Parcela estocástica

Localización

Es la última sobre la Diagonal de las Tormentas al sudeste, antes de que ésta se tope con el río; éste la atraviesa a lo largo de todo su límite oriental.

Descripción y características

Presenta marcadas irregularidades estructurales que hacen que el personal del Complejo del Narra que se ocupa del ordenamiento catastral y edilicio se las vea negras cada vez que se propone encuadrarla de alguna manera... cosa que, hay que decirlo, intentan cada vez menos; han descubierto que es más sencillo hacer como que no existe. Para un observador externo su forma es, sin duda, triangular, como la de todas las parcelas que dan frente a la Diagonal; pero quienes han invertido tiempo y esfuerzos tratando de encasillarla en algún criterio urbanístico (y mantenerla allí por un tiempo razonable) coinciden en asegurar que ésa es su única concesión a la normalidad.

Si uno la observa desde una distancia prudencial (una torre vecina, un parapente, o, por qué no, un globo aerostático), da toda la impresión de ser una parcela común y corriente, quizás un poco asilvestrada y con profusión de sectores con vegetación exuberante. Hay un único vestigio de construcción humana, una tarima o andén elevado que se alza más o menos al frente de la llamada Opera de los Fantasmas, que se ve al otro lado del río. Todo normal, aunque un tanto inusual en la puntillosa estructura urbana de Urbys. La cosa se complica cuando uno intenta dar el paso siguiente: el prolijo trabajo de campo que permite registrar con mediciones in situ las dimensiones precisas y detalles topográficos que requiere una mensura o un plano catastral. Es ahí donde a uno se le queman los papeles.

El trabajo perimetral es engañosamente sencillo: los frentes a las calles son lo que deben ser, los teodolitos arrojan las cifras que uno espera obtener. Pero cuando uno comienza a caminar la parcela, relevando detalles topográficos imprescindibles en un plano de mensura o una plancha catastral, las cosas comienzan a no cerrar. Las mediciones interiores adolecen de una imprecisión inexplicable, efecto que se acrecienta de manera exponencial a medida que uno se acerca a la zona entre el centro del lote y el río, una región por demás imprecisa. Las distancias, allí, parecen ser elásticas y los trayectos impredecibles. Para todo aquel al que le haya tocado en suerte esa tarea, la única constante es el resultado final: la carpeta desaparece discretamente en una trituradora de papeles, y el requerimiento termina cajoneado, de nuevo al fondo de la pila de los trabajos pendientes.

Muchos han sido los intentos de quebrar la tozuda insurrección de esta parcela, y todos han sido en vano. Ante la reiterada imposibilidad de lograr una explicación euclidiana de este comportamiento, es inevitable que se alcen voces de corte cuasi esotérico, intentando tomar la posta aferrados a un viejo lema: Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, ha de ser la verdad. Es así que se habla, entre otras cosas, de un solapamiento interdimensional, de las distorsiones causadas por un agujero negro incrustado en alguna roca del subsuelo, de un encantamiento residual asociado a los constructores de la tarima. De entre todas esas teorías, la más en boga es la que atribuye las irregularidades al devenir incierto de un viejo ícono del folklore local, la Parcela Fantasma.

El hecho de que esta parcela tiene marcada preferencia por manifestarse justamente en algún punto del lote BI-37 NE o sus inmediaciones es algo de lo que muchos están al tanto, aunque muy pocos se atreven a admitir abiertamente. Los entendidos que han tratado de incorporarla al Padrón se han encontrado con un inconveniente insalvable: es imposible definirle una ubicación exacta, mensurable; si uno se viese en la obligación de hacerlo, le sería forzoso definir un nuevo sistema de coordenadas utilizando, por ejemplo, números imaginarios afectados por algún coeficiente de magnitud aleatoria, o, más bien, estocástica.

En resumen: si uno entendiese del tema, tratándose Urbys de lo que se trata, diría que hay una singularidad muy bien lograda haciendo de las suyas por allí, un bucle fractal anárquico disparado a través de un backdoor enlazado a un agujero de gusano, generando facetas nuevas e imprevisibles en base a estímulos que recibe quién sabe de dónde...

Pero como uno no sabe nada, uno prefiere callarse la boca o, a lo sumo, remitirse al saber popular: allí pasan cosas raras, qué quiere que le diga.