La Casa de las Ideas Olvidadas

Localización

La Casa de las Ideas Olvidadas está ubicada sobre Paseo de la Guardia, junto a La Casa del Portal, entre Calle Darwin y Sendero de la Torre.

Descripción

La lisa pared gris demarca el límite municipal de la antigua casa, que fue en alguna época un lugar de referencia para la entonces incipiente comunidad literaria de la ciudad, y que albergó en sus amplios salones las primeras reuniones del Club Literario de Urbys.

La Casa está ubicada sobre una singularidad geográfica y, tal vez, metafísica. Es un borde, una frontera, el límite entre dos realidades que se desconocen mutuamente: el mundo material y el mundo de los pensamientos. Y esta casa está justo ubicada en medio de esos dos mundos. Esta particular ubicación le permite hacer de nexo entre ambos mundos; un nexo generalmente no buscado y probablemente inevitable.

La Casa se vincula con el mundo físico a través de la puerta que da sobre el Paseo de la Guardia. La entrada de La Casa es bastante poco llamativa y normalmente nadie detiene su mirada en ella, hecho que convierte a la casa —prácticamente— en invisible. No hay ventanas. Es sólo una puerta, que nadie abre desde hace muchos años, cuando murió su último habitante: un anciano escritor que en su juventud causó bastantes controversias en el círculo literario del cual formaba parte. Es muy probable que ésta haya sido la intención del autor desde el primer momento, para poner en el centro de la discusión su cuento, que de otra manera hubiera pasado inadvertido. El hecho fue que el escritor mencionó en un comentario al pasar en un brevísimo cuento que Dios y el Diablo eran dos personalidades de un mismo ser. Y fue suficiente semejante afirmación para encender la polémica.

Pero ésta no es la única entrada que tiene La Casa, sino que existe una segunda puerta; una puerta trasera. O tal vez la puerta de atrás sea la que tiene salida sobre el Paseo de la Guardia, porque La Casa también está vinculada con el mundo de las ideas y de la imaginación. A través de este vínculo es que fluyen ideas, recuerdos, pensamientos, sentimientos. Es una puerta, pero a la vez son muchas puertas. En cada mente hay una puerta, que es esta misma puerta. Es una puerta que está siempre abierta y nadie puede cerrar.

Muchas veces sucede que pensamos cosas y al rato siguiente ya no las recordamos. Y cuanto más pensamos para recordarlas, menos las recordamos. Finalmente, cuando ya dejamos de pensarlas, simplemente regresan a nuestra mente y ahí están de nuevo a nuestra disposición. Esta volatilidad de los recuerdos no sería tan frustrante si el recuerdo se borrara completamente de nuestra mente pero, lamentablemente, siempre hay una parte que perdura cuando nos olvidamos de algo: recordamos que una vez lo pensamos.

La Casa no es un agujero negro de ideas, ni una fuente de pensamientos. Es un túnel que vincula las mentes de todas las personas; recibe ideas —las roba, podríamos decir— y las entrega —las implanta—. Ideas que entran e ideas que salen. Vincula las mentes de todos los tiempos. Atraviesa clases sociales, edades, profesiones, intereses e intenciones.

La gente común no sabe en realidad cómo funciona la mente, ni lo brillante de su mecanismo. Ni tampoco conoce la particular situación en donde la Casa de las Ideas Olvidadas está ubicada, pero tan cotidianos son los efectos que de su mente y de la casa se deriva que muchos de ellos tienen un nombre propio. La gente habla de déja vú, presentimiento, premonición, visión de futuro, y también habla de genios revolucionarios, inventos que llegaron antes de tiempo, cambios de paradigma sin darse cuenta de que la verdadera causa de todas estas alteraciones es La Casa de las Ideas Olvidadas.