filoxera de la vid" es una plaga importante que ha destruido miles de hectáreas de viñedos en Europa, América del Norte y América del Sur.
Si se desea cazar insectos cecidógenos, corresponde retirar las agallas y colocarlas en jaulas adecuadas de malla fina o en frascos de vidrio tapados con género de tul o muselina, hasta la aparición de los adultos. Es muy problemático conseguir adultos zoocecidógenos cuando las agallas han sido retiradas de las plantas antes de haber llegado a su madurez.
Los lepidópteros están representados por especies de las familias Gelechiidae y Cecidosidae; esta última forma agallas conocidas con el nombre de matecitos. Entre los homópteros, se encuentran representantes de las Aphidae, Psyllidae, Chermidae, Coccidae y Phylloxeridae (incluye a la "filoxera de la vid", plaga cosmopolita de los viñedos). Dentro de los dípteros, pueden mencionarse las Cecidomyidae y Tripetidae. Las familias Chalcididae y Cynipidae, entre los himenópteros, producen en su mayoría agallas en árboles de roble, y entre los coleópteros se encuentran especies en la familia Curculionidae.
6. Debajo de las cortezas
Debajo de las cortezas de los árboles suelen haber espacios en los que se refugian y anidan muchos insectos. Cuidado que allí también se pueden hallar también especies venenosas, como por ejemplo arañas y escorpiones, e incluso serpientes pequeñas. Cuando levante cortezas, extienda un paño de color claro en el piso debajo de su zona de acción para ver mejor a los insectos que se lanzan al suelo buscando escapar.
7. Hojarasca
La hojarasca y el humus depositado en el suelo de los bosques alberga gran cantidad de especies de insectos, que obtienen allí refugio y/o alimento. Por la enorme cantidad de colémbolos que habitan en este ambiente, la mayoría de los especímenes hallados pertenecerán a éstos, pero se encontrarán muchos otros de diversos grupos, como coleópteros y hemípteros, que se refugian allí.
8. Hongos
Muchos insectos perforan y forman galerías en el interior de los hongos. En tiempo húmedo o lluvioso aumenta el número de especies, especialmente de Staphylinidae y Collembola. Los hongos duros, parásitos de plantas, incluyen a numerosos poliporidos y algunos idneidos, y son atacados comúnmente por coleópteros Tenebrionidae, Erotylidae y Cisidae. Estos hongos crecen sobre plantas viejas o enfermas, sobre troncos caídos o próximos al suelo, sobre raíces aéreas y sobre ramas secas y dañadas.
Los hongos blandos, que crecen comúnmente sobre el terreno, tienen la forma de sombrero y están adaptados a vivir en un medio rico de humedad y calor, son atacados por colémbolos, coleópteros, dípteros y lepidópteros.
Durante el día algunos Mycetophilidae dejan el hongo para esconderse en la tierra y luego vuelven; en estos casos será necesario revisar la tierra que circunda a éste.
9. Bajo la tierra
Al excavar la tierra es común desenterrar larvas de insectos e insectos adultos. Los insectos subterráneos cumplen una importante función en el mejoramiento de los suelos pues ayudan a la movilización de las diferentes partículas al llevarlas a la superficie y ponerlas en contacto con el agua y los demás elementos climáticos, a la formación de túneles que facilitan la circulación del aire en el suelo y la respiración de los vegetales, a la formación de canales que favorecen la circulación del agua. Los insectos también tienen una favorable función en la transformación en humus o materia orgánica de los suelos al transportar pequeños trozos de vegetales y animales para su alimentación o para la formación de nidos, como por ejemplo las hormigas, termites y avispas predadoras; otras, como las orugas cortadoras y los cascarudos que viven de estiércol de mamíferos, tienen una función importante en la formación de los suelos.
Otros insectos extraen la savia de las raíces ocasionando la putrefacción de éstas; tales son los casos del pulgón lanígero del manzano, el pulgón lanígero de la menta, la filoxera de la vid, etcétera.
