Oficio: Fabricante de universos

No existen muchos autores capaces de crear universos ficcionales tan maravillosos y extraños como Ted Chiang. Su último cuento, “Exhalation” es una muestra de ello. Es uno de los relatos nominados a los Premios Hugo 2009, y está ampliamente disponible para ser leído (en inglés).

En este cuento, como antes lo hiciera en “Setenta y dos letras” o en “La torre de Babilonia”, Chiang se da el gusto de construir, ladrillo a ladrillo, un universo ficcional completo. Esto significa desarrollar sus reglas a fuerza de pura especulación (plantar coordenadas, deducir, extrapolar); y también avanzar sobre las motivaciones de los personajes, su biología, su filosofía, su sociedad, imaginar los conflictos y las crisis. Incluso plantear una forma de narrar (ya que el relato es en primera persona) que resulte propia del personaje, pero comprensible para el lector. Crear un universo es también dilucidar metáforas nuevas y enriquecedoras, que aplican a ese universo. Y todo eso está en “Exhalation”.

En un reportaje que le realizara la revista Locus (“Ted Chiang – Science, Lenguaje, and Magic”, en la edición de Agosto de 2002), a propósito de la publicación la antología Stories of Your Life and Others (La historia de tu vida, publicada en español por Bibliópolis), donde incluía todos los cuentos escritos hasta ese momento, Chiang reflexionaba sobre “Setenta y dos letras” y “La torre de Babilonia”. Buena parte de esta reflexión también aplica a “Exhalation”:

Todos hablan de la habilidad de la ciencia-ficción de evocar la sensación de maravilla. Definitivamente ésa es mi meta, porque recuero la sensación de maravilla que experimentaba cuando de joven leía ciencia-ficción. Quisiera evocar eso en otras personas. “La torre de Babilonia” y “Setenta y dos letras”, ambos, parecen tener lugar en un universo de fantasía, si bien en última instancia se refieren a principios científicos de nuestro mundo. No comencé específicamente para lograr ese efecto, pero sospecho que, a los lectores que les gustan cuentos como éstos, les gustan porque los personajes logran comprender algo hacia el final del cuento. Básicamente descubren avanzadamente pos sí mismos conceptos científicos con los que estamos todos familiarizados en nuestro mundo, pero que en este universo de fantasía son nuevos. Eso crea parte del sentimiento o sensación a maravilla asociada con la emoción del descubrimiento: una que es difícil de lograr en un cuento ubicado en nuestro universo, donde esa ciencia es muy familiar. John Crowley dijo que una de las cosas sobre las que trataba los libros Aegypt es acerca de que son tiempos donde el mundo cambia. La perspicacia ganada por los personajes en “La torre de Babilonia” y “Setenta y dos letras” son, del mismo modo, conocimientos que cambiarán la visión del mundo de la gente en esos mundos. Ellos hacen avances conceptuales que son nuevos para ese universo, pero debido a que esos descubrimientos son más familiares en nuestro universo, eso hace que se parezcan más a los nuestros, aunque sólo fuera en un sentido metafórico.

En este orden, Chiang elige en “Exhalation” situar a su personaje (y narrador) en un momento en que su mundo está cambiando. Un momento de crisis terminal (un esquema que se repite en “Setenta y dos letras”). Y, sin lugar a dudas, se trata de un mundo extraño. Explicarlo sería hacer spoiler del relato. Por eso (y teniendo en cuenta que no todos habrán leído el cuento) podemos empezar con los primeros párrafos (disculpas por la traducción), donde ya se empiezan a percibir las coordenadas fundamentales de la historia.

Se ha dicho desde hace mucho que el aire (que otros llaman argón) es la fuente de la vida. Éste no es, de hecho, el caso, y he grabado estas palabras para describir cómo llegué a entender la verdadera fuente de la vida y, como corolario, los medios por los cuales la vida un día terminará.
Estructuralmente, el relato puede dividirse en cuatro partes bien identificables, si bien existen solapamientos: no todo está dispuesto de manera lineal. Sólo ahondaremos (evitando el spoiler) en la primera parte. Del resto sólo haremos una referencia más somera.

