¡Cumplimos
un año!
Cobertura
Así es: a pesar de todas mis protestas,
pataleos y amenazas de denuncia policial, he tenido que encargarme de
las dos coberturas de esta edición de AnaCrónicas.
Pero hay un buen motivo para que eso sea así: ¡cumplimos
un añito! Sí, aunque parezca increíble, hace ya doce
meses que nos paseamos impunemente por las páginas de Axxón.
Este logro no habría sido posible de no ser por la generosidad
del señor director de la revista, su paciencia, y sobre todo el
hecho de que es una persona con los dos pies firmemente plantados en la
tierra. Y es que si hubiera decidido desplantar uno y aplicarlo a partes
específicas de nuestra anatomía, nuestras hazañas
habrían acabado mucho tiempo atrás. Gracias, don Carletti.
En serio.
Sin embargo, como se dice lo bueno
hay que decir también lo malo: la fiesta no fue el éxito
que esperábamos. Muy probablemente se debió a nuestro deseo
de que fuera una verdadera sorpresa, por lo que muchos detalles se mantuvieron
en secreto. Demasiado tarde nos dimos cuenta de que no informar ni siquiera
el día y la hora entrañaba tal vez un celo excesivo. Así
que la casa solariega donde funcionan nuestras oficinas, debidamente adornada
para la ocasión, solamente contó con la concurrencia de
los colaboradores de la sección. Los artífices de las distintas
áreas de Axxón declinaron la invitación con
toda clase de disculpas: que quedaba lejos, que hacía frío,
que estaban muy ocupados, que muchas personas entraron en la casa y nunca
se las volvió a ver...
Pero la fiesta se hizo, y según
los presentes la cosa fue más o menos así:
Entrevista a Rosemary Romero (por supuesto,
la fiesta se celebró con posterioridad al heroico y dramático
rescate que se narra en
esta misma edición):
¿Qué t...?
¿Me
querés decir por qué estamos festejando el cumpleaños
antes de la fecha?
Eeh... Necesitamos tener
la cobertura para cuando salga la edición aniversario.
¿Y no saben que trae
mala suerte? Yo ya hice todo lo que pude para evitarlo, alineando las
guirnaldas y los globos con el flujo de energía cosmopolítica.
¿Qué es eso?
¿Cómo qué
es eso? La energía cosmopolítica fluye por los ambientes,
igual que la energía eléctrica fluye por los cables. Y no
me pongás esa cara, que los científicos aceptan la existencia
de la energía eléctrica.
Bueno, contanos de la torta
que preparaste.
¿Te gusta? La hice con
todos mis conocimientos de gastrología.
¿De qué?
¡De gastrología!
La gastrología es una ciencia, igual que la gastronomía;
pero en vez de ocuparse de ingredientes y tiempos de cocción, se
encarga de la manera de alcanzar nuestro conocimiento interior a través
de la interpretación arquetípica de lo que ingerimos.
¿Y se puede comer?
Ustedes
los cientificistas siempre iguales...
Entrevista a Dänik Eraparauntaar:
¿Qué tal, doctor
Eraparauntaar? ¿Cómo van las clases de tango?
Las dejé. Ahora voy tras
misterios más oscuros, más recónditos, más
misteriosos...
Sin embargo, tenía
intención de invitar a Felipe
Ricardo a la fiesta, ¿verdad?
Sí, quería invitarlo,
pero no lo pude encontrar. Según me ha dicho un informante, cuyo
nombre no puedo revelar pero llamaré licenciado Carlitos M., Felipe
Ricardo habría sido secuestrado por un grupo fundamentalista con
conexiones intergalácticas llamado Liber Al-Bedrim.
¿Cómo?
Liber Al-Bedrim. Claro que esto
mi informante me lo dijo en código, porque no podía hablar
abiertamente, y el nombre que me dio que era algo así como Libertad
Al Bedrio. Eso me parecía muy raro, y yo, que soy un verdadero
escéptico, no como ésos que hoy volverían a quemar
a Galileo, quise consultarlo con un especialista y hablé con mi
editor. ¿Y qué me dijo? Que un nombre así violaba
las leyes más firmemente establecidas del marketing editorial.
