24/Ene/08

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Fácil sugestión por la privación de los sentidos

La cadena británica BBC presentará un documental sobre la privación sensorial. Realizaron un estudio donde siete voluntarios permanecieron en una cámara oscura sin ningún estímulo, para entender la mentalidad de prisionero

Es evidente que somos animales sensoriales. Nuestro cuerpo está perfectamente equipado con sentidos que necesitaremos para procesar información y aprender de ella. De hecho, todos los seres vivos sobre el planeta cuentan con sentidos, más o menos parecidos, que los proveen con herramientas para recolectar información y procesarla, esta información, por supuesto, es necesaria para la supervivencia.

Pero ¿qué ocurre cuando nuestros sentidos no reciben ninguna información? ¿Qué pasa cuando nos privan de la percepción? Los primeros estudios científicos elaborados en base a esta premisa se realizaron después de la guerra de Corea y Estados Unidos debido al estado de muchos prisioneros de guerra y, más que todo, sus testimonios.

Los psiquiatras y psicólogos notaron un grado alto de fácil sugestión en personas que habían sido mantenidas en la oscuridad y sin ningún otro estímulo del mundo exterior.

Es el caso de Brian Keenan, quien estuvo retenido en la oscuridad por más de siete meses en el Líbano. Keenan fue capturado como rehén y su experiencia es escalofriante.

"El mundo se convirtió en preguntas desesperadas como ¿cómo lograré sobrevivir los próximos diez minutos? Y meses más tarde, cuando no tenía idea ya del tiempo pasado, me preguntaba ¿cómo lograría sobrevivir el próximo día? Uno de mis peores momentos fue cuando comencé a escuchar instrumentos musicales dentro de mi cabeza.

Comencé a tirarme contra las paredes a ver si todo terminaba", expresó el hombre para la BBC donde editores de ciencia elaboran un programa basado en el nuevo estudio sobre la privación sensorial.

En este experimento, siete personas participaron voluntariamente, entre ellos el extrovertido comediante Adam Bloom, quien al final de las 48 horas expresó que nunca haría algo así otra vez. "Cuando me encerraron en el cuarto me dormí, mi pesadilla comenzó cuando desperté y no tenía idea cuántas horas habían pasado.

Comencé a alucinar, veía ostras vacías por todos lados", dijo. De hecho, los seis otros voluntarios que entraron en las cámaras de privación también alucinaron.

"El cerebro evolucionó para procesar información, estímulos que recibimos del mundo exterior y que manejamos de acuerdo a muchas otras variables, si este órgano no tiene nada que procesar, pues comienza a inventar su propia información, de ahí las alucinaciones", aseguró el profesor Ian Robbins, del Hospital St. George, en el Reino Unido, y uno de los supervisores del experimento.

El horror de la oscuridad

Hace mucho tiempo que los grandes zoológicos se dieron cuenta que mantener a un animal enjaulado es pura tortura. De hecho, los estudios sobre la privación sensorial han demostrado que los hombres encerrados muestran las mismas conductas que los demás animales y, caminar de un lado a otra en las jaulas, es la más característica.

"En nuestro estudio, Adam Bloom, el comediante, también era el más extrovertido de todos, comenzó a caminar a las 30 horas de estar encerrado y no podía parar, como un tigre enjaulado. Es una forma del cerebro estabilizar la falta de información, así usa algo físico para contrarrestar por todos los demás estímulos que ha dejado de recibir", dijo Robbins.

Una estudiante de psicología, por ejemplo, alucinó con zebras, mosquitos y pasteles, pero lo peor era cuando sentía que una persona estaba junto a ella en la oscuridad. Es una manera del cerebro crear drama y equilibrar todo lo perdido.

Fuente: BBC. Aportado por Eduardo J. Carletti