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La diversidad molecular sería la clave de la inteligencia
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Un estudio británico devela la lógica subyacente a la complejidad de nuestro cerebro
La inteligencia no depende únicamente del tamaño del cerebro o del total de neuronas que contenga, sino también de la
diversidad molecular en la composición de las sinapsis, según una investigación desarrollada por científicos británicos. El
estudio de 600 proteínas presentes en las sinapsis de los vertebrados permitió descubrir que éstas sólo contaban con la
mitad de ellas. Según los investigadores, esto significaría que existe una gran diferencia en la cantidad de proteínas de las
conexiones neuronales de las distintas especies, y que dicha diferencia sería lo que establecería el grado de capacidad
de aprendizaje y de memoria.
Una investigación llevada a cabo en el Reino Unido, y de la que se ha hecho eco la revista Nature Neuroscience, ha
descubierto que la inteligencia no depende únicamente del tamaño del cerebro o del total de neuronas que contenga,
sino también de la diversidad molecular en la composición de las sinapsis entre las neuronas.
Las sinapsis son las uniones especializadas mediante las cuales las células del sistema nervioso se envían señales
eléctricas entre ellas. Pero las sinapsis no son sólo simples "enlaces", sino que funcionan como mini procesadores que
permiten al sistema nervioso aprender y recordar.
La eficacia de las estructuras del cerebro humano no sería fruto, por tanto, sólo de su tamaño, sino que tendría su origen
en los cada vez más sofisticados procesamientos moleculares de los impulsos nerviosos, que han permitido el desarrollo
de animales con comportamientos progresivamente más complejos.
Esta investigación ha sido realizada dentro del Genes to Cognition Programe del Wellcome Trust Sanger Institute del
Reino Unido, en colaboración con las universidades de Edimburgo y de Keele. Fue dirigida por Seth Grant, director de
dicho programa de investigación.
Las proteínas marcan la diferencia
Según explica el Wellcome Trust Sanger Institute en un comunicado, el estudio de Grant y sus colaboradores ilustra
cómo ha sido la evolución molecular del cerebro. Demuestra que han habido dos oleadas de aumento de sofisticación
(la primera hace algunos miles de millones de años y la segunda hace alrededor de unos 500 millones de años) en la
estructura de los enlaces entre los nervios, que podrían ser el impulso que permitió evolucionar a los cerebros
complejos, entre los que se incluye el de los humanos.
La cantidad y complejidad de las proteínas habrían explosionado con la aparición de los animales moleculares. La
segunda oleada habría ocurrido con la emergencia de los vertebrados. Las proteínas características de los vertebrados
les habrían otorgado un abanico más amplio de comportamientos, incluyendo las funciones mentales más avanzadas.
Hasta ahora se había creído que los componentes proteínicos de las conexiones nerviosas (de las sinapsis) son similares
en la mayoría de los animales -desde los gusanos hasta los humanos-, y que el aumento de la cantidad de sinapsis en los
animales más avanzados permite pensamientos más sofisticados.
Según declaró Grant en dicho comunicado, la cantidad mayor o menor de nervios no es suficiente para explicar una
potencia cerebral mayor. Según la investigación realizada por el científico y su equipo, la causa de dicha mayor potencia
estaría en "la dramática diferencia que existe, entre las diversas especies, en la cantidad de proteínas de sus conexiones
neuronales".
Modelo novedoso del cerebro
Los científicos señalan que este descubrimiento conllevaría a un modelo novedoso y simple que serviría para
comprender los orígenes y la diversidad del cerebro, y del comportamiento de todas las especies. Según los
investigadores, se habría dado un paso adelante hacia la comprensión de la "lógica" subyacente en la complejidad de
nuestro cerebro.
Para llegar a sus conclusiones, Grant y sus colaboradores estudiaron alrededor de 600 proteínas halladas en las sinapsis
de los mamíferos. Posteriormente, y para su sorpresa, descubrieron que sólo un 50% de estas proteínas también se
encuentran en las sinapsis de los invertebrados, y tan sólo el 25% de ellas en los animales unicelulares, que no tienen
cerebro.
Por otro lado, la investigación demostró que algunas de estas proteínas implicadas en la emisión de las señales
sinápticas, en el aprendizaje y en la memoria, se encuentran en la levadura, que es un hongo microscópico unicelular. En
ella, las proteínas actúan en respuesta a señales recibidas del medio, generando tensión por la escasez de comida o por
cambios de temperatura.
Según Grant, "el conjunto de proteínas hallado en los animales unicelulares representa la antigua ***protosinapsis
implicada en comportamientos simples". Este conjunto de proteínas fue mejorado por la adición de otras nuevas con la
evolución de invertebrados y vertebrados, y este hecho contribuyó al desarrollo de comportamientos más complejos en
estos animales.
Como los chips
Uno de los principales logros obtenidos por los investigadores fue aislar, por vez primera, las proteínas de las sinapsis
del cerebro de las moscas, lo que confirmó que los invertebrados poseen un conjunto más simple de proteínas que los
vertebrados.
En el caso de los humanos, los científicos descubrieron que la multiplicación de las proteínas en los vertebrados propició
que éstas fueran utilizadas en la formación de las diferentes partes de nuestro cerebro, particularmente las regiones
especializadas como la corteza cerebral o la médula espinal.
Según Grant, la evolución molecular de las sinapsis supondría un proceso similar al de la evolución de los chips
informáticos: el incremento de la complejidad ha aumentado en ellos su potencia de procesamiento. Por tanto, animales
con los "chips" más potentes pueden hacer mayor diversidad de cosas.
Así, las especies de invertebrados simples presentan un conjunto de formas sencillas de aprendizaje, propiciadas por
unas sinapsis molecularmente simples. Por el contrario, las especies de mamíferos muestran un amplio abanico de modos
de aprendizaje, que son permitidos por las sinapsis molecularmente complejas.
La evolución animal ha generado una amplísima gama de especies que incluyen desde los animales unicelulares a los
multicelulares (invertebrados y vertebrados). En ellos, las sinapsis que forman las uniones entre sus células nerviosas
están compuestas por muchas proteínas organizadas en forma de procesadores de señales moleculares. De estas
proteínas dependen tanto las funciones fisiológicas como el aprendizaje y la memoria de cada individuo.
Fuente: Tendencias 21. Aportado por Graciela
Lorenzo Tillard
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