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El río Tinto prueba ya una nueva generación de robots marcianos
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Astrobiólogos de distintos centros de investigación europeos y norteamericanos utilizan el cauce como banco de
pruebas de instrumentos que participarán en futuras misiones de exploración al planeta rojo
Tras un viaje de nueve meses, lo que dura un embarazo en el reino humanoide-animal, la sonda norteamericana Phoenix
aterrizó con éxito en Marte. Ahora se afana en buscar en el planeta rojo indicios químicos de una potencial forma de
vida más que primitiva. Ha recorrido 679 millones de kilómetros hasta aterrizar en el ártico marciano. En su seno lleva
información contrastada en el río Tinto por los grupos de trabajo que desde hace dos décadas navegan por las aguas
rojas de la Faja Pirítica onubense analizando todo lo que se mueve pero no se ve: la vida en condiciones extremas.
Durante una semana, investigadores de la Universidad de Valladolid, del Centro de Astrobiología (CAB) y del
NASA-Ames Research Center de Estados Unidos han desarrollado una campaña de ensayos con instrumentos
diseñados para las próximas misiones de exploración de Marte de la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial
Norteamericana.
El profesor y microbiólogo de la Universidad Autónoma de Madrid, Ricardo Amils, explica que "estos ensayos se han
desarrollado principalmente en el río Tinto, dadas las características de análogo geológico terrestre de Marte que posee
esta zona inusual de Huelva". Un territorio mítico y único en el mundo que dejó boquiabiertos a los científicos
americanos que aterrizaron en 1999 en Puente Gadea comandados por el mismísimo Goldin, todopoderoso responsable
entonces de los presupuestos y proyectos de la NASA.
La campaña que finalizó el pasado jueves ha sido coordinada por el profesor Fernando Rull, del departamento de Física
de la Materia Condensada, Cristalografía y Mineralogía de la Universidad de Valladolid, investigador responsable de los
instrumentos Raman-LIBS y Tele-raman (UVA y CAB). Ambos instrumentos permiten la caracterización elemental y
mineralógica de rocas y suelos por contacto y a distancia, algo que resulta esencial para trabajar a millones de
kilómetros de la vida prometida y deseada.
Otro de los instrumentos ensayados, el espectrómetro Moessbauer (Universidad de Mainz-Alemania) es una versión
avanzada del que utilizan los exploradores (vehículos) Opportunity y Spirit, actualmente explorando la superficie de
Marte y que han protagonizado, subraya el doctor Amils, "la detección en este planeta de minerales de hierro como la
jarosita, la goethita o los hematites, que se dan profusamente en la zona del Tinto, en este caso gracias a la actividad de
microorganismos quimiolitótrofos capaces de obtener energía a partir de la pirita". Un mineral por cierto presente en
cada rincón de la Cuenca Minera de Huelva y que lejos de sucumbir al paso del tiempo sin pena ni gloria se ha
convertido en el punto de avituallamiento de seres extremófilos capaces de desarrollar un ecosistema, a su manera, en
condiciones hostiles. Tan al límite que están sirviendo de base a la búsqueda de una posible vida más allá de los confines
de la Tierra.
El cuarto instrumento que se ha probado en el Tinto, el CheMin (NASA-Ames) es un difractómetro de Rayos X con
capacidad de análisis elemental que, según avanza Ricardo Amils, resultará "un elemento esencial para la caracterización
de las fases minerales presentes en las rocas y suelos marcianos".
El quinto ingenio, el SOLID (Detector de señales de vida, en español) -Centro de Astrobiología- es un instrumento
especialmente diseñado para la detección de componentes de seres vivos, utilizando, subraya Amils, "anticuerpos
específicos capaces de descubrir cantidades minúsculas de los mismos (azúcares, lípidos de membranas, péptidos...)".
La originalidad de la campaña desarrollada en esta ocasión por los equipos de trabajo ha sido la utilización coordinada
de instrumentos con el fin de facilitar la selección de las muestras a analizar y la obtención de datos complementarios,
apunta el doctor Amils.
Un empeño que ha contado con la participación de geólogos, ingenieros y microbiólogos del Centro de Astrobiología
que han asesorado a los responsables de los distintos instrumentos en la selección de las zonas de estudio a lo largo del
particular cauce del río Tinto y el análisis de los resultados obtenidos. Toda una trepidante simulación de misión a Marte.
El equipo coordinado por Fernando Rull ha contado con la prestigiosa presencia del profesor de la Universidad de
Mainz, Goestar Klingelhoefer, a su vez director del equipo responsable del diseño y construcción del Moessbauer,
instrumento a bordo de los exploradores marcianos Spirit y Opportunity. Una vez que han concluido su trabajo en la
Faja Pirítica se han dirigido a las áreas de Jaroso y Cabo de Gata, con un rico pasado hidrotermal. Los resultados que
se recopilen se incluirán en un informe que se presentará a la Agencia Europea del Espacio. Posteriormente, los
instrumentos desarrollados por la Universidad de Valladolid volverán a ser probados en la expedición al análogo ártico
de Marte AMASE'08, junto con los de la NASA.
Pero las sorpresas no dejan de saltar desde que se iniciaron las investigaciones. Los científicos de la NASA y el CAB
que simulan en la Cuenca Minera de Riotinto la búsqueda de vida en Marte han tenido la gran sorpresa de encontrar
metano, lo que acerca aún más las condiciones del Tinto a las marcianas. De momento, el proyecto MARTE, que
comenzó en 2003, ha culminado la fase de obtención de muestras del subsuelo y ahora se analizan desde el punto de
vista geológico y microbiológico.
El resultado del análisis microbiológico de los cultivos obtenidos puede tardar más de un año aunque han aparecido
"algunas sorpresas que son un regalo para la ciencia", resume Amils, y que además han sido coincidentes en el tiempo
con el hallazgo de metano en la atmósfera de Marte y en el subsuelo del río Tinto.
Para este proyecto se llegaron a realizar perforaciones de hasta 160 metros de profundidad para buscar
microorganismos extremófilos en las fuentes de este río que entusiasma a la mejor ciencia internacional. Y es que sus
bacterias tienen un papel importante en el mantenimiento de las condiciones de acidez al metabolizar el hierro y el azufre,
lo que le da el color rojo profundo. Los científicos preveían hallar bacterias similares en el subsuelo, donde el agua
subterránea interactúa con minerales de hierro y azufre. Sin embargo no esperaban encontrar metano en un lugar con
una alta presencia de hierro y los investigadores se han sorprendido ante la aparición de este gas y de bacterias capaces
de producirlo, ha apuntado Ricardo Amils, que llevó su trabajo al Instituto de Astrofísica de Canarias y a la Universidad
de La Laguna. "No sabemos como las bacterias están haciendo metano con tanta presencia de hierro y ácido sulfúrico,
pero esto nos ha llenado de gozo. Ahora se trata de aprender cómo lo hacen", subraya el microbiólogo. Bien pudieran
estos organismos controlar el ambiente en el que se mueven. Pero esta buena nueva llegará el año que viene.
Fuente: Huelva Información. Aportado por
Graciela Lorenzo Tillard
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