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F i c c i o n e s |
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ENCUENTRO CON JOHN |
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Nahuel volvía a su casa después de cursar en la facultad, la quijada dura de tanto hacer face frente a las minitas. Subió al colectivo, pagó el boleto, y se encontró frente a frente con John Lennon. Lo miró tanto como se lo permitió la educación. No cabía duda alguna: estaba ahí, recién salido de "Imagine".
Pensó en hablarle, preguntar alguna cosa. El pobre tipo parecía desamparado; era evidente que entendía poco y nada del porteño apresurado que se hablaba en el colectivo. Se liberó un asiento y Nahuel se sentó. Se arregló apenas el pelo y enderezó las solapas de su campera de ski, usando la ventanilla como espejo. Nahuel había estado en Nueva York, así que podía usar su inglés rudimentario y preguntarle... ¿qué? "¿Es usted John Lennon?" Claro que era él. Entonces: "¿Qué hace aquí? ¿Qué le vio a...?" ¿Cómo se llamaba la mina? Una china... Descubrió que no sabía demasiado del tipo. Pacifista. El signo ese de la paz, que de dónde habrá salido, qué carajo tiene que ver Volkswagen. Yoko Ono, se llamaba Yoko Ono. Y estaban cuando Vietnam. No, ése era el de los Doors, no éste ¿o sí? Bah, que se fuera a la mierda. Nahuel sacó su discman, se colocó los auriculares, y puso un disco de Maná. Ahora el tipo lo miraba a él. No, al discman. El tipo miraba el discman, fascinado. ¿Habría llegado ayer al mundo? Capaz que nunca había visto uno tan copado como ése, con ecualizador de doce bandas y refuerzo de graves. Lo había traído de Miami, y había costado lo suyo. Aunque menos que las Nike, esas que ya no usaba porque habían pasado de moda. Vietnam. Capaz que nunca había visto un discman, y punto. Lennon se sentó a su lado. Era pacifista ¿no? Entonces le preguntaba sobre la guerra en Israel, o sobre Bosnia. Mejor no: a ver si tenía que explicarle. Nahuel no tenía idea de dónde estaba Bosnia, o de cuáles países peleaban en Medio Oriente. Permaneció quieto, mirando por la ventanilla. Autos. Obreros volviendo a sus casas. Un accidente, un muerto. Menos mal que no había seguido medicina. A su lado, el Beatle tarareaba algo. Bajaron los dos en la misma parada. Caminaron juntos hasta la esquina y allí Lennon dobló rápido, como huyendo. Nahuel miró alrededor: no había nadie. ¡Mister Lennon! llamó Nahuel. Le apuntó con el índice, con el pulgar simulando el percutor. ¡Bang! Lennon cayó hacia atrás, con los miembros fláccidos. Quedó apoyado a medias contra una pared, tapándose el pecho con la mano. Alzó la mirada hacia Nahuel. Thatīs no fun, boy dijo, y comenzó a incorporarse. Se enderezó los anteojos y se alejó, manchando la vereda. Nahuel volvió a su casa despacio. No, no había sido divertido. Después de cenar, hojeó distraídamente la revista del cable. Hizo zapping media hora y se fue a dormir.
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