«El ladrón de tiempo», Steve Stanton
Agregado en 9 diciembre 2009 por admin in 203, Ficciones, tags: CuentoCANADÁ |
Uno nunca sabe qué se va a vender en estos días. Es un verdadero problema para los ladrones de tiempo como yo. Podemos estudiar perfiles culturales, analizar tendencias de mercado, contratar chamanes de la publicidad… y aun así errar de punta a punta. No hay garantías ni explicaciones. Uno simplemente no puede predecir de quién será el tiempo más valioso.
Antes no era así. Teníamos todos esos placeres indirectos para proporcionar, todos esos usuarios ávidos de nuevas experiencias. En ese entonces, los atletas tenían tiempo comercializable, clavadistas, escaladores de montaña en la cumbre. ¿Montó alguna vez un trineo en un túnel de hielo brillante? Esa era una de los buenas secuencias que yo tenía en aquellos tiempos. ¿Corrió alguna vez delante de los toros en Pamplona? ¿O luchó con una anaconda en la selva tropical del Amazonas? Todos se vendían mucho en su época.
La pornografía era importante también, una emoción indecorosa sin riesgos de enfermedad. Hice un montón de sincronizaciones sórdidas al comenzar mi carrera cualquier cosa para completar mi cuota, y también era un trabajo duro, no vaya a creer. Las prostitutas eran un objetivo fácil y obvio, pero lo que pasaba por sus cabezas lo llevaría a usted a la castidad a pesar del absoluto aburrimiento. Cena para los niños, lavandería, ¿acaso este tipo va a tener un ataque cardíaco arriba mío o qué? Cómo es que algunas de ellas hacen un espectáculo de animación, está más allá de mi entendimiento. La mayoría no vale el tiempo de computadora necesario para robar la secuencia. Hace falta ser un verdadero fanático incluso para la pornografía marginal.
Y para darle el mismo tiempo a la otra cara de la moneda, recordemos las viejas secuencias evangélicas. ¿Recuerda Carismanía? ¿Recuerda haber presidido una asamblea de miles, rodeado por un mar de manos levantadas en oración, el espíritu de gloria volando encima de las aguas, moviéndose en su corazón, hablando con sus labios?: fue mi primera venta de un millón, la que confirmó mi reputación de ladrón de tiempo par excellence. Aquella fue una buena época.
Ahora el público está saciado, y con razón. Todos y cada uno de los actos humanos concebibles han sido grabados. Se ha robado el tiempo suficiente para extenderlo hasta el Pleistoceno. Es simplemente imposible conmover al sofisticado usuario moderno, traer alguna novedad a su vasta experiencia. Ya ganó la Serie Mundial y fue electo Presidente de los Estados Unidos. Ya ha estado sin gravedad en el espacio exterior y lo ha hecho con dobles de Marilyn Monroe, posiblemente al mismo tiempo. ¿Qué puede añadir a eso un ladrón de tiempo?
Concéntrense en la técnica, les digo hoy a mis mejores estudiantes. Robar el tiempo es un arte, la forma final del espectáculo. Somos profesionales inteligentes que roban para usuarios inteligentes, y lo que cuenta no es lo que revelamos sino lo que insinuamos. La experiencia humana cruda es sólo una base sobre la cual construir, la armonía de fondo para una sinfonía experimental. Con una buena técnica, un ladrón de tiempo puede hacer de Bibliotecario en Horario de Descanso un gran éxito de ventas. ¿Qué pensamientos secretos yacen escondidos detrás de esos ojos afables? ¿Qué visiones exóticas? Uno puede explorar los niveles subconscientes si está sintonizado apropiadamente: hay que usar todos los avances tecnológicos. Ahora estoy trabajando sobre una nueva generación de secuencias «superconscientes». El usuario exigente de hoy…
¿Dónde estaba? ¿Vio alguna vez mi secuencia Héroe? A veces uno tropieza con un clásico como ése sin premeditación. Ese día estaba en mi unidad móvil, explorando las calles buscando algo anormal para cumplir mi cuota, cuando me encontré con el incendio, una casa de ladrillos de dos plantas con las llamas que salían rugiendo por la puerta principal y el humo haciendo rizos debajo de los aleros. El edificio chupaba aire con un shufff audible, jadeando por oxígeno como una estufa de madera recalentada. Se había reunido una multitud. Los bomberos contenían a los padres que pujaban por volver adentro. Se podían escuchar los gritos de los niños a través de una ventana del piso superior.
