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La antimateria rebota en la materia
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Reflexionando sobre la antimateria. El detector OBELIX descubrió aniquilación de materia-antimateria cuando un rayo
de antiprotones cruzó el gas dentro de ella. Aproximadamente una cuarta parte de los antiprotones que llegaron a una
pared rebotaron, de acuerdo con un nuevo análisis, gracias a su baja energía
Como saben los admiradores de la ciencia ficción y de las novelas de Dan Brown, el encuentro de la materia y la
antimateria viene acompañada por una destructiva liberación de energía y por la muerte de ambas partículas. Sin
embargo, en el número de agosto de Physical Review A, un equipo de investigadores italianos informa que una buena
parte de un rayo de antimateria de baja energía dirigido hacia la materia normal rebotará. El resultado basado en un
nuevo análisis de datos que tienen 12 años es sorprendente, incluso para la mayoría de los físicos, pero es explicado
mediante algunos principios básicos.
El grupo italiano es parte de la colaboración OBELIX, que tomó los datos del CERN, el laboratorio europeo de física
de partículas, desde 1990 hasta 1996. El experimento OBELIX fue diseñado para estudiar las propiedades de los
antiprotones de baja energía (lento movimiento, 1-10 kilo-electron-voltio) y cómo se combinan con la materia normal
para producir estados atómicos exóticos. Los antiprotones fueron dirigidos a lo largo del eje de la instalación OBELIX,
que contiene en su centro un cilindro de aluminio de 75 centímetros de longitud y 25 de diámetro. El cilindro estaba lleno
con una pequeña cantidad de hidrógeno o gas helio. Cuando uno de los antiprotones se encontró con una molécula del
gas y se aniquiló con uno de los protones de la molécula, los detectores captaron las nuevas partículas producidas, y le
permitieron al equipo determinar con precisión cada evento de aniquilación en espacio y tiempo.
Desde 2004, una extraña característica de los datos de las aniquilaciones había estado desconcertando a Andrea
Bianconi, del Laboratorio Nacional de Física Nuclear de Italia (INFN), y de la Universidad de Brescia, y a algunos de
sus colegas. Los eventos de aniquilación aparecían en dos grupos. El grupo principal representaba los antiprotones
capturados y aniquilados por las moléculas de gas mientras las partículas se desplazaban a lo largo del cilindro. Sin
embargo, no pudieron encontrar ninguna explicación al segundo grupo de aniquilaciones que ocurrían ligeramente más
tarde en el tiempo.
Ahora, Bianconi y su equipo informan que han resuelto el misterio haciendo un modelo con la presencia de la pared
posterior del cilindro de aluminio. Encontraron que, en lugar de aniquilarse al instante cuando golpeaban la pared,
aproximadamente una cuarta parte de los antiprotones de baja energía golpeaba la pared, se reflejaba, y viajaba de
regreso directo hacia el gas, donde después eran aniquilados.
La clave de esta desusada reflexión es la física de texto conocida como la dispersión Rutherford. Cuando una partícula
cargada es disparada hacia un átomo estacionario, el núcleo cargado positivamente puede desviarlo de su curso, pero
sólo si la partícula se mueve relativamente despacio. Un antiprotón de movimiento rápido que golpea una superficie
sólida volaría justo a través de la mayoría de los átomos, más allá de sus diminutos núcleos, hasta que finalmente
encontrara un núcleo en un casi directo contacto para la aniquilación. Pero un antiprotón de baja velocidad, como los
del experimento OBELIX, es desviado por la atracción de cada núcleo, de modo que rebota en todas partes como un
"pinball", quizás 50 a 100 veces dentro de 5 a 10 manómetros de la superficie de la pared. Al final, "olvida" la dirección
hacia donde se dirigía y tiene una buena oportunidad de rebotar hacia afuera (aunque también puede aniquilarse en algún
sitio de la pared).
Bianconi y sus colegas explican el efecto en términos de la probabilidad de que un antiprotón se acerque a un núcleo,
que es 100.000 veces más pequeño que un átomo. "En la escala de distancia del radio nuclear, es justo considerar a los
antiprotones como partículas destructivas", escribe el equipo. Sin embargo, "la probabilidad de encontrarse dentro de
una distancia tan pequeña del núcleo es varios órdenes de magnitud más pequeña que la probabilidad de ser desviado".
Ryugo Hayano, un experto en interacciones de la antimateria de baja energía en CERN, piensa que el resultado, aunque
sorprendente al principio, es sólido. "La gente no se da cuenta de cosas tan obvias hasta que realmente tropieza con
algunos fenómenos y piensa mucho en ellos", dice.
Fuente: Focus. Aportado por Graciela Lorenzo
Tillard
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Artículo original (inglés)
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