Quién no ha soñado con un amanecer/atardecer –según de que lado del continente estés– como éste, con unos colores naranjas, sepias así, con el mar tranquilo que parezca un lago, rodeado de palmeras, cabañas, verano puro, y por supuesto, con una excelente companía “humana”, a libre albedrío. Rodeado de aromas que te transporten al placer.
Ojalá encontremos este verano “El” lugar para sentirnos plenos.