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ZAPPING 0174, 14-may-2003

Paz a los muertos

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Cadáveres colgados en una cripta en México

¿Será verdad que hay un culto bastante generalizado a los muertos y a lo macabro? ¿Tiene la gente una fascinación natural por los cadáveres, la descomposición y lo que le ocurre a los restos humanos? Bueno, sí. Basta con ver la interminable serie de documentales de estudios que se hacen sobre cuerpos momificados y cadáveres de todo origen que emite National Geographic Channel. Y algunas películas de Hollywood...

Muchos años atrás tuve una novia cuya familia hacía un culto al cadáver de su hermanita, que había muerto a los doce años por una afección cardíaca. Todos ellos —mi novia también— iban regularmente a su tumba y abrían una ventana que tenía el ataúd para observarla. Según ellos —yo nunca quise ir, y no por miedo ni asco... soy naturalista sin título y no me impresiona ni un cadáver ni una disección— "se la veía bien".

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Rito con los muertos queridos en Indonesia

Mi opinión era que eso era enfermizo (con lo cual les decía, quiérase o no, que ellos estaban enfermos), que estaban atados a esa muerte de una manera que no les hacía bien y que yo creía no era nada bueno que lucharan por mantener su mente así. Ésa fue una de las razones —creo que la principal— por la que dejé la relación. De hecho, la última pelea fue por ese motivo: querían que asistiera, sí o sí, a la macabra ceremonia.

Me da dolor de estómago que se exhiba un muerto como espectáculo. Es un hecho de la vida —el final de ella, obviamente—, y cuando esto ha ocurrido ya no estamos viendo una persona, sino su cuerpo muerto. Ni es un espectáculo ni es justo que se lo convierta en ello. Eso creo yo. Y creo que hay que respetar lo que la persona hubiese deseado. No creo que nadie quiera que se exhiba su cuerpo descompuesto, retorcido, con heridas que lo desfiguran o maquillado, cubierto de sustancias químicas, pintado o barnizado para que se vea bien, pero oliendo raro, o convertido en un cuero oscuro o en huesos amarillentos, o como sea que se encuentre un tiempo después de la muerte.

Lo mejor, entiendo yo, es que el cuerpo se ponga en un lugar que permita que se produzca el retorno natural de sus componentes a la naturaleza. Me disgusta cualquier otra cosa, porque lo natural es eso. Es como dar una continuación a la vida; a la materia de la vida. La materia orgánica se reciclará, inevitablemente, en los seres vivos. ¿Qué mejor destino? Imagínense si se aplicara el mismo criterio y se encerraran todos los cuerpos de los seres vivos en cajas y se los apilara en cementerios... ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que la tierra se convirtiera en un yermo de piedra? Mucho menos que lo que uno piensa en un primer momento.

Bueno, independientemente de mi opinión, parece que hay bastantes personas que se interesan y que hacen negocio con los cuerpos de personas que deberían "descansar en paz". No los presento por espectáculo, sino como un análisis psico-socio-cultural que le puede interesar a algún escritor que quiera imaginar mentalidades extrañas.

En este tema debe haber muchos otros casos, pero presento algunos. Les aseguro que son suficientes.

 

Las curiosas vidas de los cadáveres humanos

La muerte no es graciosa, aunque se puede convertir en eso a los ojos de la escritora Mary Roach en su libro editado recientemente en inglés, que se llama Stiff: The Curious Lives of Human Cadavers ("Tieso: Las curiosas vidas de los cadáveres humanos").

La autora tuvo la idea de mostrar la miríada de usos que se le han dado a los cadáveres a lo largo de la historia. Para lograrlo lleva al lector por un recorrido hilarante e informativo que le muestra los usos médicos (y otros, como de investigación científica y para consumo) que realiza la comunidad, correctos y a veces incorrectos, de estos "modelos anatómicos" reales.


Roach comienza su relato de los muertos describiéndolos en términos vitales. Los llama heroicos por ponerse en peligro con el propósito de la investigación. Y ella sugiere que, más o menos como esa chica de tu barrio que hace culto de su cuerpo, si uno es un cadáver relacionarse con la comunidad puede mejor mucho su vida.

"No hay nada malo en estar ahí, acostado sobre tu espalda; de ese modo la putrefacción también es interesante, como veremos. Es que hay otras formas de perder tu tiempo siendo un cadáver. Ser una obra de arte para exhibir, volverse parte de un árbol, son algunas de las opciones que debes considerar. La muerte no tiene por qué ser aburrida."

