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Shenzhou 6 de China: el segundo paso de un plan ambicioso
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El lanzamiento de la cápsula china Shenzhou 6, el segundo vuelo espacial tripulado de China, cuenta con una historia particular, fruto fundamentalmente de la
colaboración entre Rusia y China. Este último país pretende hacer de estas misiones la avanzadilla para proyectos espaciales mucho más complejos que no pasan
inadvertidos tanto a los naciones de su entorno como a las potencias occidentales.
(Astroenlazador)
Las cápsulas Shenzhou
Las Shenzhou son cápsulas aparentemente similares a las Soyuz rusas, pero más grandes y pesadas, con una masa superior a 7,8 toneladas y capaces de alojar
tres o incluso cuatro astronautas. Cada Shenzhou se halla dividida en tres secciones: un módulo orbital, que puede permanecer largo tiempo en torno a la Tierra,
otro módulo de descenso para retornar la tripulación a nuestro planeta y un tercero de propulsión. El módulo orbital es aquel en el que los astronautas viven y
trabajan. A ambos extremos de éste existen unas portillas con la que los tripulantes pueden acceder a los módulos de descenso adyacentes. Adosado a la parte
externa del módulo se hallan dos paneles solares de unos 12 m2, sensores solares, antenas de comunicación y estructuras de
acoplamiento.
Una buena parte del instrumental científico, incluyendo los experimentos de ciencias de la vida y de materiales se hallan montados en el módulo orbital, que puede
permanecer girando alrededor de la Tierra unos seis meses después de que el módulo de descenso haya retornado a nuestro planeta.
La sección intermedia de la cápsula, el módulo de descenso, es utilizado para retornar a la Tierra. Mide poco más de dos metros de longitud y se halla cubierto
con un escudo térmico. En frente de dicho módulo se halla una escotilla que sirve para acceder al módulo orbital. Dentro del módulo de descenso hay tres
asientos reclinables. En las primeras misiones no tripuladas, uno de los asientos iba ocupado por un maniquí especial, que llevaba instalado un equipo científico
que simulaba la actividad biológica: palpitación, pulso, respiración, alimentación, metabolismo y excreción. Desde la Tierra se controlaron todos los aspectos de
este experimento con la finalidad de comprobar que las condiciones en el interior de las Shenzhou eran adecuadas para la supervivencia de sus tripulantes.
Instalados en los módulos orbítales y de descenso se encuentran sistemas de monitorización médicos, de radiación y medioambientales, que recogen datos sobre
niveles de radiación, composición atmosférica, temperatura, presión y humedad.
En la zona de proa de la cápsula se halla el módulo de propulsión (2,4 metros de longitud y un diámetro máximo de 2,8 metros), que incluye varios motores. En
la parte exterior de dicho módulo se encuentran dos paneles solares desplegables de 24 metros cuadrados.
El parecido de las Shenzhou a las Soyuz no es casual: es sabido que Rusia ha jugado un importante papel en la preparación de los vuelos espaciales tripulados
chinos, permitiendo tanto el acceso a las instalaciones de entrenamiento de los cosmonautas como en la venta por parte de Rusia de un modelo a escala de la
nave Soyuz en 1995. Mientras que el módulo orbital de la Soyuz se consume al reentrar en la atmósfera, el módulo orbital de la Shenzhou continúa orbitando
independientemente en torno a la Tierra, de tal forma que puede ser considerado como un predecesor de una estación espacial.
Misiones anteriores de las Shenzhou
El programa espacial chino, muy secreto y que raramente informa sobre sus actividades, tiene oficialmente la finalidad de llevar a seres humanos a la superficie de
la Luna en un par de décadas.