Cada una de estas especies requiere diferente modo de caza, por ejemplo el uso de la pala para conseguir los diferentes estados de hormigas, termitas y la extracción de las raíces para el caso de los pulgones, o el zarandeo del suelo para los otros grupos.
10. Bajo las piedras
Es conveniente levantar toda piedra de tamaño razonable que se encuentre, especialmente cuando hay cantidad de ellas. Se debe tener cuidado, porque debajo de las piedras se esconden arácnidos y escolopendras venenosas que pueden atacar y producir molestias importantes a una persona. También son muy peligrosos los escorpiones. Se hallarán coleópteros de las familias Tenebrionidae, Carabidae, Curculionidae (especialmente en épocas frías, refugiados) y muchos otros insectos.
11. Cavernas
Las cavernas también son albergue de muchos insectos, que por lo general son ciegos y ágiles, y también muy poco comunes.
12. Nidos
En los nidos de aves se podrá obtener material excelente de insectos y ácaros.
13. Parásitos externos de animales
En el pelo, piel y plumas de los vertebrados se encuentra gran número de especies entomológicas. Los animales pequeños, inmediatamente de producida su muerte, deberán ser colocados en bolsitas de celofán de tamaño adecuado, cerradas en su parte superior. Allí se las deja hasta que se hayan enfriado, luego se sacan de la bolsa y sus ectoparásitos quedarán en el interior, ambulando por sus paredes. Los ectoparásitos son muy selectivos, por lo cual dentro de una bolsa no debe ponerse más de una especie de vertebrados. También es aconsejable usar un peine fino para extraer algunos ejemplares que queden adheridos al pelo o piel.
14. En el agua
En aguas de ríos, arroyos, lagunas, piletas, etc., viven muchos insectos que pasan gran parte de su vida en agua dulce; también están los que visitan el agua salada a orillas del mar. La gran mayoría de las especies conocidas pertenecen a los hemípteros, coleópteros, dípteros, neurópteros, mecópteros, trichópteros y lepidópteros. Los hemípteros acuáticos se crían en agua dulce, en movimiento, pero especialmente en aguas quietas.
Los Corixidae viven en lagos, lagunas, arroyos, tanto en aguas quietas como corrientes. Las especies pertenecientes a la familia Notonectidae son muy buenas nadadoras; tienen las patas posteriores largas, que actúan como remo, se lanzan con facilidad al fondo de la laguna, descansan en la superficie del agua, y también vuelan, y vuelven a esos lugares. Las Nepidae incluyen al importante género Ranatra, son especies con patas largas, y el primer par está adaptado para atrapar las presas con que se alimentan. Las Belostomidae o "chinches de agua", son de gran tamaño y achatadas, con las patas adaptadas para la caza y también para nadar; son rapaces de insectos vivos y de pequeños peces, y son atraídos por la luz. Son muy conocidos los géneros Belostoma y Lethocerus; en algunas especies, los huevos son colocados por la hembra sobre el dorso del macho, el cual los transporta. Los representantes de la familia Gerridae se encuentran comúnmente en los tanques de aguas mansas o calmas; tienen patas largas y el cuerpo delgado; son predadores de otros insectos; saltan sobre el agua y cazan moscas; si bien hay formas ápteras, son comúnmente alados.
Los coleópteros tienen también representantes de vida acuática, como las especies Dytiscidae, que es más común encontrar en estanques de aguas quietas que en ríos y arroyos con agua en movimiento; algunas especies no sólo atacan a otros insectos sino también a animales relativamente grandes y a peces pequeños; las hembras depositan sus huevos aislados sobre plantas vivas. Los representantes de la familia Hydrophilidae, conocidos como "escarabajo clavicornio", son basureros y se alimentan de carroña y también de insectos; viven en el agua. Pueden ser cazados con la red de arrastre profunda; las hembras colocan los huevos debajo de hojas de plantas acuáticas, dentro de envolturas a prueba de agua. Algunas viven sobre vegetales decadentes, en el agua.
