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Fuimos a ver: Ciudad del pecado
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Magnífica adaptación del comic de Frank Miller.
Título: Ciudad del pecado
Título original: Frank Millerīs Sin City
Directores: Frank Miller, Robert Rodríguez
Director especial invitado: Quentin Tarantino
Elenco: Bruce Willis, Jessica Alba,
Rosario Dawson, Elijah Wood, Benicio del Toro,
Michael Clarke Duncan, Mickey Rourke,
Michael Madsen, Rutger Hauer, Clive Owen,
Nick Stahl y Alexis Bledel.
Guión original: Frank Miller por su novela gráfica.
Productores: Elizabeth Avellan, Frank Miller y Robert Rodríguez.
Música: John Debney, Graeme Revell y Robert Rodríguez.
Estados Unidos, 2005.
Basin City es una ciudad corrupta hasta la médula. Sus habitantes, al menos aquellos que se hacen notar, pueden dividirse en prostitutas, perversos, matones y
los poderosos que mueven los hilos (ya sea que se trate de los políticos, de la mafia e incluso del clero). A ninguno le preocupa derramar un poco de sangre si la
situación lo amerita. Todos están armados y todos tienen un objetivo en la vida, aunque nada garantiza (sino más bien todo lo contrario), que el cumplimiento de
ese objetivo hará del mundo un mejor lugar para vivir.
Sobre estos presupuestos, Frank Miller creó y publicó a través del sello Dark Horse en 1992 una serie de relatos que llamó Sin City (Ciudad del
pecado, que en realidad es Basin City, pero leído como si en los carteles el óxido hubiera borrado la primera sílaba). El primero de ellos, el que da nombre
a la serie, estaba protagonizado por Marv: un ex-presidiario grandote y feo, que una mañana despierta junto a una mujer asesinada, y la policía mordiéndole los
talones. La historia, que estaba prevista para 48 páginas, terminó convirtiéndose en una espectacular novela gráfica, que terminó cuadruplicando su tamaño.
Por aquellos años, comenté con excesivo entusiasmo en Crónicas desde la Garrafa Virtual, los aciertos del comic: una provocadora historia de violencia
y perversión en estado puro, que sacaba buen partido de los arquetipos de la novela negra, y un trabajo de los plenos en los dibujos sencillamente perfecto (el
comic es en blanco y negro, y aprovecha las sombras, los brillos, las tramas para resaltar el sentido dramático de cada escena). Sin City se multiplicó en
una serie de títulos como A Dame to Kill For, The Big Fat Hill, That Yellow Bastard, The Babe Wore Red, Family
Values, Booze, Broads, & Bullets y Hell and Back, entre otras historias, que fueron reunidas en siete volúmenes. No todos han llegado al
país o han sido traducidos, pero Gárgola Ediciones ha empezado a publicar algunas de estas series en la Argentina recientemente.
Se pueden imaginar mis expectativas cuando me enteré que Robert Rodríguez llevaría la historieta a la pantalla grande. La primera particularidad
se dio tempranamente durante el rodaje: Frank Miller fue convocado a participar de la dirección del filme (cuestión que le trajo a Rodríguez un encontronazo
con la asociación gremial de los directores norteamericanos, y provocó su separación). No contento con esto, Robert Rodríguez invitó a Quentin Tarantino a dirigir
una escena de la película (un memorable diálogo entre el personaje de Benicio del Toro y el de Clive Owen). O sea que la película tiene tres directores.
La segunda particularidad tuvo que ver con el formato del rodaje: digital y en blanco y negro (incluso apelando a la animación cuando el sentido dramático lo
exigía). Esta decisión tuvo mucho que ver con la estética del comic. Al igual que en la novela gráfica, el color sólo aparecería en ciertas escenas, para
resaltar un vestido, o una mancha de sangre, o un par de labios carnosos.
La tercera particularidad apareció en el casting: Bruce Willis, el devaluado Mickey Rourke (que admite abiertamente que esta película es su regreso al ruedo,
luego de haber tirado su vida por la borda), Jessica Alba, Rosario Dawson, Elijah Wood (una suerte de escalofriante clon de Harry Potter, por su apariencia,
que coincide al milímetro con el Kevin dibujado por Miller), Benicio del Toro, Michael Clarke Duncan, Michael Madsen, Rutger Hauer, Clive Owen y Alexis
Bledel (haciendo una prostituta que está a años luz de la inocente joven que encarna en Gilmore Girls).
Para qué dilatar más la cosa: Mis expectativas se vieron satisfechas y con creces. Existen excelentes adaptaciones del comic al cine, como el Batman de
Tim Burton (en primerísimo lugar), o incluso algunos de los comics de Marvel (4 fantásticos, X-Men, Spider-man), pero la fidelidad de Sin City supera a
sus predecesores.
La película abre con el cuentito llamado "The Customer is Always Right", aparecido originalmente en The Babe Wore Red and Other Stories (1994).
Funde a negro, nos internamos en la vida de Hartigan (Bruce Willis): el último policía honesto de Sin City, que se juega la vida a horas de su jubilación para
rescatar a una pequeña de las manos de un sádico (de la novela gráfica That Yellow Bastard). Las historias se suceden, Marv (Rourke) hará el amor
con la única mujer que lo trató bien, y luego de algunas horas de sueño, descubrirá que alguien ha asesinado a la chica. La chica (Jaime King) dijo su nombre, se
llama Goldie (del primer volumen de Sin City, que luego se publicó como The Hard Goodbye). O Dwight (Clive Owen): un detective que
intenta dejar su pasado atrás y terminará en medio de una batalla campal entre algunos de los más peligrosos grupos armados de Basin City (The Big Fat
Kill).
Rodríguez no intenta
ensamblar estas historias, pero tarde o temprano nos demostrará, con unos pocos detalles, que todos los conflictos tiene una raíz común: el estigma de violencia
y corrupción de esta oscura ciudad.
La película tiene dos puntos altos, muy altos. El primero, que jamás se detiene. Las historias fluyen y cuando una termina comienza la otra. O recomienza,
porque nada termina del todo hasta que termina. El segundo punto alto es la estética. Miller y Rodríguez lograron lo que en mi opinión es la adaptación perfecta
del comic a la pantalla grande. Las sombras, los brillos, los colores con cuentagotas, las escenas bajo la lluvia, los ríos de sangre, los primeros planos, los
monólogos en off... todo está admirablemente "rescatado" del comic.
Como en el comic, la película es truculenta. Y, al igual que en el comic, si bien el blanco y negro ayuda mucho a soportar esa truculencia, al mismo tiempo la
eleva a la categoría de arte visual. Vale decir: la truculencia sigue allí.
Sinceramente, creo que para los seguidores del comic Sin City es una experiencia sublime. Y para aquellos que no lo son, advertirles que estamos ante
una obra original que abre tendencias, y que probablemente algunos elevarán muy pronto al estadio de "película de culto".
Alejandro Alonso para Axxón y Garrafex News.
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