Océanos eran más salados hace millones de años

Las aguas oceánicas consideradas antiguas, de 145 millones de años, tenían un nivel de salinidad mucho mayor que las modernas, según una investigación publicada en el último número de la revista británica “Nature”

El estudio, llevado a cabo por científicos del Servicio Geológico de Estados Unidos, halló una relación directa entre las aguas más antiguas y la salinidad tras descubrirse un alto nivel de sal marina atrapada en unos sedimentos en una bahía de EEUU.

En concreto, la localización de esa salinidad se produjo en la bahía de Chesapeake (en el este de EEUU), de 311 kilómetros de largo y donde desembocan más de 150 ríos.

Salinidad

Ese fuerte incremento se habría producido, según los investigadores, durante el período de formación de la bahía.

Los expertos afirman que la sal quedó atrapada en los sedimentos antes de la caída de un asteroide de tres kilómetros, y ha permanecido inalterada desde entonces.




“Este análisis se ha realizado sobre el agua salina profunda de la bahía de Chesapeake, aunque anteriormente se habían detectado otras bolsas de agua salina profunda a lo largo de la costa atlántica”, dijo a Efe Ward Sanford, autor del informe y miembro de la Sociedad Geológica de América.

Los expertos estiman que las aguas marinas de hace más de 100 millones de años tenían el doble de salinidad que las actuales, por lo que establecen una relación directa entre edad y nivel de sal.

En esa misma línea, los autores sugieren que a principios del Cretácico superior (hace unos 100 millones de años) la salinidad del Atlántico Norte era similar a la actual.

“Hemos quedado sorprendidos al descubrir que el agua subterránea tenía ese nivel de salinidad en ese período geológico”, reconoció Sanford, que ha utilizado una combinación física, química y la evidencia isotópica para la elaboración de esta investigación.

Esta investigación supone un avance en el estudio de los niveles de sal marina en los antiguos períodos geológicos.

Fuente: Discover Magazine. Aportado por Eduardo J. Carletti



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