Los dípteros tienen un conjunto de familias con representantes de vida acuática. Entre los de la familia Tipulidae se encuentran especies que viven en localidades húmedas, especialmente en lugares con exuberante vegetación; son acuáticos, algunos viven en musgos, en los lugares fangosos, o en arena a lo largo de las márgenes de ríos y pantanos. Los Dixidae, conocidos comúnmente como "moscas de agua", tienen la apariencia de mosquitos y se los encuentra en lugares cercanos a las aguas de ríos y arroyos; las larvas son acuáticas, viven en aguas que corren lentamente y se parecen a los Anopheles. Las especies de Chironomidae son abundantes en lugares ubicados en playas a orillas del mar. La Culicidae, familia a la que pertenecen los importantes géneros Culex, Anopheles y Aedes, conocidos vulgarmente como "mosquitos", depositan los huevos en lugares húmedos; las larvas son acuáticas y se alimentan de material orgánico que se encuentra en el agua donde viven, pero algunas son predadoras de pequeños animales acuáticos; los Anopheles son los trasmisores de la malaria.
Los miembros de la familia Nycetophilidae, conocidos comúnmente como "jejenes de los hongos", se encuentran en hongos, en lugares húmedos con vegetación decadente. También las familias Simulidae poseen larvas acuáticas, que viven en arroyos de corriente rápida, adheridos a la superficie de piedras. Las larvas de los representantes de Blepharoceridae, conocidos como "mosca de agua de alas reticuladas", viven en el agua de corriente rápida; los adultos son comúnmente de color negro y el estado ninfal ocurre también en el agua. En la familia Tabanidae, las larvas son de vida acuática o semi-acuática, predadoras; se alimentan de pequeños animalitos y de otras larvas de insectos; los adultos son hematófagos del hombre y de animales. Las larvas de varias especies de Syrphidae también viven en el agua.
Los neurópteros acuáticos se encuentran en la familia Sisyridae; depositan los huevos en masa, en objetos fijos o en suspensión en aguas dulces. Algunas de las especies cubren los desoves con tejidos de seda y se alimentan de "esponjas" de agua dulce, y también de briozoarios y algas.
Los mecópteros son de vida terrestre, a excepción de la familia Nannochoristidae que tienen sus estados inmaduros de vida acuática.
Los trichópteros de vida acuática constituyen la totalidad de las especies importantes, y se alimentan de diatomeas, algas y otras formas de vegetales de vida acuática. También existen especies que son principalmente carnívoras, e ingieren crustáceos, larvas de chironómidos, simúlidos y otros pequeños insectos de vida acuática. Los Hydroptilidae son los más pequeños y de apariencia de tineidos; los adultos se congregan en las plantas suspendidas en el agua y son muy atraídos por la luz; las larvas construyen habitáculos o capullos de varias formas, ornamentados exteriormente con partículas de algas, arena, palitos, etc.; se los encuentra adheridos a rocas sumergidas. La familia Leptoceridae puede hallarse en aguas quietas o en aguas corrientes; los estados larvales forman capullos desnudos o cubiertos exteriormente con arena o detritos vegetales, que en algunas especies tienen formas espiraladas; las larvas nadan libremente con sus patas, que sacan del capullo. Los Odontoceridae, constituyen una pequeña familia con especies ampliamente distribuidas por el mundo; forman capullos cilíndricos cubiertos de arena y otros materiales. Las larvas campodeiformes de los Polycentropidae forman capullos con hilado suelto y de formas variadas (de trompeta, achatados, copiformes, alargados en forma de tubo); se encuentran adosadas, por debajo de la superficie, a plantas acuáticas que crecen en las laderas de los ríos o en el lecho de los arroyos. Los Hydropsychidae son por lo general gregarios y no construyen habitáculo portable; por lo común tejen capullos de seda sueltos, y viven usualmente en las grietas de piedras; capturan animalitos acuáticos y plantas vivas que utilizan como alimento.