¿Qué me decís?
Ajá. Mire usted qué
bien. ¿Y cómo sigue de su pierna?
Excelente, como si nunca le
hubiera pasado nada. Aunque no entiendo qué me quiso decir mi informante
al relacionar eso con Libertad Al Bedrio, grupo que nunca
existió y que fue inventado por las agencias de seguridad, como
bien se demuestra en mi libro de próxima aparición. Sospecho
que trataba de despistarme; seguramente es un desinformador pagado por
la misma Liber Al-Bedrim. ¡Eso significa que estoy en la pista de
algo grande! ¿Es posible que...?
¿Y el cumpleaños
qué le parece?
A propósito del cumpleaños,
¿te fijaste en la coincidencia de que caiga exactamente
en el mismo mes en que AnaCrónicas salió por primera
vez? ¿Alguien puede creer que es por puro azar?
Tratándose de creer,
si no puede usted, no puede nadie.
Muchas gracias.
Al contrario, gracias a usted.
Entrevista a Bráian Aragonés
Castellano, alias <<<Kommodore
3.14>>>. (La más extraña de mi largo año
como anacronista, realizada durante una partida de Strikebreaker
en las PCs de la redacción.)
[Anacrin]
Qué tal, Bráian... ¡Eh! ¿Dónde vas?
[k3.14]
ahora van a ver!
[Anacrin]
Pero... ¡Vení acá que te estoy entrevistando!
*
k3.14 got the tear gas launcher.
[k3.14]
eso! TOMEN ESTO, ESKANDALOSOS! REKLAMEN OBRA SOCIAL AHORA!
[Anacrin]
¡Vení para acá te digo!
*
Anacrin got the tear gas launcher.
[k3.14]
ké hacés? devolveme eso!
[Anacrin]
¡Te lo voy a devolver cuando me respondas, mocoso malcriado! ¡Respetá
a tus mayores, caramba!
[k3.14]
puf... ké kerés saber?
[Anacrin]
¿Qué te parece la fiesta?
[k3.14]
ké fiesta? estaba pasandolá joya reprimiendo huelguistas
hasta ke llegaste vos! kómo se ve ke no entendés nada de
games.
[Anacrin]
¡Chst! ¡Más respeto, che! ¡Que yo ya me prendía
al Mario Hnos. S.R.L. cuando vos te prendías a la mamadera! En
mis tiempos, para que lo sepas...
[k3.14]
eh! ké hacen? SUÉLTENM...
*
k3.14 has been lynched by the rioting mob.
[k3.14]
AGH! todo es kulpa tuya! ya me voy a deskitar en la próxima vida...
en unos cinko minutos...
[Anacrin]
Esteee... Mejor me voy.
Siguiendo con las entrevistas curiosas,
ésta fue realizada a través de una pared
de ladrillos (ejem...):
¿Está disfrutando
la fiesta?
¿Fiesta? Yo no sé
nada de ninguna fiesta. Pasé a ofrecer una suscripción a
Teleclic, no sé cuánto tiempo hace, y tampoco entiendo cómo
terminé acá emparedado. ¡Socorro!
Hablando de emparedados,
¿probó los sandwichitos de miga?
¿Sandwichitos? ¿Hay
sándwiches? ¡Páseme uno, por favor, que me muero de
hambre!
Cómo no. ¿De
qué quiere? Hay de choclo, de palmitos, de salmón ahumado...
¿No tiene alguno común
y silvestre, de jamón y queso?
Eeh... Chomp chomp... Ñamnm...
Nop.
Esto ya es demasiado. ¡Esto
no es vida! Sob sob... Páseme algo para cortarme las venas y terminar
con mi sufrimiento de una vez.
Lo lamento mucho, pero esta
casa está construida con técnicas incaicas. No es posible
pasar una gilette por entre los ladrillos.
¡No puede ser! ¡Ni
siquiera matarme me sale bien!
