«Válida para algo», Deborah Walker
Agregado en 3 noviembre 2015 por dany in 267, Ficciones, tags: CuentoINGLATERRA |
Raoul metió la mano en el bolsillo y tocó el frÃo cobre de la moneda de dólar canadiense. No se le escapaba que estarÃa más segura en su cartera, o mejor aún, en la Tierra, con el resto de su colección; pero necesitaba tocarla. El dólar canadiense le traÃa suerte. Siempre lo llevaba cuando iba de compras. HabÃa sido su primera moneda. Nada más propicio entonces que llevarla consigo al adquirir la última.
Una mujer le sonrió. Probablemente fuera una distracción tramada en favor de un carterista; apenas llegó a High Jova le advirtieron que el orbital estaba lleno de ladrones. ¿Cuál podrÃa ser, si no, la razón por la que una mujer atractiva le sonriera de esa manera? Entonces recordó que vestÃa una nano-piel y que parecÃa sesenta años más joven. Joven, guapo, tal como lucÃa la primera vez que conoció a Sven.
Siguió caminando con el ceño fruncido, apretando la moneda.
El dólar canadiense; una moneda de tiempos difÃciles, emitida en 2101 cuando el First Lunar Bank cayó en quiebra. Era la moneda no oficial de la depresión económica padecida en la Luna. Los créditos electrónicos eran útiles, resultaban cómodos. Pero en ocasiones la gente necesita palpar el dinero, tocar el frÃo y duro efectivo.
El dólar canadiense fue su primera moneda, adquirida por accidente un siglo atrás. Fue la que despertó en Raoul el deseo, una verdadera obsesión de toda la vida, de coleccionar monedas emitidas en cada colonia exoplanetaria. Pensó en su hogar, en la Tierra, pensó en su colección rotando con elegancia en el exhibidor. Las monedas eran parte de la historia viva, una cualidad imposible de alcanzar por los créditos electrónicos. Pero entiéndase bien, no sólo la historia socioeconómica sino la historia personal de las vicisitudes que Raoul debió sobrellevar para adquirir cada moneda. Sven no entendÃa eso.
Raoul dejó el bullicio del mercado y se escurrió por el silencioso corredor de las habitaciones. Slider le habÃa dado la llave-tarjeta que llevaba en la billetera. Le habÃa asegurado que era apta para ingresar en la morada de Ben Dell. Por más que ella se burló, no tuvo empacho en llevar su dinero. Con esta tarjeta lograrÃa irrumpir en el domicilio. La palabra de Slider era tan frÃa y veraz como vacÃa.
Dell era el dueño de la mayor colección de monedas en manos privadas. Pero a diferencia de Raoul, Dell compraba indiscriminadamente. Sólo asà era posible que atesorara la difÃcil «Válida para Titán».
La moneda «Válida para Titán» habÃa sido acuñada para los obreros que construyeron en 2128 la primera estación orbital en Titán, antes de la desastrosa fusión del núcleo. Se podÃa cambiar una de esas monedas por una comida en la cantina de los trabajadores. Durante muchos siglos se pensó que se habÃan perdido en la destrucción de la estación. Raoul tenÃa una muy bonita moneda llamada Titán Dos, de esas que eran muy comunes. Pero cuando se enteró que Dell habÃa encontrado una «Válida para Titán» en una cápsula de escape abandonada, se le tornó imperativo poseerla. De esta forma, Raoul podrÃa completar la colección de monedas exoplanetarias emitidas durante el siglo XXII.
Esta era la única razón por la que Raoul estaba en High Jova, camuflado con su nano-piel y con la tarjeta de acceso de Dell en su cartera. HabÃa intentado que Sven lo entendiera.
Si completo la colección, habré hecho algo en la vida.
Pero llevamos cincuenta años de casados. Tenemos dos hijos, siete nietos. Claro que has hecho algo.
Lo sé. Pero esto es algo especial.
Es un hobby.
No es sólo un hobby.
No vayas a High Jova, Raoul. No tires tu vida a la basura.
Dell habÃa sido irracional. A través de una serie de intermediarios, Raoul le habÃa hecho llegar una oferta más que sensata. Más tarde, le ofreció una ridiculez. Pero después, y aunque Sven le habÃa suplicado que no lo hiciera, liquidó todos sus activos y le ofreció un precio exorbitante, absurdo. Pero aún asà Dell habÃa rechazado todas las ofertas. Al final, Raoul le pidió hablar de hombre a hombre, de coleccionista a coleccionista. Pero Dell se habÃa negado de pura mala leche. No estaba interesado en las monedas exoplanetarias del siglo XXII, y ni siquiera tenÃa el rarÃsimo Marco de Marte. Lo único que le interesaba era impedir que Raoul lograra su sueño.
Sven le dijo que estaba loco; Raoul trató de explicarle. Pero en realidad hizo mal en contarle el tenor de sus planes. Sven le habÃa dado un ultimátum: No lo hagas. OlvÃdate de todo el maldito asunto, o de lo contrario…
¿O de lo contrario qué?
Sven lo dejó. Después de sesenta años. No lo entendÃa.
Raoul estaba muy cerca de la morada de Dell; su corazón latÃa salvajemente. Estaba a punto de arriesgar todo. Si Sven pudiera sentir lo que él sentÃa, tal vez entendiera. Esencialmente, Raoul estaba haciendo esto por Sven. Con «Válido para Titán» su colección estarÃa completa. Completa. Entonces Raoul serÃa capaz de resolver todo, recordarle a Sven el hombre que habÃa sido sesenta años atrás, el amor que se habÃan tenido, toda una vida compartida, el futuro que aún podÃan tener juntos. Pero para eso tenÃa que conseguir la moneda. La historia tenÃa que cerrarse. Todo cobrarÃa sentido.
Raoul llegó a la puerta. Tomó la tarjeta de la billetera. La ansiada moneda estarÃa allà dentro y no descartaba que también estuviera el señor Dell. Con mucho cuidado, Raoul extrajo un arma de la bolsa. Una pistola, también provista por Slider.
Sven no entendÃa nada. Las monedas eran parte de la historia viva, y ese era un capÃtulo que debÃa cerrarse. Era la única forma de que todo tuviera sentido. Por última vez, Raoul tocó la moneda canadiense en el bolsillo. Tiempos difÃciles estos. La razón de ser de toda colección es verla completa. La vida tiene su propia razón de ser. La vida tiene que estar completa. La vida tiene que ser válida para algo.
TÃtulo original: Good for something. Traducido por Pablo MartÃnez Burkett.
Deborah Walker creció en la ciudad más inglesa del paÃs, pero pronto viajó hacia Londres, donde ahora vive con su pareja, Chris, y sus dos hijos pequeños. Se puede encontrar a Deborah en el Museo Británico rastreando el pasado a la búsqueda de futura inspiración o en su blog. Sus relatos han aparecido en Fantastic Stories of the Imagination, Cosmos, Daily Science Fiction y The Year’s Best SF 18, y ha sido traducida a más de una docena de idiomas. Este cuento fue publicado por primera vez en Nature Futures
Hace algunos números ha debutado en Axxón con su cuento Sibyl.
Este cuento se vincula temáticamente con UN ARMANI, de MarÃa Laura Sánchez.
Axxón 267
Cuento de autora europea (Cuento : Fantástico : Ciencia Ficción : Viajes interplanetarios, Búsqueda : Inglesa : Inglaterra).