Los lepidópteros, aunque en su gran mayoría son de vida terrestre, incluyen varias familias de existencia acuática durante los estados inmaduros; esta adaptación se encuentra en los Pyralidae de la subfamilia Nymphulinae. Dicha adaptación se presenta no sólo en sus estados de desarrollo, sino también en las hembras adultas que realizan una vida acuática. Esta subfamilia no es de mucha importancia económica, pero posee algunas especies que causan daños al cultivo del arroz y están muy dispersas en las zonas subtropicales y tropicales del mundo, tales como Nymphula fluctuosalis Zeller y Nymphula depunctalis Zeller.
Los adultos de Nymphula pueden ser cazados a la luz, con una manga de tul, en especial en lugares próximos al agua o sobre árboles y arbustos cercanos a los ríos y lagunas y sobre plantas acuáticas. Las larvas y crisálidas deben ser muertas en agua hirviendo y transferidas a alcohol 70%, y los adultos deben ser extendidos enseguida de muertos.
También se conocen especies de la familia Gelechiidae que viven en plantas acuáticas que flotan en la superficie de las aguas.
En los odonatos, las ninfas son acuáticas y viven preferentemente en aguas estancadas o ligeramente corrientes, tanto en agua de montaña como de llanura, dulces o saladas. Caminan y se esconden en el fondo de los estanques y arroyos y capturan pequeños animales para su alimentación.
15. Telas de araña
Cuando esté buscando insectos y se tope con alguna tela de araña, no deje de inspeccionarla. Es sorprendente las rarezas que se pueden encontrar atrapadas en las redes de seda de las arañas. Algunos estarán tan secos porque la araña les extrae sus fluidosque se desharán al tocarlos, pero es muy posible encontrar especímenes en buenas condiciones. Por esta razón, es conveniente observar bien los insectos pegados en la tela antes de intentar retirarlos. Si se rompen quedarán irreconocibles. La observación nos permitirá, el menos, saber qué insectos se pueden hallar en la zona. Muchas veces se encuentran insectos que, a pesar de conocer mucho un lugar, uno jamás ha visto.
16. En las luces
De noche, los focos de luz son otros de los importantes recursos para la obtención de especímenes. Los tipos de luz más atractivos para los insectos son aquellos con buen contenido de ultravioletas. Las lámparas eléctricas incandescentes comunes (de filamento) y las lámparas incandescentes a gas usadas para campamento del tipo "Luz de noche" atraen bastante bien, pero se lograrán muchos más especímenes con lamparas de vapor de mercurio como las llamadas "mezcladoras" o tubos fluorescentes comunes. Existen lámparas de "luz negra" y también tubos de luz ultravioleta que emiten principalmente luz en este sector del espectro y que suelen ser muy eficientes.
Se suele colocar una sábana blanca y seca en una soga o alambre tal como se las cuelga para secarlas luego de lavarlas, si es posible una que haya sido lavada alguna vez con gran cantidad de blanqueador del llamado "Azul para la ropa". Se coloca una lámpara en un poste o palo en una posición algo más elevada que el borde superior de la sábana, iluminándola. En lugares de mucha vegetación, es conveniente elegir un claro de la vegetación y "encarar" la tela en dirección a áreas de vegetación tupida. También se suele disponer la tela en el suelo, con la luz ubicada en el centro. Esta disposición tiene la ventaja de permitir visualizar mejor los insectos que caen al llegar a la luz, pero es incómoda porque el recolector debe estar agachado constantemente. Los lepidópteros y muchos coleópteros acuden en gran cantidad en las noches calurosas del verano y el otoño, especialmente en noches despejadas (sin nubes) pero oscuras (sin Luna o con la Luna en creciente no demasiado luminosa). La mayoría se posan sobre la tela y caminan hacia arriba, pero algunos caen en los alrededores de la misma, donde no es tan fácil verlos y atraparlos. Por esta razón, a veces es conveniente colocar una segunda sábana en el piso, aunque resultará bastante pisoteada por quien se ocupa de la recolección.
Artículo creado por Eduardo Carletti - © 2004
Más información:
Los insectos
Insectos de Argentina y el Mundo
Artículos 24/jun/2004
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