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F i c c i o n e s |
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CARIBBEAN CAIPIRINHA, |
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A causa de lo intempestivo de la hora el "Caribbean Caipirinha" estaba casi desierto. Una mesa con un grupo de jóvenes que no dejaban de contar chistes, siempre bajo la atenta mirada del enfurecido barman (quien no sabía cómo decirles que era ya hora de cerrar el bar... o de pedir nuevas consumiciones), una pareja de enfebrecidos nuevos amantes, el tipo joven de larga barba que estaba a su lado desde hacía algunas horas y el propio Arístides. La música de samba seguía sonando, a un volumen ya algo menor; un segundo camarero se encargaba de fregar el suelo, recoger las mesas y poner las sillas encima, con gran estrépito y la sana esperanza de que los presentes entendiesen la indirecta. Desde los aseos llegaba un leve tufillo a orín. Como lo oye. Verdaderamente gafado. No será para tanto dijo Jesús. Las casualidades, ya sabe... Qué coño casualidades. Gafado y bien gafado. No contento con aquella primera decepción infantil, seguí escribiendo. No lo podía evitar nuevo sorbo. Pero lo peor estaba por llegar. Comencé a escribir un libro sobre la mafia. Una gran epopeya centrada en una familia poderosa, de Corleone. El cambio generacional a través de las diferentes épocas. Muertes, violencia... Me documenté de cojones. Vaya, como en el Padrino. Miró enfurecido al de la barba a los ojos: Sí, como el Padrino. Cuando lo leí tiré el televisor por la ventana. Un Telefunken Color y 345 folios a la basura... Joder. Qué putada, oiga... Después fue la aventura galáctica Arístides volvió al vaso. Una princesa raptada, un grupo de Samuráis del espacio que llevaban espadas láser... verá, yo no voy al cine. Cuando estaba a punto de acabar el primer borrador se lo di a leer a un amigo, tan ilusionado como estaba. Lo abrió al azar y lee: "Luke, tú no lo entiendes: Yo soy tu padre". No... Sí asintió desesperanzado. Tardé un año en recuperarme. Qué mala pata... Me puse entonces a trabajar en algo más complejo. Un libro sobre clonación. Tres años de investigación, comienzo a escribir sobre dinosaurios que vuelven a vivir gracias a la ciencia... El otro sonrió, asombrado No joda... Pues sí. Parque Jurásico. Y eso es sólo lo más gordo: esas tres sagas juntas han dado más dinero que el producto interior bruto de España. Porque también escribí un relato que se iba a llamar "Ciudad Oscura"... ¿ha oído hablar de Dark City? Pues no. Otra película, aunque ésta no acabó de triunfar porque era demasiado compleja para los yanquis. Mi relato era más sencillo, joder... Le acompaño en el sentimiento, oiga... Lo último ha sido definitivo. No sé si suicidarme, beberme todo el bar, ambas cosas o dedicarme a un trabajo más edificante, como la construcción. Estaba a punto de acabar un libro en el que se habla de universos paralelos, en el que hay múltiples partes de cada persona en cada universo. Si alguien unía cada fragmento de personalidad en uno solo sería casi un semidios. El Único... Mira, como la película que se estrena esta noche... Arístides asesinó al de la barba con una ya errática mirada. Exacto, no me había dado cuenta. Es una casualidad que esté poniéndome hasta las cejas de Red Label devolvió la mirada al vaso. No te jode... El de la barba tomó un sorbo de cerveza antes de preguntar ¿Y ahora qué? Yo que sé... estoy aburrido de seguir arruinado mientras mis ideas, que parecen llegar a otros justo antes que a mí, no hacen más que ganar dinero. Estaba pensando en comenzar a escribir una gran trilogía fantástica: un universo en el cual se puede viajar de plano a plano a través de los sueños. Donde los viajeros son conocidos como los Errantes, y son perseguidos por otros seres que tratan de evitar los viajes para salvaguardar el universo. Los Vigilantes. Pero estoy por dejarlo, seguro que alguien se me anticipa... Arístides sintió un apretón en la vejiga. Mmm... si me disculpa, creo que voy a mear. No fue sencillo llegar al aseo, y aún menos enfocar el miembro al urinario. Sólo acertó al cuarto intento. "Cagontó", pensó, "cada día los hacen más pequeños". Ahora que había logrado despejarse un poco recordó que aquel individuo de la barba le sonaba de algo. ¿Lo había visto en el metro, o...? Er... ¿En qué estaba pensando, un individuo con barba que bebía una coca cola?, ¿o era una cerveza? ¿Barba? ¿Tipo? Cabeceó con frenesí, tratando de aclarar embotada mente. En la barra, el de la revista de viajes dejó la cerveza y sacó de su chaqueta el teléfono móvil. Arístides regresó a su silla. Al lado había una revista de viajes. ¿De quién sería? Viajes... como su proyectado relato nuevo. Viajes a través del sueño... ¿una señal divina? Por si las moscas, decidió despejar su mente. Alzó la mano hacia el barman. © Víctor Manuel Ánchel 2002. Víctor Manuel Ánchel EstebasVíctor Manuel Ánchel Estebas es español. Nació el 29 de diciembre de 1973. Es músico, oboista, y toca en la primera orquesta de su país: la Orquesta Nacional de España (con ella vino a Buenos Aires y tocó en el Teatro Colón). Además es profesor de oboe en la Escuela Superior de Música "Reina Sofía", de Madrid, que pasa por ser la más prestigiosa escuela de música de España. Dice ser un lector enfermizo, con especial predilección por la literatura fantástica y la ciencia ficción, y está orgulloso de su biblioteca (con muchos libros descatalogados, como la obra completa de Fritz Leiber o Moorcock). Los libros viejos son otra de sus pasiones. Se confiesa rendido admirador de "o Rei" Quevedo. Axxón 127 - junio de 2003 |