Página Axxón

Los perdurables misterios de los cometas   |    Las ondas de gravedad generan tornados   |    Crónicas del Apolo, Episodio I: Sombras Oscuras.   |    Un innovador laboratorio utiliza satélites para combatir enfermedades   |    Los anillos de Saturno están desapareciendo   |    El impacto ambiental del retorno a la Luna   |    Sorpresas desde Mercurio   |    Imágenes celestes: Últimas confesiones de una estrella moribunda   |    ¿Un nanomotor a fonones?   |    Una nueva teoría cósmica conecta las Fuerzas Oscuras   |   
19-May-2008

Crónicas del Apolo

Episodio 3: El Misterioso Olor del Polvo Lunar

Polvo lunar. "Desearía poder enviarle un poco”, dice Gene Cernan, astronauta del Apolo 17. Sólo un puñado, sacado fresco de la superficie lunar. "Es una materia asombrosa”.

Siéntalo —Se siente suave como la nieve, aunque extrañamente abrasivo.

Pruébelo —"No está mal”, según John Young, astronauta del Apolo 16.

Huélalo —"Huele como la pólvora quemada”, dice Cernan.

¿Cómo puede usted oler el polvo lunar?


Al final de un largo día en la Luna, Gene Cernan, astronauta del Apolo 17 descansa dentro del módulo lunar Challenger. Observe las manchas del polvo en su camisa y frente. Crédito de la foto: Jack Schmitt.

Cada astronauta del Apolo lo hizo. No podían tocar con sus narices la superficie lunar. Pero, después de cada caminata lunar (o de Actividad Extra Vehicular-"EVA"), llevarían la materia dentro del modulo. El polvo lunar era increíblemente pegajoso, adhiriéndose a las botas, a los guantes y a cualquier superficie expuesta. No importa cuánto cepillaron sus trajes antes de entrar la cabina, algo de polvo (y a veces mucho) ingresó a la cabina.

Una vez que retiraban sus cascos y guantes, los astronautas podían sentir, oler e incluso probar la Luna.

Para Jack Schmitt, astronauta del Apolo 17, la experiencia resultó en el primer caso registrado en la historia, de fiebre extraterrestre del heno. "Apareció bastante rápido", transmitió a Houston con una voz congestionada. Años después, recuerda, "cuando me quité el casco después del primer EVA, tuve una reacción considerable al polvo. Mis adenoides (las placas del cartílago en las paredes de los compartimientos nasales) se inflamaron”.


INDICE DE NOTICIAS

Horas más tarde, la sensación se desvaneció. "Reapareció otra vez después del segundo y tercer EVA, pero en niveles mucho más bajos. Pienso que desarrollé una cierta inmunidad a ella”.

Otros astronautas no tuvieron la fiebre del heno. O, por lo menos, "no lo admitieron”, ríe Schmitt. “Los pilotos piensan que si confiesan sus síntomas, serán inhabilitados para volar”. A diferencia de los otros astronautas, Schmitt no tenía experiencia como piloto de pruebas. Él era geólogo y fácilmente confesaba los síntomas.

Schmitt dice que tiene adenoides sensibles: "Los productos petroquímicos en Houston me volvían loco, y tengo que cuidarme del humo del cigarrillo”. Por esto, cree que los otros astronautas reaccionaron mucho más levemente que él.

Pero reaccionaron: "Es realmente un olor fuerte”, comentó por radio Charlie Duke, piloto del Apolo 16. "Tiene ese sabor —para mi, [a] pólvora— y el olor de la pólvora, también”. En la misión siguiente, Apolo 17, Gene Cernan comenta: "Huele como si alguien hubiera disparado una carabina aquí dentro".

Schmitt dice: "Todos los astronautas del Apolo estaban familiarizados con el manejo de armas”. Cuando dijeron que 'el polvo lunar huele como la pólvora quemada' sabían de lo que hablaban.


¿No se supone que los trajes espaciales sean blancos? Éste, usado por el astronauta Jack Schmitt del Apolo 17, es gris por el polvo lunar.

De hecho, el polvo lunar y la pólvora no son la misma cosa. La pólvora sin humo moderna es una mezcla de nitrocelulosa (C6H8(NO2)2O5) y nitroglicerina (C3H5N3O9). Éstas son moléculas orgánicas inflamables "no encontradas en el suelo lunar”, dice Gary Lofgren del Laboratorio de Muestras Lunares, en el Centro Espacial Johnson de la NASA. Acerque un fósforo al polvo lunar —nada sucede, por lo menos, nada explosivo.

¿De qué está hecho el polvo lunar? Casi la mitad es cristal de dióxido de silicio, creado por los meteoritos que golpean la luna. Estos impactos, los cuales han ocurrido por miles de millones de años, funden la tierra superficial en cristal y rompen la misma en pedazos minúsculos. El polvo lunar es también rico en hierro, calcio y magnesio unidos con minerales tales como la olivina y piroxeno. De ninguna manera se asemeja a la pólvora.

¿Entonces, porqué el olor? Nadie lo sabe.

