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Quedó expuesto hielo subterráneo de Marte por recientes impactos
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Los cráteres de impacto son las
características geológicas más ubicuas en nuestro Sistema Solar. Aproximadamente 1.600 llamados cráteres (e incontables hoyos menores) marcan la antigua
superficie de la Luna. Sobre la Tierra, donde el viento y el agua desgastan el suelo continuamente, el censo de impactos
confirmados suma exactamente 176 cráteres
Formado en algún momento entre enero y septiembre de 2008,
este cráter nuevo ha cavado hielo de agua apenas enterrado,
y lo salpicó
sobre la superficie marciana.
La cámara HiRISE a bordo del MRO, orbitador de reconocimiento de la NASA,
registró esta imagen en primer plano y
color el 1 de noviembre de 2008.
La escena tiene unos 30 metros de ancho.
Marte, una mezcla de terrenos antiguos y modernos, está en algún lugar entre la Luna y la Tierra. A lo largo de los años, las sondas espaciales han vislumbrado
escenas cada vez más precisas del paisaje marciano. Estos días, la cámara
HiRISE a bordo del MRO,
orbitador de reconocimiento de la NASA, puede captar objetos de un tamaño de apenas 0,3 metros; la cámara Stereo de Alta Resolución en la
Mars Express de la Agencia Espacial Europea no es
nada inútil tampoco, con una resolución básica de 2 metros.
De modo que los investigadores de HiRISE estaban eufóricos, pero no particularmente sorprendidos, al descubrir algunos pequeños cráteres recientemente
formados en las imágenes tomadas en 2008. Vistas en cinco sitios en un rango de latitudes desde 43 a 56 grados norte, las excavaciones tienen típicamente de
3 a 6 metros de ancho y uno o dos tercios de metro de profundidad. Un grupo debe haber aparecido en algún momento entre junio y agosto, y un hoyo algo
más grande apareció entre enero y septiembre.
Lo que sí sorprendió al equipo fueron las salpicaduras de blanco vistas dentro y alrededor de un puñado de estos pequeños cráteres. ¿Podría ser hielo de agua?
Los colegas que operaban el instrumento CRISM de la sonda espacial pronto lo confirmaron, para el único caso bastante grande para producir un espectro:
¡Lo era! Al parecer unos impactos del tamaño de un puño habían golpeado en una capa de hielo escondida bajo un montón de polvo, aproximadamente a un
tercio de un metro de profundidad.
Acto de desaparición
En los meses que siguieron, estas salpicaduras de nieve desaparecieron gradualmente de la vista. El hielo de agua no es estable en las latitudes de los cráteres,
de modo que muy probablemente se sublimara poco apoco, o se evaporara en la atmósfera, dejando detrás un rastro de algún polvo que había estado mezclado
con él.
Un mapa de las llanuras de medio norte sobre Marte muestra cinco sitios donde los cráteres han excavado hielo de una capa
subterránea poco profunda.
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El acto de desaparición también podría ser atribuible en parte a un recubrimiento por una capa de polvo proveniente desde la atmósfera. De cualquier manera,
señala Shane Byrne, investigador HiRISE de la University of Arizona, los depósitos de hielo debían tener por lo menos algunos centímetros de espesor, y no
pudieron haber sido desenterrados de más de 50 centímetros de profundidad.
Byrne anunció estas conclusiones el viernes, en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria en The Woodlands, Texas. Señala que los sondeos previos,
particularmente uno hecho por el espectrómetro de neutrones a bordo del orbitador Mars Odyssey de la NASA, muestra que una vasta reserva de hielo yace
apenas enterrada a través de las regiones polares y de media latitud de la mayor parte del planeta.
Tan cerca
Pero los científicos recién ahora se están dando cuenta de qué tan cerca de la superficie yace el hielo, y qué tan fácilmente puede ser alcanzado. Cuando
Phoenix de la NASA aterrizó en una llanura polar norte el pasado mayo, su motor de frenado desgarró unos centímetros de suelo suelto y reveló placas de
hielo casi puro.
La ironía en todo esto es que el aterrizador Viking 2, que llegó en septiembre de 1976, se apoya a tan sólo 800 kilómetros al sudeste del cráter salpicado de
hielo que se muestra arriba, y los científicos se dan cuenta ahora de que una capa de hielo de agua casi con seguridad yace no lejos debajo de sus patas.
"Está probablemente a decenas de centímetros más abajo", dice Alfred McEwen, jefe de equipo HiRISE. Si la pala de muestras de la Viking hubiera sido
capaz de cavar un poco más profundo, añade, "podríamos haber tomado una muestra del hielo de Marte hace 30 años".
Gentileza de la revista Sky and Telescope.
Fuente: New Scientist. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard
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Artículo original (inglés)
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