Activé mi sistema y empecé a escanear visualmente a los espectadores. Estaba buscando una base particularmente emotiva, esa horrible sed de sangre que uno a veces encuentra en una audiencia muerta: simplemente una secuencia fugaz y extrema para el noticiero. Noté que un joven miraba hacia arriba con atención embelesada, su cara inmóvil por la tensión, y pensé que había encontrado un objetivo valioso. Lo sondeé y encontré un buen contenido emotivo. Me conecté directamente al cerebro y empecé a ampliar mis filtros. Horror, pánico… una señal abrumadora. Sintonicé mejor la visual para corregir un ligero astigmatismo y maximicé la señal olfativa del humo. Estimulé los niveles de la amígdala y del hipocampo buscando el efecto artístico y reduje la cognición verbal, que parecía estar atascada en una rutina circular repetitiva que tenía que ver con agentes sobrenaturales. Sincronicé y empecé la secuencia de bypass.
Yo / nosotros estábamos ahí, saboreando el humo como ácido caliente, escuchando los gritos de los niños por encima del parloteo de la multitud, retrocediendo interiormente y rebotando hacia la superficie de la conciencia, rebotando adelante y atrás como un redoble de tambor, como un teleobjetivo enfocando y desenfocando una escena demasiado horrorosa para contemplar. Yo / nosotros no podíamos aceptar la realidad, la tortura de esos inocentes.
Algo se disparó… así es como lo describo hasta el día de hoy. Una total reorganización conceptual. Desde el caos vino una determinación fija, desde el horror una resolución sombría. Yo / nosotros corrimos hacia el fuego, subimos la escalera ennegrecida, cegados por el humo y jadeando, sin temer nunca a la muerte. Yo / nosotros éramos invencibles, súper humanos. Yo / nosotros seguimos los gritos, pateamos la puerta en llamas, gateamos sobre una alfombra humeante. Dos niños bajo una cama y una bebé inconsciente en una cuna. Yo / nosotros los recogimos como a sacos de ropa sucia, los envolvimos en mantas y los levantamos sobre los hombros. Entonces, yo / nosotros notamos dolor, mareo, debilidad. Yo / nosotros vomitamos humo y bilis y caímos hacia adelante.
Usted ha experimentado la secuencia; conoce la peculiar atemporalidad del escape del héroe. Incluso ahora, mirando hacia atrás, me pregunto cómo conservé la suficiente lucidez profesional para enviar señales a la computadora durante el tiempo extra. Los abogados son rápidos para criticar tal acción, y están en su derecho, pero los usuarios dedicados comprenden por qué quería más tiempo en Héroe. Tenía que tenerlo todo, enmiendas legales o no. Estuve allí la primera vez, sufrí por la versión no editada; no me venga a decir cómo tengo que hacer mi trabajo.
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Las manos y los pies del héroe quedaron permanentemente mutilados, la cara desfigurada, los pulmones quemados y ennegrecidos. A los niños los trataron en el hospital por inhalación de humo y les dieron de alta. Los padres se convirtieron al cristianismo. El héroe más tarde les dijo a los reporteros que no recordaba nada de lo que había ocurrido. Por supuesto que no… yo le había robado el episodio entero. Le envié al héroe una copia previa a la publicación y le ofrecí un diez por ciento como arreglo extrajudicial por el tiempo extra robado. (La edición final dejó la secuencia en siete minutos y algo, como usted sabe). Hoy es un hombre rico.
