Debo recalcar la construcción del policial enigma como base de la saga de los robots, esto es algo que todos los lectores de Isaac Asimov saben. No caeré en el elogio sin sentido de considerar a Asimov como «el Balzac de la ciencia ficción», definición que figura en la solapa del libro de la edición Gran Reno, primero porque no es la intención del autor aportar algo nuevo en cuanto a la construcción literaria, aunque un Isaac más maduro se permite al final del libro dar un salto en cuanto a la inserción de su técnica lineal de dialogo y descripciones, para hacer un agujero temporal en el texto e introducir unos paréntesis (y ahí coloca el futuro del relato), no esperen más que ese pequeño cambio en cuanto al aspecto literario de un escritor popular que se podría definir más como el Agatha Christie de la CF que a un Balzac. Pero entiendo que el calificativo se refiere a la conexión de sus personajes en una obra totalizadora, y que tiene cierta consistencia en cuanto a una lógica del gran rompecabezas que forman los textos de la saga Fundación y la de los Robots.
Los Robots Del Amanecer es el tercero en la saga, según los que saben del tema. Me salté El Sol Desnudo, y empecé con el primero para saltar a este volumen, cosa que no recomendaría ya que se perdería la intriga, sustento del relato de la segunda parte, ya que Gladia, la solariana, el amor platónico que se transforma en un romance, es ya una novela interplanetaria que se emite por hiperondas y es imposible no dar cuenta de lo sucedido.
La ventaja de los libros de Isaac Asimov es que se pueden leer de forma individual, ya que poseen una unidad temática independiente, y si uno se pierde unas páginas siempre sabrá de qué se trata si lo retoma más adelante. Construido desde el dialogo en un ochenta por ciento se va desgranando el misterio hasta dar con la consecuencia final.
Se repiten personajes y que de tanto compartir páginas-horas con esos robots uno ya les entra a tener cariño, alimentado y contagiando por la intencionalidad del autor.
Tenemos entonces a un Elijah Baley, héroe y Sherlock Galáctico (y no porque sea fanático del Real Madrid); el Dr. Fastolfe genio cibernético; R. Daneel; la bella solariana Gladia, nexo con El Sol Desnudo; R. Giskard un robot de tosca apariencia pero fundamental para esta obra. Sobre el resto de los personajes, si bien tienen cierta importancia como el Dr. Amadiro, enemigo político de la tierra; la hija de Fastolfe, Vasilia; Gremionis un galán aurorano particular y el Presidente de Aurora, forman parte de una obra que se basa precisamente en la presentación de todos estos personajes en relación a un roboticidio de R. Jander, en el infaltable problema de «Cuarto Cerrado» que nos propone una y otra vez Asimov, pero que resulta entretenido por las bifurcaciones mentales que conlleva responder todas las posibles dudas que representarían los robots en la sociedad futura.
Acá tengo que hacer un espacio, pensar en que hay inconsistencias entre el primer libro y este tercero, pues si recuerdan la aventura que tiene R. Daneel en la Tierra, él ya poseía la capacidad de saber si alguien podía llegar a matar con un cierto sondeo mental, capacidad que pierde a lo largo de la saga, se vuelve más un amigo afectuoso que una parte fundamental de la trama. De estas inconsistencias son las que se alimentan las mentes agudas, no para defenestrar al autor, pues no necesita defenderse de nada, y tampoco lo puede hacer, claro, pero si para dar cuenta de ciertas cosas que no cuadran y para entender que se trata de un ser humano y no de un dios literario.
Resulta interesante las apreciaciones de las costumbres diferentes entre los solarianos, los auroranos y los terrestres; al parecer Asimov se destapa con cuestiones sexuales y elimina la mentalidad prejuiciosa haciendo una muestra de apertura mental y fino humor con respecto a los sanitarios. Es que la obra se basa en los prejuicios, y como estos afectan de forma diferente a cada sociedad inventada, extrapolaciones de situaciones conocidas llevadas a ciertos límites para hacerlas más claras, una estrellita para Isaac por el tema.
He tenido algunos problemas en defender mi crítica anterior pues me centré más que nada en el aspecto de cual era la posición en la que escribía el autor. Con un espacio de treinta años aproximadamente de una obra a otra, se notan algunos cambios de percepción política, ya no habla desde el punto de vista imperial sino de una visión más crítica, no demasiado, no nos olvidamos de que Asimov tiene una tendencia bastante comercial en sus escritos (espero que esto no moleste a nadie, pero basta leer sus prólogos para notar que el dinero forma parte fundamental en su creación literaria, es en principio un escritor por encargo). Reconoce en los humanos una incapacidad de abstraerse de su ego, del individualismo extremo, el egoísmo y cierta suciedad social en cuanto a lo política; lo reconoce al dar cuenta de que las cosas no cambiarán en los humanos por ese afán de poder, no lo pone con estas palabras, seguro, pero el que sabe leer verá que se denuncia cierta injusticia en los procederes políticos de los auroranos, como antes criticaba la corrupción terrestre, he aquí un cambio donde los que poseen el poder no están exentos y deben sufrir alguna leve consecuencia. Pero no ahondaré en la perspectiva política para no plantear ningún paralelismo molesto en mentalidades sensibles y nacionalistas.
Si mi critica a Bovedas de Acero trataba de la injerencia, en Los Robots del Amanecer no lo es menos, pero hablar de eso sería develar el enigma a personas que aún no han leído el libro, y, como siempre, hay cosas que no me cierran, como por ejemplo: las conocidas leyes de la robótica (que no colocaré de nuevo, si no las sabe busque en internet) se contradicen ante la imposibilidad de no hacer daño al ser humano, los robots deberían desconectarse masivamente si así fuera, porque si están ocupando trabajos (en el caso de los terrícolas), les ocasionan daños graves, y si interfieren constantemente en las decisiones de ellos no les permiten realizarse o llegar a una superación por sí mismo, aunque sea con leves empujoncitos cariñosos, aunque lo justifiquemos que hay que salvar a la mayor cantidad de ellos, este dilema lo intenta resolver en algunos cuentos aparecidos en El hombre del bicentenario pero esa es otra crítica, a esperar a que salga, nomás.
Volviendo al volumen que nos compete, y para ser sinceros, eso de tratar de forzar el origen de la psicohistoria desde la perspectiva que se plantea el libro, demuestra eso, un artificio, una incapacidad en el hombre a decidir por propia voluntad.
De todos modos siempre me queda esa sensación de armar el rompecabezas con las piezas que va desgranando Asimov, me veo juntando pedazos para formar un todo pero algunas fichas no encajan del todo bien.
Autor: Isaac Asimov
Título: Los Robots Del Amanecer
Título original: The Robots Of Dawn
Editorial: Plaza & Janes
Lugar de edición: Barcelona
Año de la edición: 1987
Páginas: 445
ISBN: 84-01-92101-5
Publicado en: sci-fics.blogspot.com