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03/Dic/07



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Instalan Cristóbal Colón, "cerebro" de la Estación Espacial Internacional

Cristóbal Colón parte el próximo jueves de Cabo Cañaveral (Florida), a las 21.31 horas GMT —las diez y media de la noche en España—, rumbo al espacio exterior.

A bordo de un transbordador Atlantis de la NASA, Christopher Columbus, el módulo laboratorio diseñado y construido por la Agencia Espacial Europea —lo bautizó así en 1992, coincidiendo con el V centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo por el Gran Almirante de Castilla—, despegará de la Tierra en el Centro Espacial Kennedy para ser acoplado a la Estación Espacial Internacional (ISS).

Al menos así está previsto. Aunque, como las siempre escurridizas nubes pueden interferir el lanzamiento a última hora, la NASA contempla una «ventana» de diez minutos diarios, desde el día 6 hasta el 13 de diciembre, para la salida del último transbordador del año en la misión que responde a las siglas STS-122. Una misión de once días

La tripulación del Atlantis estará integrada por siete astronautas, cinco de ellos estadounidenses y los dos restantes, europeos: el francés Léopold Eyharts, y el alemán Hans Schlegel. La misión deberá durar once días, siete de los cuales estarán dedicados al ensamblaje, instalación, comprobación y puesta en marcha del laboratorio Columbus. Los trabajos se desarrollarán en al menos tres salidas extravehiculares -paseos espaciales-, y una cuarta para la inspección y reparación de una de las tres antenas solares de la Estación Espacial.

El Columbus es una de las «joyas» de la Agencia Espacial Europea (ESA) -la otra será el Vehículo de Transferencia Automatizado (ATV), el «autobús» robotizado que, con el nombre de Julio Verne, debe entrar en servicio en 2008-. Parte de un proyecto alumbrado en 1985, que después de numerosos avatares, cambios de planes, recortes de presupuesto e incluso inyecciones suplementarias de fondos -el coste final roza los 1.350 millones de euros-, y tras veintidós años de andadura, ha desembocado en el más moderno y completo laboratorio espacial diseñado jamás.

Conocido en la jerga científica como Columbus Orbital Facility COF), el laboratorio es, a simple vista, un gran cilindro de 6,871 metros de longitud por 4,447 de diámetro máximo, con una capacidad de 75 metros cúbicos, 25 de los cuales están habilitados para contener el sofisticado equipo científico y experimental que la ESA pondrá en órbita.

La octava pieza del puzle

En esencia, el Columbus, la octava gran pieza en el puzle de la ISS, aportará a la Estación Espacial un potencial científico descomunal. Será su cerebro. Cuenta con diez «racks» —bahías, o puertos— que albergan otros tantos laboratorios. Cuatro de ellos, en la proa; otros tantos, en la popa, y los dos restantes, en el «techo» del habitáculo.

Entre sus principales unidades de investigación figuran el Laboratorio de Fluidos (FLS), el Módulo Europeo de Fisiología (EPM), el Biolab (laboratorio de Biología), el Laboratorio Tecnológico (EUTEF) y el Observatorio de Monitorización Solar (SMO), que estará instalado en el exterior del cilindro.

En su conjunto, el Columbus soportará una carga de trabajo media de quinientos experimentos de investigación al año durante la década en que está estimada su vida útil, aunque este tipo de ingenios espaciales suelen durar mucho más de lo estipulado a causa de las garantías y márgenes con que son diseñados y construidos.

Los estudios a desarrollar abarcan desde los efectos de la microgravedad sobre todo tipo de organismos vivos, cultivos, materiales e ingenios electromecánicos, hasta el comportamiento en el espacio de la mecánica de fluidos, o todos y cada uno de los fenómenos relacionados con el Sol. Biotecnología, medicina, estudios medioambientales, bioquímica, astrofísica, botánica, cristalografía, nuevos materiales... la panoplia de campos de investigación que abarcará el Columbus es casi infinita.

Esta poderosa herramienta científica no necesitará aumentar la presencia permanente de astronautas-investigadores en la Estación Espacial, ya que el Columbus está diseñado como tele-laboratorio, de forma que la mayor parte de los experimentos puedan llevarse a cabo desde la Tierra.

Sistemas de seguridad

El cerebro europeo de la ISS no está diseñado sólo como laboratorio, sino que puede servir, en caso necesario, como módulo habitable temporal para los ocupantes de la Estación Espacial. Para ello, reúne todos los dispositivos de seguridad exigibles, incluido un blindaje contra micro-meteoritos que le protege de los posibles impactos. Su sistema de control térmico, activo y pasivo, equilibra las temperaturas a las que estará expuesto el laboratorio respecto a su posición con el Sol. Sus sistemas eléctricos y electrónicos han sido probados en límites desconocidos hasta ahora, con el fin de asegurar su funcionamiento en las condiciones más extremas. Su independencia, tanto en suministro eléctrico como de oxígeno, del resto de la ISS está también garantizada. La Agencia Europea asegura que el Columbus es, en sí mismo, una mini Estación Espacial.

El centro de control principal para este laboratorio orbital europeo estará instalado en los alrededores de Múnich. Permanecerá estrechamente comunicado con los centros de seguimiento estadounidense, en Houston, y ruso, a las afueras de Moscú; así como al centro de control de los futuros transbordadores ATV, en Toulousse.

Contribución española

En el proyecto y su financiación han colaborado, en mayor o menor grado, los diecisiete países integrados en la Agencia Espacial Europea. En el caso de España, la contribución financiera ronda el 5 por ciento del total presupuestado. En cuanto al número de proyectos de investigación en marcha en nuestro país, aspirantes a ser desarrollados en los laboratorios del Columbus, se cuentan más de medio centenar. En este sentido, los filtros que deben superar los proyectos aspirantes en cuanto a originalidad, valor científico y aplicaciones prácticas, van a hacer muy difícil su admisión en la agenda investigadora del laboratorio espacial.

Los próximos laboratorios científicos a acoplar a la ISS serán el japonés Kibo, que requerirá de tres misiones del Atlantis a partir de la primavera de 2008, y el laboratorio estadounidense Destiny, que será instalado en 2010, coincidiendo con la fecha prevista para la «jubilación» de los transbordadores Atlantis.

Fuente: ABC. Aportado por Eduardo J. Carletti

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