Los estomatópodos procesan los colores de otra forma
Agregado el 25 enero 2014 por Planeta en Biología, Neofronteras, ZoologíaÁrea: Biología, Neurología — Sábado, 25 de Enero de 2014
La visión de los estomatópodos es distinta de la nuestra para evitar un procesado cerebral excesivo y reconocer rápidamente el entorno visual.
La galera puede distinguir la luz polarizada y sus ojos poseen 12 o más pigmentos fotosensibles diferentes. Foto: Joseph Napolitano.
Hace casi seis años nos asombrábamos en estas páginas de la increíble visión de los estomatópodos, también conocidos por galeras.
Estos animales parecen langostas pequeñas y se los puede encontrar en muchos lugares. En algunos países, como los asiáticos, existe la tradición de consumirlos. Este consumo también está llegando a Europa y se puede encontrar a este crustáceo en los mercados en algunas temporadas.
Son depredadores y pueden cazar sus presas gracias a golpes que propinan a altísima velocidad. Además se comunican entre sí usando códigos de colores polarizados, sobre todo durante el cortejo.
Sus ojos pedunculados poseen un moviendo independiente y rápido. Este rápido movimiento les permite reconstruir su entorno muy bien y ser consciente de los cambios que se producen en él. Pero, además, las líneas de fotorreptores permiten con un barrido ocular recrear una imagen muy compleja y alta resolución.
Este tipo de movimiento ocular está extendido entre muchos animales, incluidos los humanos. Nosotros podemos barrer nuestro entorno a 200-300 grados por segundo, pero los estomatópodos lo pueden hacer dos veces más rápido.
Pero quizás lo más asombroso es que los ojos de estos crustáceos tienen 12 tipos distintos de pigmentos fotosensibles para distinguir colores, en lugar de los 3 que tenemos los humanos. Algunas especies tienen incluso 21. Además, distinguen la luz polarizada y ven el ultravioleta. Esto nos hizo pensar que este animal podría ver el mundo en una cantidad de colores y de un modo al que jamás llegaríamos los humanos.
Es verdad que tienen todos esos pigmentos, pero el sistema nervioso de estos animales es muchos más simple que el de los humanos. ¿Conseguían estos artrópodos computar bien toda esa información?
El asunto de saber cómo siente o lo que ve otro ser es un tema bastante complejo, aunque nos lo cuente él mismo. La percepción ajena es un asunto delicado, pero no imposible de estudiar.
Ahora unos investigadores han conseguido hacerse una idea de qué es lo que ve este animal y llegan a la conclusión de que su visión es más limitada de lo que parecía y no ven mejor que los humanos.
Justin Marshall (University of Queensland en Brisbane, Australia) y sus colaboradores han estudiado la capacidad de distinguir colores de estos animales con experimentos en los que se les condicionaba. A unos ejemplares de Haptosquilla trispinosa se les entrenó para reconocer un color entre 10 posibles entre 400 y 650 nm. Luego, en las pruebas, se les mostraba dos de ellos y la recompensa en forma de comida estaba detrás del color en cuestión.
Descubrieron que podían distinguir un color que estaba a 50-100 nm por encima o por debajo del color al que estaban condicionadas. Pero esto no era posible si estaba a 12-25 nm. Basándose en estos resultados, los investigadores creen que este animal podría distinguir longitudes de onda que se diferencien en 1-5 nm. Es decir, es menos sensible que el ojo humano.
En los seres humanos la información de los canales rojos, verde y azul es combinada y procesada en el cerebro para reconstruir el resto de los colores. Esto nos permite distinguir entre millones de tonos de color. Como la galera no tiene la capacidad de proceso del cerebro humano, consigue distinguir muchos colores gracias al uso de los muchos canales de color que ya parten de sus ojos y que requieren menos procesamiento posterior.
Los investigadores creen que este depredador sacrifica definición en el color a cambio de poder detectar colores rápidamente (al requerir menos procesamiento), lo que le permitiría ver presas más rápidamente o detectar mejor a amigos y enemigos.
Marshall especula que nos podríamos inspirar en los ojos de estos animales a la hora de diseñar las cámaras de los satélites.