El astronauta de la EEI, Don Pettit, quien nunca ha estado en la Luna, pero tiene interés en olores del espacio, ofrece una posibilidad:

"Imagínese usted en un desierto en la Tierra”, dice. “¿Qué huele? Nada, hasta que llueve. El aire se llena repentinamente de olores dulces, pastosos”. El agua que se evapora del suelo lleva a su nariz las moléculas que han estado atrapadas en el suelo seco por meses.

Quizá algo similar sucede en la Luna.

"La Luna es como un desierto de 4 mil millones de años”, dice. "Es increíblemente seca. Cuando el polvo lunar entra en contacto con el aire húmedo en un módulo lunar, usted consigue 'el efecto de la lluvia del desierto' —y algunos olores agradables”. (Para que conste, él considera la pólvora como un olor agradable).


La Luna – Viejo desierto de 4 mil millones de años.

Gary Lofgren tiene una idea relacionada: "Los gases 'que se evaporan' del polvo lunar pudieron provenir del viento solar”. A diferencia de la Tierra, explica, la Luna está expuesta al viento caliente de hidrógeno, helio y de otros iones desprendidos del Sol. Estos iones golpean la superficie de la Luna y quedan atrapados en el polvo.

Es una situación frágil. "Los iones son desalojados fácilmente por las pisadas o las brochas para polvo, y serían evaporados al contacto con el aire caliente dentro del módulo lunar. Los iones del viento solar se mezclan con la atmósfera de la cabina y producirían 'quien-sabe-que' olores”.

¿Desea oler el viento solar? Vaya a la Luna.

Schmitt ofrece otra idea: El olor, y su reacción a él, podrían ser una señal de que el polvo lunar es químicamente activo.

"Considere cómo se forma el polvo lunar”, dice. "Los meteoritos golpearon la Luna, reduciendo las rocas a polvo. Es un proceso de martillar y romper”. Las moléculas incompletas en el polvo tienen "enlaces colgantes" —conexiones eléctricas que necesitan complementos atómicos.

Inhale un poco de polvo lunar y ¿qué sucede? Los enlaces colgantes buscan un complemento dentro de las membranas de su nariz. Usted se congestiona. Usted reporta olores extraños. Más adelante, cuando todos los enlaces están completos, estas sensaciones desaparecen.


El polvo lunar se forma por el golpeteo; los "martillos" son los meteoritos. Crédito de la imagen: Profesor Larry Taylor, Universidad de Tennessee.

Otra posibilidad es que el polvo lunar "se quema" dentro de la atmósfera de oxígeno del módulo lunar. "El oxígeno es muy reactivo”, observa Lofgren, "y se combinaría fácilmente con los enlaces químicos sueltos que existen en el polvo lunar”. El proceso, llamado oxidación, es similar a la combustión. Aunque sucede demasiado lentamente para producir humo o llamas, la oxidación del polvo lunar podría producir un aroma parecido a la pólvora quemada. (Nota: La pólvora quemada y sin quemar no huelen igual. Los astronautas de Apolo fueron muy específicos. El olor del Polvo lunar es como la pólvora quemada).

Curiosamente, ya en la Tierra, el polvo lunar no tiene ningún olor. Hay centenares de libras de polvo lunar en el Laboratorio de Muestras Lunares en Houston. Allí, Lofgren ha sostenido rocas polvorientas de la Luna con sus propias manos. Ha olido las rocas, el aire, sus manos. "No huele como la pólvora”, dice.

¿Imaginaron cosas las tripulaciones de las misiones Apolo? No. Lofgren y otros tienen una explicación mejor:


El astronauta del Apolo 12, Alan Bean exhibe un "termo" para el polvo lunar —también conocido como Contenedor Especial de Muestras Ambientales.

El polvo lunar en la Tierra "se ha vuelto inerte”. Todas las muestras traídas por los astronautas del Apolo han estado en contacto con aire húmedo, rico en oxígeno. Cualquier reacción química olorosa (o las evaporaciones) terminaron hace mucho tiempo.

No era esto lo que se esperaba. Los astronautas llevaron envases “termos” especiales a la Luna para guardar las muestras en el vacío. Pero los bordes dentados del polvo cortaron inesperadamente los sellos de los envases, permitiendo que el vapor del oxígeno y de agua entrara furtivamente durante el viaje de tres días de regreso a la Tierra. Nadie puede decir cuánto del polvo fue alterado por esa contaminación.

Schmitt cree que "necesitamos estudiar el polvo in situ, en la Luna”. Solamente allí podremos descubrir por completo sus características: ¿Por qué huele? ¿Cómo reacciona en los módulos, vehículos y hábitats? ¿Qué sorpresas aguardan?

La NASA planea enviar personas de nuevo a la Luna en 2018, y permanecerán mucho más tiempo que los astronautas del Apolo. La generación siguiente tendrá más tiempo y mejores herramientas para abordar el misterio.

Sólo estamos empezando a oler el polvo lunar.

Artículos relacionados:

Crónicas del Apolo, Episodio I: Sombras Oscuras

Crónicas del Apolo, Episodio II: Esquiando en la Luna

Fuente: Ciencia@NASA
Traductor al español: Lourdes Cahuich / Carlos Román


Página Axxón
            
            

Nedstat Basic