Si no se usaran cadáveres en las pruebas de impactos de automóviles, la aplicación de los airbags no se habría desarrollado como lo ha hecho. Por cada cadáver que se usa, dice Roach, se salvan ciento cuarenta y siete vidas. Los estudiantes de medicina obtienen gran beneficio del uso de los cadáveres, incluyendo —aunque los usos no se limitan a esto— quienes aprenden técnicas de belleza que aplicarán a las futuras víctimas que quieren modificar sus cuerpos, en un gran cuarto lleno de cabezas ubicadas en canastas.

"La cabeza humana tiene más o menos el mismo tamaño y peso que un pollo asado. Antes nunca había tenido la ocasión de hacer la comparación, porque nunca, hasta hoy, había visto una cabeza en una canasta de rotisería", dice Roach con humor, en referencia con la escena de la escuela de plástica.

Uno puede disgustarse por el hecho de que se manipulen cadáveres para investigar y para prácticas, y uno se puede horrorizar por el tono voluble que usa Roach para describir a los seres queridos que se han ido. Pero uno de los grandes talentos de los humanos es la habilidad de ver algo gracioso en las realidades más demoledoras y Roach usa su talento para producir un gran efecto.

Este libro es una hilarante exploración forense, raramente fascinante, de las extrañas vidas postmortem de nuestros cuerpos. Durante doscientos años se han usado cadáveres para lograr los mayores avances de la ciencia y también para los más increíbles destinos. Sirvieron para probar las primeras guillotinas, para pilotar el transbordador espacial de la NASA, para ser crucificados en un laboratorio para comprobar la autenticidad del sudario de Turín, para mostrar los efectos de una explosión atómica en unas islas del Pacífico, para hacer prácticas de estiramientos faciales, para probar transplantes de pulmones, para crear una pila de abono humano en Escandinavia, para chequear los resultados de choques en Detroit y para ayudar a resolver los misterios del accidente del vuelo 800 de la TWA. En cada nuevo procedimiento quirúrgico, desde los transplantes de corazón hasta los cambios de sexo, los cadáveres han estado al lado de los cirujanos, a su silenciosa manera.

Mary Roach recorre de esta manera, en un recuento exhaustivo, las proezas de los cadáveres a lo largo de los siglos, desde los laboratorios de anatomía y las farmacias medievales y del siglo diecinueve en Europa a una investigación sobre la descomposición del cuerpo humano en Tennessee, de un laboratorio de práctica de cirugía estética a la conferencia de un director de funerales escandinavo sobre la fabricación de abono humano.

Este libro ofrece un modo extraordinario de aprender un montón de historia y resultar mortificado y entretenido al mismo tiempo.

Mary Roach no ve nada macabro en su trabajo: "No es un libro sobre los muertos", explica, "es un libro sobre cuerpos muertos. Son dos cosas diferentes."

Stiff: The Curious Lives of Human Cadavers, Mary Roach. 224 pags. Fecha Pub: Abr 2003, Editor: W. W. Norton & Company ISBN: 0393050939, Dimensiones (pulgadas): 8.54x5.76x1.08

 

El escultor de la carne humana

En el mundo de hoy, los cambios en las concepciones artísticas confunden e intrigan cada vez más. El alemán Gunther von Hagens, con una formación en medicina de la Universidad de Heildelberg, en la antigua Alemania Oriental, hace una relectura de lo que significa arte y al mismo tiempo nos enfrenta con una creación radical. Este hombre, que descubrió un extraordinario método de conservación de cuerpos, percibió un paralelismo entre su trabajo y el arte.

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El deterioro por descomposición biológica es un proceso irrevocable en la naturaleza. Algunos especímenes se encogen, deshacen, deterioran y se vuelven inservibles para cualquier estudio si no se los conserva de algún modo y se los deja expuestos al clima normal. Desde la antigüedad, el Hombre ha buscado implementar una serie de métodos para preservar los tejidos orgánicos. A partir de 1977, Hagens desarrolló uno de estos métodos, una "plastificación" que, con recursos técnicos sorprendentes, logra preservar los tejidos de una manera perfecta, que da la sensación de que están vivos. Utiliza el vacío para embeber un polímero reactivo, como la silicona de caucho o poliéster, en el material biológico. La clase de polímero que se aplica determina las propiedades físicas (flexibilidad o rigidez) y ópticas (transparencia u opacidad). El resultado final convierte a los ejemplares en objetos secos, inodoros y durables. Y aún más: retienen forma y relieve original y la identidad celular. Para lograr esto el proceso requiere cuatro pasos: fijación, deshidratación, impregnación forzada y "curado".

Sus especímenes quedaban tan bien que en poco tiempo su técnica empezó a abarcar proyectos artísticos. Comenzó a preparar y exhibir partes de cuerpos y cuerpos humanos completos. No es que haya sido una jugada única en la historia; basta con fijarse en los libros de Historia del Arte, en los que se encontrarán muchos ejemplos de arte basado en cadáveres y disecciones.