Para la mayor parte de la historia, la proposición de que sacamos la vida del aire era tan obvia que no necesitaba que la validen. Cada día consumimos dos pulmones de aire; cada día sacamos los vacíos de nuestro pecho y los reemplazamos con los llenos. Si una persona es descuidada y deja que su nivel de aire baje mucho, siente la pesadez de sus miembros y la creciente necesidad de reabastecerse. Es extremadamente raro que una persona no pueda obtener al menos un pulmón de repuesto antes de que los dos instalados se vacíen; en aquellas desafortunadas ocasiones donde esto sucede —cuando una persona está atrapada y no puede moverse, con nadie cerca para asistirla— muere segundos después de que el aire se acabó.

En el primer párrafo se menciona que existe la creencia de que el aire es la fuente de la vida. Esto sería también cierto para el lector (que es un ser humano que respira), pero Chiang nos advierte que la fuente de la vida es otra. Otra de las coordenadas, esta vez del segundo párrafo, resulta más intrigante: las “personas” reemplazan sus pulmones vacíos por otros llenos. Evidentemente no respiran como nosotros (no incorporan aire del exterior y luego lo devuelven enrarecido a la atmósfera). Y tampoco son de carne y hueso. En el mismo párrafo dice que cuando los pulmones se vacían, esa persona siente los miembros pesados. No habla de pérdida de conocimiento. El efecto es “mecánico”. El narrador también se expresa con palabras específicas (y esto se aprecia mejor en la versión original) para describir las acciones y los objetos: habla de grabar o tallar (engrave) sus palabras, y de repuesto o piezas de recambio (replacement) al referirse a los pulmones. Y las pistas/coordenadas siguen. Sólo después de algunas páginas de lectura se tendrá un panorama completo de cómo es el personaje.

A partir de allí (figuradamente, pues, como dijimos, hay solapamientos) comienza la segunda parte de la historia: la presentación del mundo en que vive ese personaje. ¿Cómo es físicamente el mundo? ¿Qué leyes de la física son relevantes? ¿Cómo es esa sociedad? ¿Cuáles son sus actividades recreativas y sus ritos?

La tercera parte nos muestra de qué es capaz el personaje. Y aquí empieza el proceso que Chiang describía en la entrevista de Locus: el proceso de la obtención de un conocimiento que cambiará a perspectiva que ese personaje tiene del mundo. Y ese cambio de perspectiva nos lleva a la cuarta y última parte: el corolario del que se habla en el primer párrafo, y de yapa abre camino a las dimensiones filosóficas y metafísicas de ese personaje extraño y diferente, en un mundo extraño y diferente, pero al mismo tiempo (metafóricamente) muy parecido al nuestro.

Como hiciera en “Setenta y dos letras”, “La torre de Babionia” o “El infierno es la ausencia de Dios”, Chiang toma una idea o la combinación de dos y comienza a profundizarlas, a analizar las consecuencias y las implicancias desde una gran cantidad de puntos de vista. Y luego se monta sobre el resultado para ir aún más lejos. Otros escritores, empelarían una novela para contar estas historias. Pero Chiang no, prefiere estructuras más simples. “Me gusta el formato corto [el cuento] por varias razones. Puedes mantener casi toda la historia en tu cabeza a la vez”, aseguraba en una entrevista concedida al podcast británico sobre CF StarshipSofa de Tony Smith (se puede descargar de aquí). En esa entrevista decía que la novela (el formato) lo intimidaba: una novela exige mucho más estructura y planeación. “Es una especie de milagro que novelas realmente exitosas hayan sido escritas. (…) Supongo que soy un hombre de ideas. Estoy más interesado en las ideas que ofrece la ciencia-ficción. Creo que las ficciones cortas son la mejor forma de explorar una idea única. (…) Las novelas son mejores para contar historias de un personaje a lo largo del tiempo”.

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2 respuestas a Oficio: Fabricante de universos

  1. DEMERZEL dijo:

    Saludos!Llegue a tu blog desde una invitación que me hiciste a través de Facebook… estábamos charlando sobre Ted Chiang, autor que desgraciadamente yo no conocía, seguro porque sólo escribe relatos y en estos días la novela es lo que más vende y se difunde, algo tonto claro. Me ha gustado mucho tu entrada acerca de Exhalación y sin duda me ha dado hambre de leer a este autor. Ya ví algunas cosas de él en Google, de lo que no estoy seguro es si podré conseguir su libro en México. En Argentina se consigue fácil? Sabes de alguna editorial de américa que distribuya Bibliopólis?Gracias por este excelente análisis, estamos en contacto.Francisco JuárezMichoacán, México.

  2. El libro me llegó desde España. En todo caso, pregúntale a Luis Prado, que es el editor (y te respondió los mensajes en FB). Saludos

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