Revista Axxón » «El escapismo, la denuncia social y la liberación en la ciencia ficción y la narrativa fantástica», Iván Prado Sejas - página principal

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¿La ciencia ficción y la narrativa fantástica deben ser instrumentos de liberación del ser humano o, simplemente, instrumentos para cultivar la imaginación y fantasía sin ningún compromiso con la transformación social? Las respuestas a esta pregunta seguramente variarán conforme la visión del mundo que han tenido, tienen o pueden tener en el futuro los escritores de ciencia ficción y narrativa fantástica.

Algunos escritores han catalogado de «escapismo» a todo tipo de literatura fantástica que no tenga proyección social (Collazos, O. 1970.; Benedetti, M., 1970). Se considera que hay escritores que elucubran fantasías en las que la imaginación onírica genera mundos fantásticos que no se relacionan para nada con la realidad, por lo tanto, estos autores estarían escapando de la existencia cotidiana. Se entiende que si mañana estalla una contienda nuclear los escritores «escapistas» no habrían hecho nada para evitar el conflicto, puesto que sus obras carecen de una temática con contenido social que lleve al lector a darse cuenta de la realidad para transformarla. Otros sugieren que es necesario introducir el contenido social en la literatura fantástica puesto que toda obra tiene que tener una relación directa con la realidad en la que vivimos (Anderson, E. 1963, Campra R., 1998). Por mucho que la imaginación nos conduzca por mundos desconocidos, por tecnologías avanzadas, por sociedades primitivas o adelantadas, por dimensiones ignotas u otras, el escritor tiene que «pisar tierra» para relacionar lo fantasioso con la realidad humana. Asimismo, los escritores de ciencia ficción se adelantan en el tiempo, y posibilitan pronosticar momentos catastróficos para el propio planeta, o también posibilitan que los científicos tomen elementos de este género para desarrollar nuevos inventos (Esquirol, M., 2011). Dentro de este contexto se menciona que, en la actualidad, una buena parte de los escritores latinoamericanos de narrativa fantástica introducen elementos sociales en sus obras literarias (Ajuria, E., 2005).

Por otro lado, aquellos que defienden la literatura fantástica libre de contenido social señalan que la narrativa fantástica es un arte, por lo tanto, no es un requisito imprescindible que tenga una proyección social (Borges, J., 1973; Gómez, J., 2007). Se mencionan las obras de Borges como obras de gran mérito literario, valiosas por sí mismas, independientes de un contenido social (Ortega, J., 2002). Otros autores señalan que el contenido social en la ciencia ficción y narrativa fantástica no permite al autor libertad plena en su capacidad de expresión, por lo tanto la obra deja de ser un arte para convertirse simplemente en un «panfleto». Asimismo, se enfatiza que la ciencia ficción escrita para hacer disfrutar de una gran aventura es válida per se (Suñer, J., 2001).

Respetando las distintas posturas, mi visión es que el escritor de ciencia ficción y/o narrativa fantástica debe ir más allá de la mera fantasía o de la denuncia social, y debe buscar la libertad del espíritu presente en cada ser. Esta búsqueda presupone ir hacia dentro de nosotros mismos, buscar nuestra esencia. Esta entidad está mucho más allá de posturas personales o grupales; por eso el ser humano, llegado el momento, siempre se trasciende a sí mismo a pesar de las ideologías (capitalismo, socialismo u otras). Quizá por esto Borges se atreve a preguntar: «¿Nuestra vida pertenece al género real o al género fantástico?; ¿no será porque nuestra vida es fantástica, que nos conmueve la literatura fantástica?» (Borges, J., 1949).

La libertad es trascender lo común, ir más allá de uno mismo; la literatura fantástica va más allá de la realidad cotidiana (que a veces aprisiona); por lo tanto, lo fantástico promueve la libertad.

Así, Antonio Mora Vélez, refiriéndose a la ciencia ficción, señala:

«Para mí es un género de libertad que admite todas las tendencias y enfoques y su utilización depende de la cosmovisión y del mensaje que quiera dejar el autor, y que no se limita a considerar como parte estructural suya las ciencias básicas o naturales, sino que extiende el campo a las demás ciencias, como lo sostuvo el escritor cubano del género Oscar Hurtado al afirmar que Borges, en algunos de sus cuentos, era escritor de ciencia ficción ya que el término ciencia, interpretado extensivamente, puede comprender la filosofía («la ciencia de las ciencias» ). Y como lo sostienen hoy, para el caso de lo religioso, C. S. Lewis y Orson Scott Card».

Las ideologías que están detrás de las formas de pensamiento imperantes en la sociedad actual siempre serán temporales porque no existen por sí mismas: es el hombre quien las crea, las mantiene y las destruye (cuando no son más útiles). En algún momento de la historia, el capitalismo «salvaje» y el socialismo «materialista» dejarán de ser un referente para el desarrollo humano, aparecerá un mejor sistema, y después de ese aparecerá otro mejor, y así sucesivamente, hasta que la humanidad alcance un desarrollo pleno.

