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¿Cuándo será el próximo terremoto?
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¿Se pudo haber previsto el devastador terremoto que sacudió la provincia china de Sichuan la semana pasada, que se
ha cobrado ya más de 51.000 muertos y 20.000 desaparecidos?
Ésa es la pregunta que se hacen ahora científicos de todo el mundo, sin ponerse de acuerdo en si hubo señales que
anunciaran el temblor, de magnitud 8 en la escala Richter.
Mientras el subdirector de la Oficina Sismológica de China, Xiu Jigang, aseguró a la agencia estatal de noticias "Xinhua"
que "no había movimientos sísmicos previos" y que "el nivel de actividad alrededor del epicentro fue bajo durante mucho
tiempo", un experto del Centro de Investigación Sismológica de Australia, Gary Gilson, afirma que "no existe ninguna
duda de que hubo antecedentes electrónicos".
Ver artículo sobre el terremoto.
En concreto, se refiere a la pronunciada disminución en la densidad de la ionosfera sobre Sichuan antes del seísmo, que
fue detectada por un satélite de Taiwán. Además, muchos supervivientes han recordado las extrañas nubes que
poblaban el cielo de la zona afectada días antes del temblor, lo que algunos científicos japoneses consideran un preludio.
"Los sapos del lago empezaron a emigrar en masa antes del terremoto, pero no sabíamos por qué", se lamentó a ABC
Liao Mingyan, una mujer que perdió a su hijo de tres años en Beichuan, la ciudad más castigada por el seísmo. Como
miles de chinos, cree que ese extraño comportamiento de los animales era una señal tan clara como la que daban los
perros, que se negaban a entrar en las casas y querían permanecer en la calle la noche antes de la catástrofe. Tanto ésta
como otras teorías han empezado a circular por Internet, pero algunos científicos ya han zanjado la cuestión
argumentando que los sapos suelen emigrar durante esta época del año para aparearse.
"Existen razones más complicadas para averiguar el comportamiento anormal de los animales y el calentamiento del agua
subterránea. Un terremoto es sólo una de ellas, junto al cambio climático y las condiciones meteorológicas", terció un
científico del Instituto de Investigación de Sismología, Zhang Guomin.
Placas en colisión
Al margen de dichas posturas, lo cierto es que la cuenca de Sichuan se sitúa sobre las placas tectónicas de la India y
Asia que empezaron a chocar hace 55 millones de años, formando la altiplanicie del Tibet a más de cinco mil metros de
altura, y aún hoy siguen moviéndose.
De hecho, la revista "Tectonics" ya publicó el pasado verano un informe que alertaba de que las fallas de Sichuan son "lo
suficientemente largas como para provocar un gran terremoto, por lo que constituyen una seria fuente de daños sísmicos
en la región".
Un equipo internacional de científicos, dirigido por los doctores Alexander Densmore, del Instituto de Investigación de
Daños y Riesgos de la Universidad de Durham, y Mike Ellis, director de Ciencia para el Cambio Climático en el
Instituto Geológico Británico, utilizó técnicas de "geomorfología tectónica" para analizar las fallas que atraviesan la
región.
Así, los expertos investigaron los cambios producidos en los movimientos del subsuelo, como la formación de canales
subterráneos, zonas inundadas y valles con formas irregulares, y descubrieron que dos fallas bajo los montes Longmen
se han venido deslizando y partiendo durante miles de años a una velocidad de varios milímetros anuales.
Con el epicentro situado bajo dicha cordillera, que llega hasta el Tibet y es más empinada que el Himalaya, es probable
que una de dichas fallas haya provocado el terremoto que asoló Sichuan. Sin embargo, los movimientos sísmicos
registrados anteriormente en la zona no habían sobrepasado nunca la fuerza 6, por lo que no se conocen aún las causas
de la potencia de este temblor.
"La predicción de terremotos sigue siendo un enigma para el mundo", concluyó Zhang Xiaodong, subdirector del Centro
de Redes Sismológicas de China, país que ha sufrido el 33% de los seísmos del siglo XX. Entre ellos destaca el que
arrasó la ciudad de Tangshan el 28 de julio de 1976, que se cobró 240.000 vidas y está considerado el más mortífero
de la Historia desde que se tienen datos.
Para evitar que estas tragedias vuelvan a repetirse, China ya se plantea aumentar su número de estaciones de
observación para intentar predecir futuros terremotos, si es que se puede.
Fuente: ABC. Aportado por Graciela Lorenzo
Tillard
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