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Publicaciones recibidas: "El fuego elemental", de Martha Wells
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Ambientada en el mismo universo que La muerte del nigromante, también editada por Bibliòpolis, esta precuela regresa a la ciudad de Ile-Rien, en un mítico siglo XVII.
Hace algo más de un año reseñé la primera novela de Martha Wells publicada en
español, La muerte del nigromante. Bibliópolis ahora decidió subir la apuesta por esta autora tejana y publica El
fuego elemental, que es su primera novela.
Está ambientada en el mismo universo e inclusive en la misma ciudad (Vienne, la capital de Ile-Rien) que la otra, aunque unos doscientos años antes. Y en una evolución temporal paralela, si La
muerte del nigromante tenía fuertes elementos de la época victoriana y fines del siglo XVII o principios del XIX, aquí disfrutamos de una ambientación y tecnología similar al siglo XVII.
Una de las premisas más fuertes del mundo de Ile-Rien es que la magia funciona. La trama nos presenta una batalla entre el ejército humano y una invasión de fays, el pueblo de las hadas y la magia
salvaje. Los humanos cuentan con armas, pólvora y organización, pero sobre todo con los poderes de la hechicería. La magia humana es más similar a la ciencia, se basa en estudio, disciplina, control y
manipulación simbólica. La hechicería de los hombres es más lenta y trabajosa que el uso de capacidades mágicas innato de los fay, pero puede lograr fuerzas y acciones muy superiores. Esto queda
bastante claro en la sucesión de aventuras, pero además se pone de manifiesto en uno de los personajes principales, Kade Carrion, mitad humana y mitad fay. Es la hija del anterior rey de Ile-Rien y de la
Reina del Aire y la Oscuridad, un hada de una facción neutral. Este personaje encarna múltiples dualidades y conflictos que se van resolviendo de a poco y es un eje de la trama.
El otro personaje central, y no creo sorprender a nadie diciendo que será su pareja al avanzar la acción, es el capitán Thomas Boniface, de la guardia de la reina. En él no hay dualidad alguna, es un
estereotipo de héroe experimentado, el veterano de muchos combates que comienza a envejecer y pensar en el retiro, mientras resuelve con solvencia buena parte de la acción. Ex-amante de la reina
madre y todavía su favorito, rompecorazones de la corte, aventurero, sagaz... como dije, un héroe bastante estereotipado, aunque se hace querer por su cinismo, ironía y vulerabilidad. Martha Wells
logra darle vida y carne y hacernos preocupar por él.
Con estos dos personajes y la magia de por medio, ya se ve un poco de qué va la cosa: es una mezcla de aventuras de capa y espada con magia. Efectivamente, la influencia más fuerte que se nota aquí
es la de Alejandro Dumas. El cuerpo de la guardia de la reina y sus peleas con otras órdenes militares le deben mucho, pero mucho a los mosqueteros de Francia. Las descripciones de la corte, las
intrigas palaciegas, las amenazas de conflicto con potencias vecinas explotadas por las facciones de poder, el rey joven y débil dominado por un consejero… son todas cosas que ya hemos visto.
La otra influencia fuerte es en los conceptos del pueblo fay, factor de peso en la trama. Aparecen Oberón y Titania liderando una de sus facciones (sí, casi como Shakespeare los hubiera descripto), ya
mencioné a la Reina del Aire y la Oscuridad (personaje feérico bastante popular) que representaría una especie de grupo intermedio, y la Corte Profana que sería el grupo más similar a las hadas, trasgos
y duendes del folklore celta, entes que disfrutan molestando a los mortales, cambiaformas, salvajes y profundamente inhumanos. Entre los fay hay intrigas y lucha de poder como entre los humanos, que
se suman a la lucha contra los humanos.
Habiendo leído la otra novela, es inevitable hacer un poco de comparación. Se nota aquí que estamos en una obra previa, se ve menos experiencia y soltura en la pluma y menos prolijidad en muchos
detalles. Pero tiene tal vez por la época, la ambientación y el tono más fuerza y un enfoque más claro. Aquí estamos ante un relato de aventuras. Acción y entretenimiento, un toque de romance. Igual
que en la otra, hay buen desarrollo de los personajes y excelente manejo de los diálogos, aunque La muerte del nigromante abundaba más en personajes secundarios destacados. En ambos
casos, la mezcla de géneros y las influencias son muy fuertes, pero da la impresión de que en La muerte del nigromante eso es más abierto, está inclusive buscado y más explícito, se juega más al
homenaje y al guiño. En El fuego elemental el homenaje está presente, pero no es tan desembozado.
El ritmo de la acción es vertiginoso en ambas, los escapes por un pelo son tan abundantes y a veces difíciles de creer en una como en la otra. Todo se disculpa por el avance arrollador de la acción y
los sucesivos ganchos que va poniendo la autora con bastante habilidad.
En ambas novelas también, es impecable el uso de la magia y cómo se integra al mundo y la sociedad. Wells evita hábilmente explicaciones amplias de los mecanismos de la hechicería, menciona cosas al
pasar y las hace parecer naturales. Lo mismo sucede con toda la intriga política, nos vamos armando un panorama a los saltos por los comentarios de la gente, no porque el autor aparezca a contarnos en
detalle. Todo se desliza con suavidad y el lector sigue con escasa dificultad la trama y se va enterando de las cosas a su tiempo.
Personalmente, me enganchó más esta, a pesar de sus fallas, que La muerte del nigromante. Tal vez porque la encaré desde el principio como entretenimiento y sin mayores expectativas. Tal vez
porque tengo más afinidad con este tipo de sword & sorcery que con la intriga victoriana.
En resumen, es un libro muy bien escrito, un entretenimiento ágil y de primera calidad en una muy buena edición y traducción.
Carlos Ferro para Axxón y Noticias.
Fuente: Carlos Ferro. Aportado por Alejandro Alonso
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