Oiga, qué humor negro
que tiene usted.
Durante el transcurso de la fiesta recibimos
una triste noticia que vino a opacar la ya escasa alegría. El doctor
Nicolás del Bucco, quien por haber aportado una colaboración
para AnaCrónicas estaba invitado a la fiesta, nos mandó
decir que había sufrido un accidente fatal del que no salió
muy bien librado. Aparentemente el episodio estuvo relacionado con su
primer (y última) novela, la recientemente publicada ¿Y
dónde está la Atlántida? Su protagonista, un
arqueólogo obsesionado por encontrar las ruinas de la mítica
civilización del título, la busca a lo largo de sesenta
extensos capítulos en sitios tan diversos como el depósito
de una fábrica de muebles de caña, el kilómetro 1.082
de la Autopista Panamericana, los baños de la Biblioteca del Congreso
de la Nación y el laguito del Parque Independencia de Rosario.
Finalmente, en la última oración del último párrafo,
descubre que la Atlántida está en su propio interior. Según
fuentes policiales, un lector sumamente irritado por esta conclusión
y munido de un arma blanca habría visitado al doctor del Bucco
para intentar encontrársela él mismo. Esto es todo, ya no
se volverá a hablar del asunto.
Entrevista al licenciado Carlitos Menditegui:
Afortunadamente has venido.
Este colaborador de sección necesita hablar contigo, y en vista
de tal situación te solicita tengas a bien apagar ese grabador.
Bueno... Ya está.
Espero que el botón no haya vuelto a romperse convenientemente.
Este colaborador te lo agrad...
Bueno, escuchame, ¿lo viste a Otis?
A veces deseo no haberlo
hecho nunca.
Pues desde que lo rescataron
el mes pasado está más raro que de costumbre. Sigue viviendo
en su torre de marfil, ¡pero casi no habla! Eso no es normal ni
para él. Ni siquiera quiere decirnos dónde estuvo todo este
tiempo.
(En ese momento intervino Dänik
Eraparauntaar.)
¡Yo lo sé! Recién
me sometí a mí mismo a regresión hipnótica
y descubrí que fui abducido por seres del planeta Elbedrium, que
me operaron para curarme la pierna. Y me dijeron que Otis estuvo en el
mundo de ellos. Fíjense: estuvo desaparecido tres meses. Tres meses,
multiplicado por la altura de la pirámide de alimentos que Rosemary
colgó de la pared, da la distancia exacta a Elbedrium. ¡No
quedan dudas!
Es la última vez que
trato de explicarle algo.
Este... Disculpen, está
llegando gente y voy a entrevistarla.
Entrevista al que acababa de llegar:
¡Va cayendo gente al
baile! ¿Cuál es su nombre?
Soy el inspector Lino Centeno,
de la Municipalidad. Vengo a constatar varias denuncias de irregularidades
que pesan sobre este inmueble.
¿Irregularidades,
inspector? ¿Cómo cuáles?
Por empezar, está usurpado.
Ya estaba así cuando
nos mudamos. Reclámele a los ocupantes anteriores.
La música está
muy alta y molesta a los vecinos.
Bah, a ésos les molesta
hasta cuando echamos gases tóxicos por la chimenea.
Tienen gente viviendo adentro
de las paredes sin la correspondiente habilitación.
Eeh... Son todos parientes.
Y en el ala oeste hay una torre
de marfil no declarada.
De eso sí que no sé
nada. ¡A mí que me revisen!
En este punto los festejos se trasladaron
por causas de fuerza mayor a la comisaría. Allí Otis sopló
el sahumerio de lavanda que Rosemary le había puesto a la torta
y luego, invisiblemente emocionado, dirigió a la concurrencia unas
breves palabras (realmente breves: la mayoría fueron monosílabos).
Tras ser liberados a la mañana siguiente, temblando de frío
y con una indigestión mayúscula a causa de las vibraciones
mal armonizadas del dulce de leche, decidimos unánimemente no volver
a festejar jamás el cumpleaños de AnaCrónicas.
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