Dentro de esta búsqueda de la libertad del espíritu, al cual pueden acceder con más facilidad los literatos de ciencia ficción o narrativa fantástica, los escritores pueden imaginar y plasmar en el papel sociedades que van más allá de los límites que nuestra sociedad tiene en la actualidad. Por lo tanto en los cuentos, novelas y relatos, el ser humano, como individuo o grupo, puede constituir sociedades muy adelantadas, con sistemas sociales más justos, donde el desarrollo humano y espiritual esté al alcance de todos.

Por otra parte, esta búsqueda de la libertad permitirá que aquellos autores que se adentran en la psique humana, mostrando hechos que emergen como fruto del «anillo oscuro» que cubre a la personalidad, tengan capacidad de toma de conciencia y análisis crítico. El sumergirse en el fondo del inconsciente individual y colectivo —haciendo surgir infiernos, mundos primitivos, civilizaciones animalescas, sentimientos bajos— conlleva la responsabilidad de darse cuenta del hecho y mostrar la realidad, develando la irrealidad. El escritor puede ocultar la realidad social o puede mostrarla conforme ella se da (Matamoro, B., 1993). Los escritores que navegan en el lado oscuro de la personalidad pueden constituirse en cómplices del reforzamiento de lo catastrófico o pueden ser, como el «Barquero» de la novela de Dante, el observador con capacidad crítica que muestra la realidad del Infierno.

De todas formas, la literatura de ciencia ficción y la narrativa fantástica, ya sea como un arte «puro» o como una proyección social, ecológica y/o espiritual, nos conduce por distintos derroteros que son válidos per se. Por esto, aquellos autores que, como Jorge Luis Borges, priorizan lo fantástico sobre lo real simplemente han tomado un camino que es legítimo dentro del ámbito de la realidad subjetiva del ser. Aquellos escritores que, como Julio Cortázar, han tomado el camino de la denuncia social han elegido un camino por demás válido para una realidad en constante transformación social. Lo relevante es que en cada obra escrita se dé la toma de conciencia del escritor para que el carbón (su obra) se constituya en un diamante (obra liberadora).

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ajuria, Enrique (2005). Fantasía y Compromiso Social en los relatos de Juan Rulfo y Julio Cortázar. Tesis. Universidad de las Américas, Puebla.

Barrenechea, Ana María (1972). Ensayo de una Tipología de la Literatura Fantástica. Revista Iberoamericana 38; págs. 391-403.

Benedetti, Mario (1979). Situación del escritor en América Latina. Letras del Continente Mestizo. Montevideo: Editorial Arca.

Campra, Rosalba (1998). Más allá del horizonte de expectativas: Fantástico y Metáfora Social. Casa de las Américas 213; págs. 17-23.

Collazos, Oscar (1970). Encrucijada del Lenguaje. Literatura en la revolución y revolución en la literatura. México: Siglo XXI.

Entrevista con Antonio Mora Vélez, escritor colombiano de ciencia ficción. En Letralaia 182, 3 de marzo de 2008.

Esquirol, Miguel. La función del Escritor de Ciencia Ficción. En http://www.ciencia-ficcion.com/varios/firmas/f20110116.htm.Citado en 16 de enero 2011.

Disertación de Jorge Luis Borges. «La literatura fantástica». Montevideo, El País, http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/borges/sobre.htm. Citado el 11 de febrero de 2011. Resumen de Carlos A. Passos.

Gómez, B. Juan. Relativismo y literatura; a propósito de un cuento de Rubén Darío. http://www.clubdellector.com/articulos.php?id_articulos=267. Citado en 15 de noviembre 2007.

Matamoro, Blas (1993). Fantástico, Fantasía, Fantasmas. Hispamérica 66; págs. 87-97.

Súñer I. José. Space-opera; escapismo y aventura. En http://www.ciencia-ficcion.com/varios/firmas/f20010610.htm. Citado en 10 de junio de 2001.

 

Ilustra el artículo: «Fango original, ojo con desarrolladores», de Roberto Matta

 

Iván Prado Sejas es un escritor boliviano dedicado a la ciencia ficción y a la narrativa fantástica. Ha recibido el Premio Literario del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes en 1998 por su novela «Inka Kutimunña» («El Inca ha vuelto» ), en la que introduce elementos de la narrativa fantástica andina. En 2006 edita la novela de narrativa fantástica y ciencia ficción titulada «Las Amazonas, Poder y Gloria». En 2008 publica la novela de ciencia ficción «El Crepúsculo en la Noche de los Tiempos», caracterizada por una serie de tramas que giran alrededor de dos sirianos que se involucran en la evolución de la Tierra y sus habitantes. La novela está en su tercera edición. En 2009 lanza una colección de cuentos de ciencia ficción y narrativa fantástica surrealista titulada «Los Sueños del Padre: Cuentos marcianos, terrimarcianos y terrícolas». Asimismo, ha editado el poemario «Arawi Valluno», el libro de cuentos breves «Cuentos en 2 minutos» junto a otros autores, y varios textos y libros de Psicología y Administración de Recursos Humanos. Es creador, conjuntamente con Miguel Esquirol, del blog Ciencia Ficción y Fantasía en Bolivia.

