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Drogas que borran los malos recuerdos
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Al mejor estilo de Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. Expertos en neurociencias estudian cómo evitar que las experiencias traumáticas
queden atrapadas firmemente en el cerebro. Aunque muchos científicos dicen que no es ético alterarla.
(La Nación) ¿Se acuerda del 11 de septiembre de 2001 cuando escuchó por primera vez la noticia del ataque al World Trade Center? ¿Recuerda
dónde estaba cuando por primera vez vio esas imágenes? Ahora, piense en el 10 de septiembre de 2001. ¿Se acuerda algo de ese día? ¿Nada?
Roger Pitman, un psiquiatra de la Escuela de Medicina de Harvard, ha demostrado que el cerebro almacena los recuerdos de los eventos traumáticos o
cargados de emociones de manera diferente a los recuerdos neutrales. Son guardados en forma más profunda en el cerebro y recordados por más tiempo.
Existe una razón para que esto sea así. Desde una perspectiva evolucionista, sirve para dotar de importancia a los eventos emocionalmente relevantes de modo
que uno pueda responder de mejora forma la siguiente vez. Pero se paga un precio por ello. Hasta un tercio de las personas que viven un evento traumático
desarrollan estrés postraumático.
Avances significativos en la comprensión de la forma en que el cerebro forma y recupera los recuerdos están permitiendo que los científicos prueben drogas que
bloquean o borran específicamente los recuerdos en el nivel molecular. Para quienes sufren en forma crónica de estrés postraumático es una posible solución
con la que pocos se atreven a soñar, y que según sus primeros resultados tendría más éxito que los tratamientos existentes.
"Representa uno de los descubrimientos más excitantes de la historia de la psicología", dijo Pitman.
Pero no todos se sienten del todo cómodos con el desarrollo de drogas que alteren los recuerdos no deseados. La memoria constituye una buena parte de lo
que significa ser humanos. Pocos estarían contentos con la idea de dar a los soldados una droga que haga que el recuerdo de haber matado a una persona sea
tan problemático como el de haber limpiado sus botas.
Incluso hasta podría ser posible desarrollar drogas que cosméticamente ajusten nuestros recuerdos, removiendo vestigios de culpa, vergüenza o pena.
Betabloqueantes
La idea de borrar recuerdos traumáticos surgió en los noventa, cuando los investigadores que experimentaban con ratas descubrieron que el asentamiento en la
memoria del sentimiento de temor podría ser reducido por los betabloqueantes, un tipo de drogas utilizado ampliamente para controlar la presión arterial.
Los betabloqueantes ocupan los receptores de la superficie de las células que normalmente ocupan la adrenalina y la noradrenalina, y así contrarrestan sus
efectos biológicos, incluido el de formar los recuerdos.
En 2001, Pitman propuso probar la idea en humanos. Estableció un sistema de alerta en la sala de emergencia del Hospital General de Massachusetts, de
manera que a las personas que llegaban tras haber sufrido un evento traumático, como un choque o una violación, se les diera la opción de tomar parte del
experimento. A los que aceptaban se les daba una pastilla de propranolol (un betabloqueante) o un placebo.
Más tarde, Pitman le pidió a los voluntarios que describieran el evento traumático que habían sufrido y grabó las historias. Tres meses después, les pidió que
dibujen el evento mientras escuchaban la grabación; mientras, eran medidas sus reacciones fisiológicas como el ritmo cardíaco. En el grupo placebo, el 43%
mostró síntomas de estrés, como un incremento del ritmo cardíaco o sudoración; ninguno de los que tomaron propranolol mostraron signos de estrés.
Revivir el trauma
Y los betabloqueantes quizá puedan hacer algo más que sólo prevenir el estrés postraumático. Quizá sean capaces de dar tratamiento una vez que esa
condición ya se ha desarrollado, incluso décadas después. En los últimos años, los neurocientíficos han descubierto que los recuerdos son mucho más fluidos de
lo que se pensaba.
