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El ADN del ornitorrinco, una pista de la "batalla de los sexos"
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Los ornitorrincos y los walabís están ayudando a revelar los detalles de una "batalla de los sexos" genética que ha estado ocurriendo durante cientos de millones
de años, dicen los investigadores.
Científicos de Australia y del Reino Unido están utilizando a los dos icónicos animales para investigar el proceso de la impronta genética.
La impronta ocurre cuando las modificaciones de nuestro ADN provienen por la copia de algunos genes heredados de un padre que se expresan a favor de los
que recibimos del otro.
La cuestión que desconcierta a los científicos es por qué tiene lugar este proceso.
"Es un gran misterio", dice la profesora Jenny Graves de la Australian National University. "En la mayoría
de los casos existen beneficios de tener dos copias de un gen, en particular si una se daña de algún modo", dice. "Parece raro por qué algunos genes no lo hacen
así. Una hipótesis es que hay una batalla entre la copia materna y la paterna".
Ornitorrinco versus walabí
Para comprender mejor cómo y cuándo se desarrolló la impronta genética, Graves y sus colegas compararon secuencias de genes que están grabadas en
humanos con las de los genomas de los ornitorrincos (ponen huevos) y de los walabís (marsupiales, llamados tambien "wallaby" en español).
En la revista BMC Evolutionary Biology informan que sus resultados sugieren que la
impronta evolucionó con el tiempo, con cada gen o grupo de genes volviéndose improntas en etapas diferentes.
"Estos últimos resultados se suman a un creciente cuerpo de evidencias que está ayudando a los científicos a comprender la impronta", dice Graves.
"Parece que sólo se obtienen improntas en animales que dan a luz seres vivos, pero no en los ornitorrincos ni en las aves, que ponen huevos", agrega.
Relacionado con la placenta
Esto sugiere que la impronta tiene algo que ver con la placenta, el órgano temporal utilizado por los animales que dan a luz a seres vivos, para suministrarles
nutrientes mientras están en el útero de la madre.
"Tendría sentido desde la perspectiva del padre que la placenta ayudara a crecer al bebé tan grande y sano como sea posible", dice Graves.
Pero desde el punto de vista de la madre, podría haber cierto beneficio en retener un poco de alimentación, de modo que le quede algo para los futuros
vástagos.
"Esta batalla podría explicar por qué ocurre la impronta", dice Graves.
"Hay una batalla entre los genes del padre, que quiere crear el bebé más grande posible, y los genes de la madre, que quiere ahorrar un poco para el siguiente
bebé".
Fuente: ABC Science Online. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard
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