04/May/07

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"Desayuno con cianuro: Historias reales y literarias de envenenamientos" en la Feria del Libro

Con motivo de la publicación de su libro El elixir de la muerte, Raúl Alzogaray habló del cianuro, su historia y sus usos, sin omitir casos reales (sobre todo asesinatos y suicidios de personajes famosos) en los que el cianuro estuvo presente. Dieron marco a esta presentación el periodista Ricardo Canaletti y el escritor Vicente Battista.

Las historias sobre venenos son apasionantes. Bien lo saben los lectores de Agatha Christie o quienes se tomen el trabajo de leer sobre casos reales, como el de la "envenenadora de Monserrat" (Yiya Murano). Éste fue el contexto que Ñ (la revista cultural del diario Clarín) y la editorial Siglo XXI quisieron darle a la presentación de Raúl Alzogaray con motivo de la aparición de su nuevo libro de divulgación El elixir de la muerte (publicado en el marco de la colección Ciencia que ladra..., que dirige Diego Golombek). Por ese motivo convocaron al periodista Ricardo Canaletti —es el editor jefe de la sección Policiales de Clarín, quien ganara notoriedad en las últimas semanas gracias a sus apariciones en Telenoche, comentando el juicio por el asesinato de María Marta García Belsunce— y al escritor Vicente Battista (que frecuenta el género policial). La idea fue hablar de venenos, de envenenados y envenenadores.

Abrió el juego Canaletti, citando algunos casos policiales que tenían al veneno como protagonista. No se limitó a la Argentina. el caso que más le llamó la atención sucedió en Japón, donde un señor se hizo pasar por un empelado de sanidad y convenció a discisiete empleados de un banco que bebieran una sustancia (una supuesta medicina), lo que les causó la muerte y le permitió efectuar el robo. No llegó lejos: fue encarcelado y murió d eviejo antes de que se hiciera efectiva su sentnecia de muerte. También contó la historia del primer envenenador del Río de la Plata: el italiano Luis Castruccio. La víctima, el francés Alberto Bouchot Constantin, consitió hacer un seguro de vida en beneficio de su asesino, pero la ansiedad del envenenador terminó por hacerlo confesar durante la autopsia. Pese a que estaba condenado a muerte, su pena fue conmutada y terminó sus días en el Hospicio de las Mercedes (hoy Hospital Borda).

Battista pasó revista a los grandes escritores del género policial, comenzando por Edgar Alan Poe (quien curiosamente hizo poco uso del veneno en sus historias) y llegando a Agatha Christie, de quien destacó las magníficas descripciones que hacía de los síntomas y del uso de venenos (la escritora británica había sido enfermera en la Primera Guerra Mundial y había trabajado en un dispensario, lo que le permitió ganar conocimiento en farmacología y venenos, que luego llevó a sus obras). Battista mencionó ejemplos de la tradición policial británica, norteamericana y argentina, de la que destacó dos obras: la novela Los que aman, odian (de Bioy Casares y Silvina Ocampo) y el cuento "El crimen casi perfecto" (de Roberto Arlt).

Al final, Raúl Alzogaray bajó la lupa sobre el cianuro, describiendo en detalle sus orígenes, su historia, cómo se lo encuentra en la naturaleza y el uso de la sustancia y sus derivados en asesinatos, suicidios (individuales y en masa) y genocidios. Apoyándose en los slides de una muy oportuna presentación de Powerpoint, Alzogaray habló de Adolf Hitler y los jerarcas nazis que eligieron suicidarse al final de la Segunda Guerra Mundial, Rasputín, Alan Turing, Jim Jones y de Fritz Haber (premio Nobel de Química por su descubrimiento de un método para sintetizar amoníaco, y creador del Zyklon B —un insecticida a base de cianuro que luego fue usado en los campos de concentración alemanes para ejecutar prisioneros—), Horacio Quiroga y Leopoldo Lugones, entre otros.

De manera suscinta y amena, Alzogaray se ganó al público que colmaba el auditorio del stand de la revista Ñ. Al final del encuentro, el autor firmó ejemplares.

Fuente: Aportado por Alejandro Alonso