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Europa inicia el diseño de un telescopio gigante
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Se espera que dicho telescopio pueda detectar planetas similares al nuestro. Con un espejo de 50 a 100 metros, permitirá encontrar indicios de vida en
mundos lejanos.
(El Diario Montañés) Divisar planetas como la Tierra y las primeras estrellas que empezaron a titilar en la oscuridad del cosmos son los desafíos que un
centenar de astrofísicos europeos considera alcanzables con un supertelescopio provisto de un espejo al menos diez veces más grande que los actuales, entre
50 y 100 metros de diámetro. Después de tres años de trabajo para evaluar la viabilidad y el potencial científico de un instrumento de estas características, los
astrónomos que acometieron este estudio anunciaron días atrás en Dwingeloo (Holanda) el comienzo de la fase de diseño de ese observatorio gigante, cuya
construcción obligaría a llevar a sus límites las tecnologías actuales.
El esfuerzo que supone el proyecto ELT (acrónimo de Extremely Large Telescope = Telescopio Extremadamente Grande) podría culminar en una auténtica revolución en la resolución de los
enigmas pendientes sobre la naturaleza del Universo, ahora inabordables con telescopios que superan apenas los diez metros de diámetro. Cuanto más
grande es la superficie del espejo que recoge la luz de las estrellas y galaxias, mayor es la capacidad de estos instrumentos para observar los objetos
menos brillantes, precisamente los más lejanos de nuestro planeta y los más cercanos al origen del Universo.
Capacidad de observación
La capacidad de resolución de un espejo colector de 100 metros, dotado de sistemas de
óptica adaptativa que eliminen las perturbaciones atmosféricas de las imágenes, podría llegar a distinguir dos puntos en la Luna separados por sólo dos metros. La capacidad de observación sería muy superior a la del fabuloso
telescopio espacial Hubble, que sólo puede distinguir objetos distanciados 95 metros entre sí en la Luna. "La construcción de un ELT es una perspectiva
excitante para los astrónomos", explica Isobel Hook, de la Universidad de Oxford y coordinadora del estudio. "Un instrumento así podría responder
preguntas realmente fundamentales: ¿Es la Tierra única? y ¿cuándo se formaron las primeras estrellas y galaxias", asegura.
Durante un encuentro celebrado en Dwingeloo por la Comisión Europea para presentar las infraestructuras astronómicas actualmente en proyecto, el
investigador Gerry Gilmore precisó que "el proyecto ELT es un reto tecnológico complejo, pero no imposible. En los estudios realizados no ha surgido ningún
problema que indique que un telescopio tan grande no pueda funcionar".
Los antecedentes
Ya existen dos grupos científicos que han comenzado sendos proyectos que podrían ser la base del futuro ELT. Uno es liderado por la Universidad de Lund,
que ha elaborado una propuesta técnica para un telescopio con un espejo de 50 metros de diámetros. El segundo es diseñado por astrofísicos de ESO, en
colaboración Universidades y empresas europeos. En este caso, el espejo propuesto tiene 100 metros.
Con fondos del VI Programa Marco de I+D de la UE, Gilmore y sus colaboradores abordarán durante los próximos cinco años todos los detalles del proyecto,
desde su instrumentación hasta la selección de un emplazamiento para ubicar el colosal observatorio. El objetivo es presentar en 2008 una gran variedad de
opciones para que las agencias gubernamentales implicadas en el proyecto tomen la decisión definitiva en base a información técnica crucial sobre el tamaño,
diseño, coste y entrada en operación. En principio, el objetivo de la comunidad astronómica europea es iniciar la construcción del ELT en la próxima década
con el ánimo de iniciar sus primeras observaciones astronómicas en el año 2015. Todavía se está lejos de la selección del elemento óptimo, aunque Canarias y
el norte de Chile, donde se concentran los grandes telescopios europeos, son los emplazamientos favoritos.
El entusiasmo de los investigadores es notable porque con el ELT no sólo se podría detectar la luz reflejada por grandes planetas extrasolares, sino incluso
identificar planetas del tamaño de la Tierra en posiciones orbitales junto a estrellas como el Sol, donde pueden darse las condiciones para la existencia de vida.
La capacidad del ELT permitiría incluso analizar la atmósfera de esos planetas para detectar biomarcadores, trazas de oxígeno y agua que pudieran señalar, sin
lugar a dudas, la existencia de vegetación.
La ayuda de las supernovas
Con los más grandes telescopios hoy disponibles los gemelos Keck de Hawai y los VLT europeos situados en el norte de Chile, los astrónomos no pueden
captar la luz emitida por las primeras estrellas surgidas tras el Big Bang que originó el Universo. Ni siquiera con el ELT sería posible, pero cabría la posibilidad
de escrutar las primeras que 'murieron' con una gran explosión de tipo supernova. Estas estrellas moribundas serían una excelente guía para reconstruir los
primeros capítulos sobre la historia del cosmos. El ELT contribuiría además a realizar un completo inventario de la diversidad de tamaños y formas que tienen
las galaxias, como resultado de su propio proceso de formación.
Otro de los grandes enigmas que alientan el diseño y la construcción del ELT es la naturaleza y distribución de la materia oscura, que representa el 90 por ciento
de la existente en todo el Universo. Con este observatorio podría determinarse su distribución en el cosmos mediante un estudio detallado de millones de
galaxias.
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