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En ROJO correcciones y cambios En VERDE sugerencias En MARRON y entre { } texto eliminado o señalado En AZUL y entre [ ] comentarios LA LECTURA Fernando Martín Calero Este texto posee pocos errores, lo cual me ha permitido avanzar un paso más, para buscar otro nivel de corrección. Por esta razón, al no ser errores gramaticales, sintácticos o de ortografía, la mayoría de mis intervenciones están señaladas en verde, color que indica sugerencias en lugar de correcciones. De todos modos, estas sugerencias indican —a mi parecer— correcciones necesarias para mejorar el estilo. O para desenredar alguna frase, o para eliminar redundancias y resonancias. Este nivel de corrección es un trabajo que debe ser realizado siempre por el autor. No es bueno enamorarse porque sí de las frases que brotaron de nuestro inconsciente. Es conveniente dejar descansar un cierto tiempo todo texto —dos o tres meses si es posible, incluso más— sin releerlo, lo que permitirá observarlo y evaluarlo con cierto nivel de enajenación (como si uno evaluara el texto de otra persona). De este modo se facilita el descubrimiento en nuestra producción de ripios textuales que fácilmente se nos pueden escapar en el momento de la escritura e inmediata relectura. Un viejo libro, un anciano, el mullido sillón de lectura de alto respaldo y confortables apoyabrazos, la chimenea con {rojos leños} brasas ardiendo en su interior.Todo esto conformaba aquel apacible cuadro de relajación y sedentario esparcimiento. Tranquilidad y silencio. El viejo saboreaba {metódicamente} [eliminado para evitar la repetición ...mente/...mente en tan poco espacio de texto] la lectura de aquel igualmente viejo ejemplar, cuya trama {le resultaba atrapante} lo había atrapado [el cambio aquí es para evitar la resonancia entre "igualmente"/"atrapante"]: la dura vida de un hombre que sobrevivió a las vicisitudes de un Campo de Concentración durante la segunda gran guerra. Pero hacía tiempo que estaba leyendo y se sentía realmente cansado.Cada tanto desviaba su vista de la lectura hacia la cama, que lo esperaba abierta en un gran bostezo de s ábanas y colcha{s}.El ajado ejemplar se le hacia cada vez m ás pesado en las manos, que vacilaban tanto como sus propios párpados{, que}. Mantenía abiertos los ojos a fuerza de gruñidos auto recriminatorios.Aquel mundo de la lectura le {era} resultaba demasiado interesante como para rendirse ante la sensual tentación del sueño{, p}. Pero bien sabía que tarde o temprano se quedaría dormido y la experiencia le prevenía de la rigidez del frío por la mañana o el dolor de cintura que sentiría {al despertarse} tras pasar la noche en el sillón, por cómodo y mullido que fuera{ éste}.Tras varios cabeceos ocasionales resolvió al fin que en esas condiciones no estaba prestando {toda} la atención que requería aquella lectura tan preciada y que al mismo tiempo estaba desperdiciando {a la vez} horas de descanso. No era lo correcto.Por lo que, decidido, el viejo libro se levant ó del sillón, guardó al anciano en la biblioteca y, {quitándose} después de quitarse la bata (las pantuflas habían quedado en el camino), se acostó, cubriéndose golosamente con la{s} colcha{s}.Se durmió enseguida. COPIA CORREGIDA |
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