Investigadores de la Universidad McGill de Montreal, Canadá, que trabajaban con ratas que habían sido condicionadas a desarrollar miedo ante un sonido
inofensivo, descubrieron que cada vez que las ratas oían el sonido, sus memorias se volvían nuevamente lábiles por un corto período en el que podían ser
alteradas.
Esto sugirió que los recuerdos que parecen estar bien asentados desde hace mucho tiempo pueden volverse flexibles si son recuperados bajo condiciones
emotivas. "Este provee una importante segunda ventana de oportunidad", dijo Pitman.
Actualmente, Pitman lleva adelante un estudio clínico que involucra a más de 20 personas con estrés postraumático de larga data, a los que les está dando
propranolol o placebo. De nuevo, ha grabado las descripciones de los eventos que desencadenaron el trastorno, y se las hace escuchar tres meses después,
mientras mide sus respuestas fisiológicas. Planea anunciar pronto sus resultados.
Otro equipo de investigadores que incluye a Margaret Altemus, de la Universidad Corbell en Nueva York, y a Joseph LeDoux, de la Universidad de Nueva
York, también planea investigar el tratamiento con propranolol, permitiendo que las personas con estrés postraumático se autoadministren propranolol cuando
experimentan un flashback, que es cuando esos recuerdos se vuelven flexibles.
Estos ensayos clínicos hacen foco en el estrés postraumático o que están en riesgo de desarrollarlo pero, según Pitman, cualquier recuerdo emocionalmente
fuerte desde ganar a la lotería hasta la muerte de un ser querido puede ser reducido a través del mismo proceso. "Las memorias emocionales están
excesivamente fijadas y el propranolol es capaz de reducirlas al nivel de una memoria ordinaria no cargada emocionalmente", dijo.
¿Qué sucedería durante este tratamiento para el estrés postraumático si un paciente revive otro recuerdo que no es el que se busca borrar quizás un recuerdo
querido, pero que también se halla emocionalmente cargado? Pitman admitió que es posible que ese recuerdo se desvanezca entre los recuerdos ordinarios,
aunque ese riesgo todavía no ha sido investigado.
Cómo se registran los eventos traumáticos
(New Scientist) ¿Cómo es posible borrar los recuerdos no deseados que causan el estrés postraumático sin borrar otras memorias? La respuesta se
encuentra en la forma especial en que el cerebro procesa las experiencias cargadas de emoción.
Los estímulos que llegan al cerebro a través de los órganos sensoriales pasan por una región del lóbulo frontal llamada amígdala, que evalúa la "calidad emotiva"
de los estímulos. Si reconoce algún componente potencialmente amenazante -como el chirrido de los frenos de un auto o la visión de una figura ondulada en el
piso parecida a una víbora-, se desencadenan las típicas respuestas corporales de estrés: el aumento de la adrenalina y la noradrenalina.
Ahora, si el estímulo representa una amenaza genuina, la adrenalina y la noradrenalina desencadenan una cascada de reacciones en la amígdala, que instruye al
hipocampo -el centro de memoria del cerebro- para que procese el recuerdo de ese estímulo de una forma especial, quedando registrado de una forma más
profunda.
"Esta memoria inducida por el estrés es un mecanismo que permite la supervivencia dijo el doctor Chris Brewin, de la Clínica de Estrés Traumático de
Londres. Lo que amenaza debe ser recordado, así en el futuro se puede reaccionar en forma inmediata."
Durante los siguientes meses, cualquier estímulo similar al trauma original -incluso aquellos inofensivos- es capaz de desencadenar una exagerada respuesta de
estrés en la amígdala. Después de un tiempo, la mayoría de las personas aprenden que ese estímulo no es una amenaza, y sus cerebros construyen nuevos
caminos que lo anulan. Este proceso es llamado extinción.
Sin embargo, en algunas personas (hasta el 30% de los que son partícipes de un bombardeo, por ejemplo) el mecanismo de extinción no funciona. El resultado
es el estrés postraumático.
Fuente: Aportado por Alejandro Alonso
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Más información:
Fuimos a ver: Eterno resplandor de una mente sin recuerdos
Podrían borrarse recuerdos traumáticos