Todo el tiempo me preguntan si influí sobre el héroe de alguna forma para que emprendiera su audaz rescate, si el hecho de sincronizar y robar su actividad cerebral de alguna manera fabricó la secuencia, lo que, por supuesto, es absurdo. El robo de tiempo es puramente pasivo, el sujeto no lo puede detectar o percibir. Jamás se ha intentado una comunicación en los dos sentidos fuera del laboratorio, y los resultados no son dignos de publicar: meros diálogos telefónicos con pretensiones. El héroe se habría lanzado de cabeza en esas llamas conmigo o sin mí, y puede agradecer a su buena estrella y su coraje…
¿Dónde estaba? De acuerdo, veamos las cuestiones éticas. Primero, dígame, ¿quién va a extrañar realmente cinco minutos de procesos mentales? Las personas desperdician más que eso detenidas en el tránsito o meditando en el baño. Algunas personas están tan drogadas que renuncian a las funciones cerebrales superiores durante la mayor parte del día. Una cultura sin respeto por el tiempo bien puede permitirse perder una fracción insignificante a causa de ladrones como yo. Si Dios hubiera querido que nuestros pensamientos y sentimientos fueran privados no habría permitido el desarrollo de la tecnología de monitoreo… y no estoy tratando de ser gracioso; he visto demasiadas cosas extrañas para negar su existencia. Confesaré mi peor robo y dejaré que usted sea el juez. ¿Recuerda Novia Virgen? Esta joven mujer podría haber tenido algún motivo para quejarse. Esos cuatro minutos y cincuenta y cinco segundos cruciales podrían efectivamente haber tenido cierta importancia sentimental como hombre, sólo puedo adivinar hasta qué punto pero piense en la satisfacción indirecta que proporcionó a millones, hombres y mujeres, vírgenes o no. Ella ha contribuido a la gestalt social, ha influido sobre el entorno contemporáneo. Siempre puede comprar la secuencia; estoy seguro de que ya ha pasado al mercado masivo. De cualquier manera…
Maldición, esto es desconcertante. ¿Dónde estaba? Calidad es la palabra clave estos días. Un producto de buena calidad nunca va a pasar de moda. No está grabado en granito que el mercado comercial no va a aceptar las sutilezas de la expresión artística. Cualquier ladrón de tiempo puede dominar la precisión técnica, y muchos pueden aprender a violar las reglas estándares con buenos resultados, pero sólo los mejores estudiantes muestran esa chispa de originalidad, ese amor de tema y formato necesario para una secuencia clásica. El resto seguirá las tendencias y modas del día; proporcionarán buen trabajo a los semanarios y tal vez harán los seguimientos una y otra vez con el máximo esfuerzo y un poco de suerte. Y nadie estará a salvo de sus focos. Cuando la realeza despierte algún interés bajarán como manadas de animales sobre los reyes y reinas de todo el mundo; cuando se elija un nuevo Papa se aglomerarán como moscas alrededor de las rosquillas de azúcar. Seguí las tendencias durante la mayor parte de mi propia carrera, así que no malinterprete mi crítica. Simplemente estoy señalando que la búsqueda de la novedad tiene que terminar en algún lugar, en algún momento.
Los usuarios se han parado en el Mar de la Tranquilidad y han visto flotar a la Tierra desde un paisaje lunar escarpado. Los usuarios han bailado al son de tambores tribales en una llanura africana iluminada por el fuego. Los usuarios han usado el cerebro de un físico subatómico para ponderar los primeros nanosegundos de la creación, cuando el universo mismo no era más grande que un átomo de hidrógeno. Sin embargo, incluso después de todos estos años, la búsqueda de la secuencia final no muestra signos de aflojar, los semanarios gritan por más, el público lo traga, crítico, demandante, y ahora la atención parece haberse enfocado en los mismos ladrones de tiempo. A veces deseo…
¿Dónde estaba?
Traducido por Graciela Lorenzo Tillard. Primer publicación en Rampike, Canada (1990). El autor retiene todos los derechos.
Steve Stanton es canadiense y se desempeña en la actualidad como Secretario y Tesorero de SF Canada, una asociación bilingüe de escritores, artistas y otros profesionales del campo de la Ciencia Ficción, Fantasía, Horror y Ficción Especulativa. Sus historias cortas han sido publicadas en seis países y traducidas a tres idiomas.
Este cuento se vincula temáticamente con MEMORIAS, de Eduardo J. Carletti, DE MEMORIAS AJENAS, de Alejandro Alonso, LA HECHICERA Y EL GUERRERO, de Néstor Darío Figueiras
Axxón 203 – diciembre de 2009
Cuento de autor americano (Cuento : Ciencia Ficción : Realidad Simulada : Memoria : Canadá : Canadiense).