‘Robocop’ se une a la moda de los remakes. Aunque en este caso en particular, y para ser más exactos habría que hablar de actualización, que es lo que vendría a ser esta nueva versión que viene a ser lo mismo… sin ser lo mismo. O algo que se le parezca, un lavado de cara que recupera al justiciero mitad hombre, mitad máquina y todo policía para aquellos jovenzuelos que no tuvieron la suerte de vivir los 80. Porque en el mundo en el que nació el primer ‘RoboCop’, el del mandato presidencial de Ronald Reagan, no es para nada el mundo que ha visto nacer a este nuevo ‘RoboCop’, infectado de entre otros males un extremista sentido de lo políticamente correcto que resulta, en una palabra, nauseabundo. Pero no sólo el mundo de ‘RoboCop’ es diferente, también lo son los ojos que le miran.
Son tantos y tantos los remakes, secuelas, reinvenciones, precuelas, extensiones, reinicios y demás como quieran llamarlos que es normal sentir miedo ante el anuncio de uno nuevo, en especial cuando se trata de según que títulos a los que el tiempo parece haber dotado de un “charme” especial… lo tengan o no. Porque cualquier tiempo pasado no fue necesariamente mejor, tan sólo distinto; como no cualquier filme mínimamente relevante es sagrado, pudiendo ser solo… lo que es. Y la experiencia después de tantas y tantas oportunidades nos debería de haber curtido lo suficiente como para ser capaces de separar el grano de la paja. Dicho de otra manera, deberíamos de saber calibrar las diversas variables para ajustar de forma coherente nuestras impresiones ante lo que se nos avecina. O la que se nos avecina, que de todo hay. Y sin prejuicios. O acritud.
‘Robocop’ es uno de tantos y tantos filmes de aquellos tiempos de un VHS que adquiría con cada nuevo visionado un nuevo rallajo con olor a clásico, una condición que no obstante tampoco podía ponerse a prueba con la misma facilidad con la que internet nos lo sirve hoy en bandeja (de plata). El filme, dirigido exquisitamente por Paul Verhoeven, es mucho más que un filme de acción de consumo rápido protagonizado por un cyborg, de aquellos que tanto predominaron por la época tras el éxito de ‘Terminator’. Más de 25 años después sigue conservando su fuerza y su capacidad subversiva, siendo además un filme tremendamente sólido (y violento) se le mire por donde se le mire. ¿Acaso era necesario un remake? Vendría a ser la pregunta más bien estúpida de rigor. La respuesta sería que, posiblemente, no es la pregunta adecuada.
Evidentemente y entrando ya en materia, este ‘Robocop’ del año 2014 no es el ‘Robocop’ de 1987, del mismo modo que el mundo, el cine y el espectador de ahora no es el mismo que el de 1987. Este ‘Robocop’ es un filme distinto para un mundo distinto, siendo una re-interpretación adaptada al contexto en el que ha sido creado, tan diferente del vivido en unos años 80 donde escenas como el brutalísimo asesinato de Alex Murphy podían ser concebidas y aceptadas en el seno del capitalismo industrial. Ahora que hasta John McClane juega a ser PG no esperen de esta nueva versión esas dosis de subversión, violencia, crítica o sátira… porque no la encontraran. Sirva que aquella inolvidable escena ha sido sustituida por una bomba en un coche, algo más limpio, lo que no quita para que, situada en su contexto, no adquiera el debido sentido que ha de tener (narrativamente).
Sí, puede que carezca del encanto, la solidez o el fondo malicioso del filme de Verhoeven, más no por ello deja de ser una buena actualización que cumple, principalmente, con lo que cabe esperar que cumpla en su momento y como superproducción de estudio patrocinada en este siglo XXI nuestro tan correcto y acomodado. Como no por ello esta exenta de su propia capa de mala leche ni de un subtexto con algunas insinuaciones de interés. Porque tampoco se trata de un vulgar remake pesetero que no podamos comprar ni por un dólar, como tampoco se trata de una cinta de acción sin alma que sirva sólo para lucir unos brillantes efectos especiales. Hablamos, en suma, de lo que también podría ser la versión de otro clásico de Verhoeven, la de ‘Desafío total’, en donde se asume con convicción estar a la sombra sin por ello prescindir de una personalidad propia que marque diferencias.
Y por diferencias, que conste, nos referimos a diferencias sustanciales que vayan más allá del hecho de que Lewis sea ahora un hombre (del color correcto). Bajo la carcasa de este ‘Robocop’ se reconoce a menudo al film original, presente en multitud de detalles que han sido re-diseñados como el propio personaje, cabe decir, dentro de un desarrollo más fundamentado en la coherencia narrativa habitual, llámese causa-efecto. Es lo mismo pero a la vez distinto, por completo, como los zombies que ahora sí corren para espanto de los puristas, y presentado de una manera bastante más hábil e inteligente de lo que parece a primera vista, lo mismo que ocurría con la versión de 1987. En aquel entonces era Verhoeven el que se daba a conocer al pueblo americano, en esta ocasión es el Paul Greengrass brasileño el que lo hace, José Padilha, el firmante de las dos estupendas ‘Tropa de élite’ y quien aporta un notable equilibrio entre narrativa y efectismo visual que en cierto sentido recuerda a Neill Blomkamp.
A simple vista tal vez no más que un filme de acción pongamos que… a lo ‘Robocop’ en su momento, pero que admite, es posible, una segunda lectura que como solía ocurrir con el cine de Verhoeven se entienda mejor con la distancia. Este nuevo ‘Robocop’ es posible que no se revalorice en igual medida porque es incluso probable que no alcance sus niveles de malsana acidez entre líneas, que sea más cercana a la por otro lado inteligente aunque infravalorada ‘Robocop 2′, cinta con uno de los mejores clímax de los año 90 sea dicho de paso que sale el tema. O si acaso que su carga irónica sea algo más genérica y menos patriótica como para ceder de pleno a un hombre vs. machine que acaba en tablas, más convencional y menos gamberro. Como en última estancia termina por adolecer del complejo habitual del reinicio patrocinado, en donde se intuye el verdadero potencial, libertad y personalidad de cara a una posible secuela… si es que llega.
Nota: 7.0
por Juan Pairet Iglesias
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