El primer vuelo de la Shenzhou tuvo lugar en noviembre de 1999, cuando la cápsula cumplió 14 vueltas en torno a nuestro planeta en una misión de 21 horas que
tenía la finalidad de demostrar el funcionamiento del sistema de lanzamiento y reentrada. La Shenzhou 2, lanzada el 9 de enero de 2001, recorrió 108 órbitas,
comprobando el funcionamiento de los sistemas de soporte vital, para retornar una semana después. La agencia de prensa china no ofreció información sobre el
regreso del módulo de reentrada hacia la Tierra, por lo que aunque las fuentes oficiales chinas lo niegan se sospecha que sufrió un problema en el despliegue
de sus paracaídas. A pesar del incierto destino del módulo de reentrada de la Shenzhou 2, el módulo orbital resultó ser un éxito rotundo al permanecer en órbita
durante nueve meses realizando maniobras orbítales y diferentes tests.
El tercer vuelo, la Shenzhou 3, viajaría al espacio el 25 de marzo de 2002, realizando varias modificaciones orbitales durante su misión con la finalidad de
comprobar sus sistemas de propulsión, así como tests referentes al soporte vital del ingenio. El módulo de reentrada retornó sin problemas a la Tierra el 1 de
abril, permaneciendo el módulo orbital en funcionamiento hasta el 12 de noviembre de 2002. La nave transportaba 44 experimentos científicos.
China lanzaba su cuarta cápsula no tripulada, Shenzhou 4, el día 30 de diciembre de 2002, desde el Centro de Lanzamientos de Jiuquan empleando un cohete
Long March II-F, una misión preludio al vuelos tripulados de la Shenzhou 5. El vehículo se situó en órbita terrestre sin problemas realizando diversos
experimentos científicos (con 100 semillas, diversos organismos biológicos y uno o dos maniquíes que simulaban las funciones biológicas más importantes de un
ser humano). Las investigaciones científicas se centraron según las fuentes oficiales en cuatro aspectos: observación de la Tierra con microondas, estudio del
medio espacial, física de fluidos en microgravedad e investigación biológica. Añadido a esto y sobre lo cual, desde luego, China no ha informado hay que
considerar que la Shenzhou es una plataforma de observación de carácter militar y que una buena parte de sus funciones tienen esta finalidad.
La primera misión tripulada
Tras varios años de trabajo, China lanzaba la mañana del día 15 de octubre su primera misión tripulada con el taikonauta Yang Liwei en la cápsula Shenzhou 5.
Esta misión duraría unas 21 horas y 25 minutos (14 órbitas en torno a la Tierra), aunque el módulo orbital de la nave permanecería varios meses más en órbita
durante los cuales realizará una misión de reconocimiento fotográfico de ámbito militar. El aterrizaje se producía a la hora indicada y a 4,8 Km del punto previsto,
según las fuentes oficiales chinas. Los videos emitidos por la televisión del país mostraban al ocupante de la Shenzhou saludando a las cámaras junto a una
multitud de personas que rodeaban la cápsula, la cual se hallaba intacta, sin haber sufrido daños.
Yang, de 38 años cuando fue su misión, es teniente coronel del Ejército Popular de Liberación, natural de la provincia nororiental china de Liaoning. La selección
de este astronauta no había estado exenta de competencia, siendo considerado éste el mejor candidato frente a Nie Haisheng (tripulante de la Shenzhou 6) tras
haber realizado más de 1300 horas de vuelo y superar complejos tests psicológicos y difíciles entrenamientos.
Se especula que las Shenzhou podrían ser utilizadas como plataformas rudimentarias para llevar a cabo operaciones tripuladas en el espacio de cara a la
construcción de una estación espacial a finales de la presente década, algo sobre lo cual China se ha pronunciado frecuentemente. Dicha estación no sería tan
avanzada como la antigua Skylab o ISS americanas o como las Salyut o Mir soviéticas pero tendría fundamentalmente una finalidad militar, pues el ejército es
el responsable principal de la financiación del programa espacial chino. Con respecto a las próximas misiones, China pretende llevar a cabo los primeros paseos
espaciales, para posteriormente comenzar a trabajar en acoplamientos entre cápsulas de cara a la construcción de una estación espacial, la cual podría hallarse
operativa hacia 2008.
El primer chino ya había volado hace años...