Claro que Gunther von Hagens usa en su exposición cuerpos reales, sólidos, en tres dimensiones. El efecto es mucho más impactante. Logra unos escenarios de rara —y chocante— estética al usar cuerpos de adultos, niños y también fetos.

La muestra "Body Worlds" se estrenó en Japón en 1996 y llegó un tiempo después a Londres, causando un enorme ruido, protestas, controversias y —algo que los artistas disfrutan mucho— una enorme atención.

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Los detalles corporales de los cuerpos expuestos son impresionantes. Uñas, dientes, cejas, pestañas. También se pueden encontrar órganos separados, que producen un paisaje propio y de gran impacto. Los cuerpos están desprovistos de piel, sin que queden irreconocibles las características humanas de esas formas, que fueron personas. Uno se los imagina haciendo su vida normal. La muestra se compone de veintiséis cadáveres y ciento ochenta partes corporales. El plastificado y las posiciones del "escultor de cuerpos" crean un espectáculo polémico, pero de un vigor impresionante.

La idea del artista es, además de mostrar un trabajo que tiene valores artísticos, ser didáctico y enseñarle a las personas cómo funciona un cuerpo humano. De todos modos, la discusión es interminable. ¿Se trata de interés o de morbidez? ¿Estamos observando esta muestra porque es estética (a su manera tremendamente chocante) o por una motivación más instintiva y subterránea?

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La exposición presenta, por ejemplo, un cadáver montado a caballo que sostiene un cerebro en su mano extendida; una mujer que parece nadar en el aire, cortada al medio como una res; en una obra que genera mucha polémica, se ve una mujer embarazada de ocho meses con el feto que aparece a la vista, en su útero.

Según el autor, la organización de los cadáveres de esta manera fue resultado de una investigación que buscó evidenciar el trabajo completo del cuerpo humano, cómo se juntan los huesos y cómo se ven los músculos en cada posición. También hay una colección de fetos, que tienen la intención de mostrar su desarrollo a lo largo del tiempo.

La temática causó que los críticos ingleses le cayeran encima con furia. Según algunos de ellos, la exposición no pasó de ser una típica muestra victoriana de horrores. Von Hagens respondió que es obvio que el problema de negar la muerte demuestra una pseudo-inteligencia artística, un problema de moral antigua e infantil, un lado irracional que no permite admitir la belleza del cuerpo humano después del final de la vida.

Que alguien trabaje con carne humana inerte para hacer arte es chocante y despierta cuestionamientos estéticos y filosóficos. Pero esto no ha frenado al artista, que va al límite, trabajando con conceptos casi renacentistas y fundamentando su arte en una ciencia de realismo exacerbado.

 

Exhibición de atrocidades en el arte chino

Los desarrollos recientes del llamado Arte Corporal en China han llevado a los artistas, en los últimos dos o tres años, a utilizar en sus muestras animales muertos, fetos, cadáveres humanos y también algunas de su partes.

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El Arte Corporal de China también recorre otros extremos, como artistas que se mutilan y exhiben sus heridas, hacen cuadros en los que se ve la menstruación corriendo por la pierna de una chica o muestran cuerpos decrépitos o de heridos cubiertos de vendas ensangrentadas. Estos artistas obtienen así una rápida reputación, basada en la producción de escenas de destrucción y alienación y de irritación en el público.

Mucha gente, luego de buscar apresuradamente una salida de la exhibición, no tiene idea de qué pensar de lo que ha visto, aparte del hecho de haber experimentado el mismo tipo de shock o excitación que puede obtenerse en una montaña rusa, un recorrido de tren fantasma o al ver una película muy fuerte. Por lo general, esos eventos presentan un alta cuota de "entretenimiento" pero no aportan ningún significado claro.

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Es interesante estudiar si los artistas buscan llamar la atención con actos de violencia sin sentido que buscan crear sensación y parálisis o quizás ése es un modo de usar su propio cuerpo para mostrar las limitaciones y las debilidades del cuerpo.

En una de estas representaciones (que llaman performances en inglés), Ma Liuming, que anteriormente era pintor de óleo, se vistió con un vestido floreado y se maquilló. Este artista, a quien es fácil confundir con una mujer ya que tiene el pelo largo y facciones femeninas, se recostó en un sofá y se masturbó. A continuación, mezcló su semen con agua y se le bebió. Así terminó la representación.

Otro artista, Zhang Huan, utiliza su cuerpo en prácticas masoquistas. En 1994, por ejemplo, se instaló en un toilet público del East Village desnudo y cubierto de miel y aceite de pescado. Después de cuarenta y cinco minutos completó la representación hundiéndose en un río de las inmediaciones que está altamente contaminado.

