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Uribito, el robot charlatán
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Abre y cierra los párpados, mueve los ojos, habla y gesticula. Cuatro jóvenes ingenieros colombianos tardaron un año y medio en construirlo como proyecto de
fin de carrera y asombra allá donde pisa, confiesa uno de sus creadores, Alberto, que está con él de gira en la Campus Party Iberoamérica
El robot, en funcionamiento,
envía un saludo a elmundo.es
Es un robot que por dentro es de un conglomerado de madera, servomotores, dos bolas de sendos botes de desodorante como ojos y plástico PET. Por fuera,
de espuma de látex, pelo artificial y maquillaje. Su apodo es Uribito. Y sorprende por diferente, porque tiene rostro y por ser una apuesta animatrónica fuera de
lo común.
Llama la atención mucho más que sus compañeros de área en El Salvador, inidentificables y vulgares amasijos de metal inerte. Quizá sean técnicamente
superiores, pero Uribito tiene gracia, chispa y encandila. Justo ésa era la intención cuando se concibió: conciliar arte e ingeniería.
Su principal problema es que su dicción no es perfecta, ya que no es un desarrollo pensado específicamente para él, sino que está adaptado a partir de un
sistema ya creado. Sus gestos, sin embargo, son muchos más humanos -imitarlos fue el objetivo inicial del invento.
Para su construcción sólo se emplearon dos procesos industriales, un termofundido y el cosido de la piel. Para manejarlo se programó un "software" específico
en el que se escribe el texto que después recita el robot y permite mover sus ojos y otros elementos.
El principal artífice de Uribito asegura que ha supuesto un gran aprendizaje y que, aunque la animatrónica no es el área de la robótica más desarrollada en
Iberoamérica, le encantaría añadir mejoras a su creación. Dice que el rostro es, junto a las manos, la parte más complicada de desarrollar. También que la
burocracia es un freno de largo recorrido.
Por eso, y mientras busca financiación, piensa en "liberarlo" mediante una licencia libre de uso no comercial, de modo que pueda convertirse en el único
explotador del robot aunque cualquiera pueda mirarle las tripas. Una buena solución intermedia para que Uribito pueda hacerse mayor.
Fuente: El Mundo. Aportado por Graciela Lorenzo Tillard
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