Curiosamente los astronautas Fei Junlong y Nie Haisheng, que viajan a bordo de la Shenzhou 6 así como Yang Liwei, el primero en viajar a bordo de una
Shenzhou (Shenzhou 5) no son las primeras personas de nacionalidad china que vuelan al espacio. El astronauta William Anders, nacido en Hong Kong, orbitó
la Luna en diciembre de 1968 a bordo del Apollo 8. La astronauta Shannon Lucid, nacida en Shanghai, mantiene el record de ser la mujer que más tiempo ha
permanecido en el espacio (223 días en cinco vuelos diferentes). Y el físico Taylor Wang, también nacido en Shanghai, permaneció siete días en el espacio
durante la misión del transbordador espacial STS-51-B en 1985.
Mirando hacia la Luna
El inicio de los vuelos tripulados chinos no es más que el primer paso para llevar a cabo un ambicioso programa de exploración lunar. Aunque el programa
espacial de esta nación permanece envuelto en el secreto, los objetivos oficiales no dejan de ser ambiciosos: la exploración de otros planetas y el establecimiento
de estaciones permanentemente tripuladas fuera de la Tierra, bien en torno a nuestro planeta o, más adelante, sobre la superficie lunar.
Entre los planes de China, los científicos pretenden llevar a cabo el envío de sondas robóticas a Marte, el lanzamiento de un telescopio espacial de un metro de
diámetro que opere durante tres años en el espacio, e incluso participar dentro de la Estación Espacial Internacional (ISS). Los responsables de este programa
han afirmado que se consideran capaces de ponerse a la altura de las actuales potencias espaciales e incluso avanzar en algunos pasos por delante de las mismas.
Una vez se hayan llevado a cabo los primeros vuelos tripulados, los analistas consideran que el siguiente objetivo de China será comenzar a realizar
acoplamientos orbitales. De hecho, existen rumores que hablan de un acuerdo secreto con Rusia en 1996 con el que China habría comprado el sistema de
acoplamiento Kurs (empleado en la estación espacial Mir) para hacer uso del mismo con sus cápsulas Shenzhou. Empleando la capacidad de realizar
acoplamientos, el próximo paso resultaría en la construcción de plataformas tripuladas permanentes en el espacio.
De todos modos, los planes de esta nación no finalizan en este punto: un proyecto llamado Chang'e contempla la realización de un pre-estudio para la
exploración del espacio centrándose en el estudio de nuestro satélite natural, la Luna. Informes recientes apuntan a que existen planes bien avanzados para enviar
sondas automáticas hacia la Luna en los próximos años, bien para situarse en órbita o para aterrizar en su superficie. Este programa, según los responsables de la
agencia espacial de dicho país, tendría el propósito de retornar muestras lunares a la Tierra. Esto constituiría un primer paso para iniciar los planes de cara al
lanzamiento de las primeras misiones tripuladas hacia nuestro satélite.
La rivalidad con la India
India es otro país que cuenta con una agencia espacial y que pretende desarrollar un programa espacial que compita con China. Esta nación trabaja en el diseño
y construcción de una sonda no tripulada que efectúe una exploración lunar. El empuje del programa espacial indio no es casual, pues tanto China como India
pretenden llevar sus frecuentes y tradicionales rivalidades políticas también al espacio. India, que mantuvo una guerra con China en 1962 debido a una disputa
por sus fronteras, se halla ligeramente por detrás de ésta última desde el punto de vista tecnológico, aunque deseosa de ponerse al menos al mismo nivel. La
Organización de Investigación Espacial India (ISRO) se creó en 1975 y desde entonces ha lanzado media docena satélites artificiales a la órbita terrestre con
medios propios.
Pocos días después de que China anunciase que enviaría a un astronauta al espacio (enero de 2003), el primer ministro de la India urgía públicamente a sus
científicos a iniciar un estudio de cara al envío de un ser humano a la Luna. En septiembre de 2003, este país aprobaba la realización de una sonda
(Chandrayan-I) hacia nuestro satélite natural para el año 2008, proyecto muy criticado debido a los problemas sociales del país, ya que la mayoría de su
población vive en condiciones de extrema pobreza.
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Más información:
Original de este artículo
China pondrá dos astronautas al espacio el 13 de octubre
China podría adelantar al mes de septiembre el lanzamiento de su segunda misión tripulada
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