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Perforan un cráter de impacto y buscarán vida extraterrestre en su fondo
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Una perforación frente a la Costa Este de Estados Unidos puede abrir la puerta a una cantidad de conocimientos, e incluso permitirnos encontrar alguna forma
de vida extrema llegada del espacio.
(The Virginian Pilot) - Un proyecto internacional realizado en común por 13 países perforará hasta una profundidad de más de 1,6 km en un antiguo
cráter de impacto en Eastern Shore, ubicado en la bahía Chesapeake, frente a la costa de Virginia, EEUU, buscando pistas sobre el clima prehistórico, la
solución a los problemas actuales del agua y conocimientos sobre el inicio de la vida en la Tierra y Marte.
Dentro de tres semanas comenzarán a salir las primeras muestras de roca y sedimentos de una perforación realizada en una granja en el norte de Cabo Charles.
Los científicos esperan aprender, gracias a ellas, sobre la historia del clima de la Tierra, sobre qué sucede realmente cuando choca un asteroide o un cometa con
un planeta, sobre cómo sobrevive la vida en la presencia de tsunamis, sobre los fuegos masivos y los impactos y, una preocupación más local, por qué es tan
salada el agua subterránea en Hampton Roads.
"Esperamos perforar la totalidad del cráter y su piso", dijo Greg Gohn de Geological Survey de EEUU (USGS), uno de los cuatro investigadores principales del
proyecto. "Ninguno de nosotros volverá a perforar un agujero de 2.200 metros otra vez".
El USGS ha realizado ocho perforaciones en los alrededores y sobre los bordes externos del cráter, que tiene cerca de 90 kilómetros de extensión y por lo
menos 1,6 km de profundidad. Se han tomado muestras internas largos tubos de roca y tierra de sitios en Hampton, Newport News, Mathews County,
Gloucester y varios sitios en la orilla oriental, pero el más profundo era de solamente 823 metros, menos de la mitad del ambicioso intento de llegar a 2.200
metros que se inicia a principios de septiembre.
"Estamos atravesando por puentes que nadie ha cruzado", dijo el científico David Powars de la USGS, uno de los primeros en sospechar que había un cráter de
impacto debajo de la Bahía de Chesapeake. Powars y otros científicos, luego de intentar determinar por qué algunos acuíferos son salados y por qué era posible
hallar fósiles más antiguos encima de los más recientes, anunciaron la existencia del cráter en 1994.
Antes de eso, durante décadas, esa extraña evidencia había sido considerada resultado de un pobre muestreo y de una ciencia menos precisa, más que los
efectos reales de una colisión cósmica.
El cráter de impacto de la Bahía de Chesapeake es el sexto en tamaño en el mundo. Su centro está debajo de Cabo Charles y está escondido bajo capas de
sedimento que han llenado el gigantesco agujero en los 35 millones de años que han pasado desde que fue impactado por un objeto del espacio exterior. Debido
a que está enterrado, es uno de los cráteres mejor preservados del mundo.
"Va a ser emocionante ver qué sale de este agujero", dijo Powars, y los que conocen a Powars saben que ésas son las palabras justas.
El proyecto de 1,3 millones de dólares es financiado por la USGS y el International Continental Scientific Drilling Program (programa internacional de
perforación científica continental). El programa está formado por un consorcio de agencias científicas de 13 países, que incluyen China, Canadá, Alemania y
Sudáfrica. En los Estados Unidos, el socio que financia es la National Science Foundation.
El programa se centra en sitios de importancia global, como el cráter de Chicxulub (causa posible de la extinción de los dinosaurios) en la península de Yucatán,
México, la falla sísmica de San Andreas, la tectónica de placas en Creta y los volcanes en Hawai.
Además, 118 científicos han hecho 44 propuestas para utilizar muestras de la perforación basal; esa investigación será financiada en forma separada del
presupuesto de perforación.
Se espera que la plataforma de perforación arribe al sitio el 9 de septiembre y sea instalada en medio de los campos de Eyreville, una granja de soja que fue
creada por los ingleses a principio del siglo 17. Pero los habitantes originales pudieron haber estado allí mucho antes.
