Planeta | n | Bode | Realidad
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Mercurio | - | 0,4 | 0,39
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Venus | 0 | 0,7 | 0,72
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Tierra | 1 | 1 | 1
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Marte | 2 | 1,6 | 1,52
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-- | 3 | 2,8 | 2,8
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Júpiter | 4 | 5,2 | 5,2
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Saturno | 5 | 10 | 9,54
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Urano | 6 | 19,6 | 19,2
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Neptuno | - | -- | 30,1
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Plutón | 7 | 38,8 | 39,4
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Para los conocimientos de la época en que Bode publicó "su" ley (ya veremos que las comillas pretenden dar un tono irónico al posesivo), la tabla terminaba en Saturno, y todo ajustaba perfectamente... excepto que no había ningún planeta entre Marte
y Júpiter. Varios astrónomos comenzaron, entonces, a dudar de su validez.
Sin embargo, como hemos visto en el otro artículo, Herschel descubre a Urano en 1781, y... ¡encaja perfectamente en la Ley de Bode! Esto dio a la norma nuevos visos de credibilidad, y a su "autor" un aire de respetabilidad y una resonancia mundial que
nunca hubiese logrado de haber seguido limitándose a descubrir una o dos nuevas galaxias cada año...
Pero la ley seguía adoleciendo de un defecto: el planeta perdido entre Marte y Júpiter, el que correspondía a la posición de 2,8 UA (n = 3). ¿Dónde podía estar? ¿Es que Bode había publicado con bombos y platillos un hecho puramente accidental?
Por segunda vez otro astrónomo vino en ayuda de Johann: en 1801, Giusseppe Piazzi descubrió a Ceres, exactamente a 2,8 UA, en el sitio que la ley predecía. Fue el primero de la serie de casi 10.000 asteroides que ocupan el espacio reservado para el planeta
n = 3. Al irse descubriendo otros en aquellos días, se pensó que eran los remanentes dispersos de un planeta que había estallado. Hoy se sabe que los asteroides son en realidad los planetesimales que estaban destinados a fundirse y formar el planeta n
= 3, pero que las fuerzas de marea gravitacionales de Marte y Júpiter (especialmente este último, monstruosamente grande) impidieron que lo lograsen.
Giusseppe Piazzi, descubridor del primer asteroide
Bode murió contento en 1826, satisfecho por el hecho de que Dios y la mecánica celeste se preocupaban por concordar enteramente con la "ley" que él con tanta precisión había "formulado"...
Pero la desgracia cayó sobre el fantasma de Bode cuando su cuerpo llevaba ya 20 años en la tumba: en 1846 Johann Galle ordenó a Heinrich d´Arrest que observase el cielo en determinado sector donde el francés Le Verrier predecía que se encontraría un nuevo
planeta (la historia completa aquí). Y así fue. Se lo bautizó Neptuno, pero...
¡Uuupppsssssss...! ¡El nuevo planeta se evadía miserablemente de la Ley de Bode! ¡Se encontraba a una distancia de 30 UA, cuando la regla decía que debía hallarse a casi 40! ¡Horror y vilipendio, destierro y excomunión! Si Bode hubiese podido, habría resucitado
y movido a Neptuno de su órbita para colocarlo en el lugar correcto.
Nada de eso ocurrió, sin embargo. Neptuno siguió girando en el sitio donde lo había hecho por miles de millones de años y todos pensaron que la Ley de Bode seguía siendo válida... pero sólo hasta Urano.
Las sorpresas no cesaron con el descubrimiento de Le Verrier: en 1930, Clyde Tombaugh descubrió el planeta Plutón, y lo primero que hicieron los astrónomos de todo el mundo fue calcular su distancia y observar si encajaba en la Ley de Bodé. La decepción
fue enorme. Empero, dando una mirada más minuciosa, se ve claramente que, así como Neptuno se encuentra en un sitio donde no debiese haber nada, Plutón ocupa (casi con precisión: 39,4 cuando debiera haber estado a 38,8) el sitio que la ley predecía para
Neptuno.
¿Qué ocurre aquí? ¿Cómo es posible que la Ley de Bode se cumpliese perfectamente hasta Urano (incluyendo el inexistente quinto planeta y sus asteroides) y de allí en más comenzase a fallar?
¿Por qué Plutón ocupa el lugar que debiese haber ocupado Neptuno?
El siguiente número en la serie de Bode es 77,2 UA. Muchos astrónomos creen que existe un décimo planeta (no el asteroide Sedna, sino uno enorme, que parece estar provocando fluctuaciones en la órbita de Plutón). Si todo resulta como se piensa,
esos astrónomos saben a qué distancia buscar el misterioso Planeta X...
Pero la verdadera pregunta crucial es: ¿cuál es la base teórica que sustenta a la Ley de Bode?
La respuesta puede expresarse en una sola palabra: ninguna. La Ley de Bode es completamente empírica: un astrónomo con las distancias de los planetas al Sol escritas en una tabla frente a sí se puso a jugar con series numéricas y vio
que una serie en particular se adaptaba a la estructura del sistema.
La Ley de Bode no es sorprendente, teniendo en cuenta las teorías sobre la formación del Sistema Solar, en el sentido de que denota una burda serie geométrica de algún tipo. Su forma final, sin embargo, tan perfecta en apariencia, no es más que una increíble
coincidencia.
Pero...
Da la casualidad de que el astrónomo que la descubrió no fue Johann Bode. Se trató de un descubrimiento del alemán Johann Daniel Titius, que la encontró como hemos dicho, jugando con los números en 1766. Hombre confiado, se la comentó a Bode,
quien en 1772, siguiendo su costumbre habitual, la publicó como suya, sin siquiera mencionar el nombre del descubridor original. Es por esto que, aunque algunos han dado en rebautizarla "Ley de Titius-Bode", es más correcta la denominación de "Ley de Titius".
A secas.
La víctima del desfalco: Johann Daniel Titius
Una de mis abuelas hubiese dicho: "genio y figura hasta la sepultura". La otra hubiera afirmado: "Hay cada gaucho en la pampa...".
Más datos:
(Traducido, adaptado y ampliado por Marcelo Dos Santos de www.absoluteastronomy.com y de otros sitios de Internet)