También en 1994, en una representación llamada '65 Kilograms' (que era su peso en ese momento), el artista se suspendió a tres metros de altura sobre la hornalla de una cocina encendida, mientras su sangre corría por unas mangueras desde sus brazos y caía sobre una plancha caliente.

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A principios de 1995, Zhang Huan hizo otra presentación, esta vez junto a Ma Liuming, llamada 'Third Contact'. Se los veía en una bañera, desnudos, sumergidos en el agua. Zhang Huan se cortó todo el cabello y en la fotografía final se los ve en la bañera con el agua llena de pelos.

Hasta aquí hablamos de lo que llaman Body Art, que no es tan fuerte como lo que veremos a continuación. Pasaremos ahora a la descripción de algunas imágenes más chocantes. Más abajo hay una galería, con los iconos pequeños para evitar que sea muy molesto ver esas fotos si uno no quiere ampliarlas. A mí, la preparación y clasificación de estas imágenes me dejó con dolor de estómago.

En 1999, El artista Zhu Yu (n. 1970) instaló en una muestra su trabajo 'Pocket Theology', en el que se ve el hombro y brazo de un muerto, semi momificado, que obtuvo en un hospital local. La mano de ese brazo sostenía una soga y el conjunto estaba colgado de un gancho del techo del hall de exhibición. La soga comienza en la entrada de la sala y se extiende, viboreando, por toda su extensión, hasta llegar a la instalación.

Un año después, Zhu Yu creó la representación llamada 'Skin Graft', en la que cose en el cuerpo de un cerdo muerto una porción de su propia piel, "en un intento de sanar el cuerpo muerto agregando la piel saludable".

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En otras representaciones se usan cadáveres humanos y animales sometidos al dolor.

Hace tiempo, en 1980 y en Estados Unidos, el artista John Duncan rompió todos los tabúes al incorporar un cadáver en su trabajo llamado 'Blind Date'. Para eso compró el cadáver de una mujer en México y se grabó en video teniendo intercambio sexual con el cuerpo. Para asegurarse de que (como él mismo dijo) había usado en ese cadáver su última simiente, a continuación se realizó una vasectomía.

Un trabajo realmente espantoso es uno de Peng Yu que llamó 'Siamese Twins' (2000). Peng Yu articula en su arte la creencia de que no existe un alma. Por eso remarca lo irreversible de la muerte en ese trabajo, en el que ella, junto al artista Sun Yuan, hacen transfusiones de su propia sangre a los cuerpos unidos (y muertos) de unos bebés que eran mellizos siameses. En otro trabajo horroroso que se llama 'Oil of Human Being' (2000), Peng Yu entuba el cadáver de un niño, introduciéndole lo que ella llama 'aceite de ser humano' (renyou, en chino), un material oleoso que fluye de los cadáveres en la morgue.

Las fotografías de Kan Xuan de sapos desollados ejemplifican el principio de convertir lo que asusta en algo aceptable al presentarlo como arte.

Chen Lingyang hizo una serie de trabajos sobre la menstruación, como una instalación en la que expone telas pintadas con sangre menstrual. Luego de eso presentó 'Twelve Flower Months' (2000-2001), un conjunto de fotografías que representan una año de períodos menstruales. Las fotografías muestran la sangre fluyendo por su cuerpo, reflejada en un espejo, y una flor que representa un símbolo para cada mes.

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Un programa de TV en el canal 4 de Inglaterra exhibió en enero del 2003 fotografías artísticas inscriptas dentro de esta corriente que muestran al artista Zhu Yu sentado a la mesa y mordiendo a un recién nacido (o feto) muerto, cocinado y trozado.

Este movimiento artístico no está aprobado por el gobierno de China. El Ministro de Cultura anunció hace poco: "En los años pasados, en varios lugares, una pequeña minoría de personas ha estado utilizando métodos tales como el auto-abuso, el abuso de animales, la exhibición de cadáveres de animales y humanos, etcétera, para realizar muestras en la que se exhiben espectáculos sangrientos, violentos u obscenos en espacios públicos, con la excusa de que eso es 'arte', y luego publicitan esos eventos a través de canales ilegales. Esas acciones viles violan las leyes nacionales, quiebran el orden social, corrompen los valores de la sociedad, dañan la salud mental y física de la gente y tienen un peligroso efecto en la sociedad." Con el anuncio se incluyó una lista de actividades "artísticas" prohibidas y se especificó que las obras deben ser previamente examinadas antes de que se las pueda exhibir en lugares públicos.

Galería
(Advertencia: estas imágenes pueden resultar muy desagradables)



























(Traducido, adaptado y ampliado por Eduardo J. Carletti de varios sitios en Internet.)


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