El científico británico Charles Cockell dirigirá la búsqueda de aquellos microbios que podrían haber sobrevivido al impacto y colonizar las rocas en la
profundidad de la Tierra.
Estos extremófilos, llamados así por su capacidad de vivir en ambientes extremos, podrían haber colonizado los huecos que formó la roca cuando se estrelló y
saltó fuera del agujero, o cuando cayó dentro del cráter.
Si se hallan microbios, Cockell procurará hacer que alguno crezca en un laboratorio, y el microbiólogo Jennifer Macalady, del estado de Pennsylvania, examinará
su ADN. Las grandes cantidades de hierro encontradas en las muestras de agua tomadas del cráter pueden indicar que los microbios serían capaces de utilizar
los electrones del hierro para obtener energía.
"Los mansos heredarán la Tierra, es lo que digo siempre", dijo Cockell en un reciente viaje al sitio de Eyreville. "Es el caso de los microbios. Apenas sobreviven,
y encuentran nuevas oportunidades. Las catástrofes crean nuevas oportunidades para la vida".
Los científicos que estudian el cráter, incluyendo Powars, presentaron la información en julio en la conferencia del Lunar and Planetary Institute (instituto lunar y
planetario) sobre cráteres de impacto en Marte. La forma del cráter de la Bahía de Chesapeake un pico central rodeado de un anillo profundo, que a su vez es
rodeado por un borde ancho, más bajo podría ser útil para compararlo con los cráteres del planeta rojo. El cráter de la bahía fue formado por un objeto que
golpeó en un mar de poca profundidad. Los sedimentos mojados del suelo marino se deshicieron en pedazos y cayeron sobre el profundo anillo interno,
haciendo que el cráter fuese mucho más grande de lo que podría haber sido si el objeto hubiese golpeada sobre tierra.
Esto podría significar que los cráteres de impacto en Marte de aspecto similar también se formaron en agua o en sedimentos comparables, escribieron los
investigadores.
Y hay más: "Estos cráteres de impacto posiblemente fueron el origen de la vida", y eso no es hablar por hablar, dice Powars. "La vida puede haber comenzado
en un cráter con actividad hidrotérmica en otros planetas".
Otros equipos científicos estudiarán cómo se formó el cráter y qué características físicas tiene. En la roca fundida, muy en el interior, pueden permanecer rastros
del objeto que hizo el cráter en forma de rasgos químicos de elementos que son raros en la corteza terrestre.
También se examinarán los efectos inmediatos de un impacto tan grande: tsunamis que podrían haber golpeado Europa, incendios que podrían haber dejado
abrasada toda la Coste Este de EEUU, arena derretida que formó granos de cristal que flotaron miles de kilómetros, llevados por el viento.
Los creadores de modelos tomarán la información de la perforación y harán una proyección de qué podría suceder si otra roca espacial golpeara la Tierra hoy.
En las capas más jóvenes de sedimento de la parte superior del cráter, los geólogos esperan encontrar la información sobre los cambios históricos del clima que
afectaron el nivel del mar y las capas de hielo.
De interés local, los hidrólogos estudiarán cómo interrumpió el cráter los acuíferos de agua dulce que proveen de agua potable a Hampton Roads. Las muestras
de otras perforaciones han producido agua más salada que la del mar, y los científicos esperan ganar conocimiento sobre cómo impide el cráter el flujo del agua.
Una vez que comience la perforación, continuará 24 horas al día durante tres meses. Durante ese tiempo, es probable que el granjero Roger Buyrn sea
incomodado por el tráfico en su estrecho camino de entrada a la granja, luces y ruido de la perforación y la publicidad en los medios internacionales.
Él no está apesadumbrado. "Mi padre tenía un refrán: 'un día muy bueno es aquel en el que uno aprende algo'", dijo Buyrn. "También diría, 'intenta aprender algo
cada día'. Cómo usted diría, ¿cuándo habrá otra oportunidad de aprender tanto?"
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