Tengo 54 años. Recuerdo aún hoy una parte de un relato que leí en "Más Allá", cuando andaba por los diez u once: era una nuca, en la cual se abría el pelo y dejaba ver un ojo que observaba al protagonista. Nunca volví a encontrarlo, no sé de quién era ni como se llamaba. Y después, un día, en el kiosco apareció la primera parte de "El Eternauta" (la que salió en tres tomos), y me enganché para siempre. Después, todas las novelas de Minotauro ("Crónicas Marcianas" me hizo llorar de pena por los marcianos, y "El día de los trífidos" me dejó sin respiración). Un día mi vieja prestó (sin mi conocimiento ni consentimiento), los tres tomos de "El Eternauta", y me los rompieron. Recuerdo que llegaba del colegio y encontré por la calle un trozo de una hoja, y tuve la seguridad de que era mía. Corrí a casa y me enteré de que mi mamá se la había prestado a un vecino (la había cambiado por tres "D´Artagnan", lo que para mí fue imperdonable). Desde entonces viví esperando la reedición. Llegó mucho después, con Ediciones Record. Un día encontré un aviso de Axxón, no recuerdo en qué revista de CF. Era cuando tenías que copiarla en un diskette. No me perdí ni uno de los diez primeros, aunque me costaba mucho conseguirlos, porque yo vivía en la provincia de Buenos Aires y luego me mudé a Neuquén, donde estoy todavía. El tiempo pasó y perdí el contacto.

En un viaje a Buenos Aires, el año pasado, encuentro "El Eternauta. El Regreso", y entonces aparece la nostalgia. Y hace unos veinte días, revolviendo en la biblioteca, encontré mi "Eternauta" y comencé a releerlo. Y veo por "Canal (a)" un programa sobre Oesterheld. Y me llega por mail una oferta de "2000 libros de CF en un CD", y la compro, e incluye la serie de Axxon desde el nümero 0 hasta el 110, y encuentro la dirección en Internet, y entro y los encuentro. Fue como encontrar a un amigo de la infancia: más grande, más maduro, apenas reconocible, pero en el fondo, el mismo. Y encuentro el número dedicado a Oesterheld, y no puedo creerlo: ¡Oesterheld era el autor de "Gatito", de la biblioteca Bolsillitos, que yo leía cuando tenía siete años!

Y hoy leí tu editorial sobre la nostalgia. No creo en las casualidades. El número sobre Oesterheld me emocionó tremendamente. Ya soy grande (viejo, bah), pero (tal vez por eso), la garganta se apretó varias veces y los ojos se me empañaron.

Y es todo. Quiero darles las gracias por devolverme un pedazo de mi infancia, cuando todavía las cosas parecían maravillosas. Quiero darles las gracias porque me dejaron ver que las maravillas siguen vigentes, que las llevamos adentro, que están en nuestros ojos, si las dejamos salir.

Un abrazo
Beto Mansilla