Iván es psicólogo de profesión, con amplia experiencia en la docencia universitaria, en la consultoría dentro el ámbito clínico-educativo, y en los campos grupal y organizacional. Tiene más de treinta años de experiencia en el área de la Psicología. Se especializa en Terapia Gestalt y en Gerencia de Recursos Humanos. Ha cursado una Maestría en Dirección y Administración de Empresas.

Esta es su primera participación en la revista.


Axxón 217 – abril de 2011

Ensayo de autor latinoamericano (Ensayo : Fantástico y Sociedad : Bolivia : Boliviano).

3 Respuestas a “«El escapismo, la denuncia social y la liberación en la ciencia ficción y la narrativa fantástica», Iván Prado Sejas”
  1. Lo comenté por facebook, quiero dejar también mi opinón acá, pues el artículo me movilizó. No me cierra demasiado la idea de que la ciencia ficción y la fantasía son liberadoras. O sea, creo que es así, pero también lo es, no sólo la literatura en general, sino también el arte. Entonces, el concepto, como búsqueda de una especifi …cidad de la cf, me parece nulo. Lo que me sigue haciendo dudar de las etiquetas, aunque ello no significa que no las necesite. Y me pregunto, ¿en qué sentido Tropas del espacio es liberadora? ¿O la liberación se produce a partir de la reacción del lector que puede separar el relato (entretenido) del sentido (peligroso)? Bueno, dudas, siempre dudas.

  2. Ivan Prado Sejas dice:

    Después que Francisco hizo sus cuestionamientos, me puse a buscar y a leer Tropas del Espacio de Heinlein, y hoy recién pude acabar su lectura. No me imaginé que para Francisco fuese tan relevante una respuesta acá, puesto que se puso a escribir una artículo de opinión en “contra” de algunas conceptualizaciones del ensayo. De todas maneras, si un ensayo moviliza las emociones del lector, significa que el mismo es útil para repensar la función de la ciencia ficción y fantasía.
    El nudo gordiano es sí la ciencia ficción y fantasía puede ser liberadora, entonces, argumentaré desde esa perspectiva.
    Para que me entiendan, haré algunas consideraciones preliminares: Para la psicología, todo aquello que se genera en la mente creativa de un escritor es una “proyección”. Un autor coloca en su obra partes de si mismo, conforme él percibe la realidad o la irrealidad. Los esquemas perceptivos que se configuran en el cerebro del autor determinan su comportamiento, por lo tanto afectan en los procesos como él ve el mundo. En el ámbito de lo fantástico, el sujeto prácticamente “vuela” por mundos imaginarios que se dibujan en su mente y se plasman en una obra. ¿Y que influencia tiene el mundo externo en la configuración de los esquemas perceptivos o gestaltten del escritor? Tiene mucha influencia, puesto que esos esquemas perceptivos se van formando desde la niñez. Entonces, cuando el sujeto es adulto, su mente está compuesta por una red simple o compleja de esquemas perceptivos. Esa “complejitud” dependerá del tipo de sociedad en el cual vive el individuo.
    Otro asunto es el de la asimilación y la introyección, dos procesos cognitivo-emocionales, de varios, que surgen en los individuos. A través de la asimilación, el individuo aprehende la realidad. Hace que la realidad haga parte de su vida. A través de la introyección el individuo “se traga” aspectos que no hacen parte de su ser. Entonces, el individuo está alienado al sistema familiar o social.
    La ciencia ficción y la fantasía podrán constituirse en un género liberador, si el escritor, al volar por mundo imaginarios, realmente trasciende la realidad cotidiana, supera los introyectos y permite que la realidad se haga más evidente. Alguien dirá: ¿Pero cómo puede uno hacer más evidente la realidad si la realidad está ahí? ¿Acaso no la ves? Para los ojos físicos la realidad está ahí, pero para el ojo de la mente, la realidad puede ser irrealidad, la realidad puede ser muchas realidades; para la intuición, la realidad cotidiana puede ser una total irrealidad (p.e. para la física cuántica la realidad es un complejo sistema energético de partículas subatómicas). Cuando el escritor está lleno de introyectos su obra lógicamente no será liberadora, será más bien aprisionante. Por otro lado, si el escritor sabe captar la realidad conforme ella es (capacidad intuitiva para la fenomenología) entonces, su obra puede ser liberadora. ¿Y qué rol juega el lector? Acá, estoy de acuerdo con Francisco con el rol activo del lector. O sea, si la obra es liberadora y el lector no tiene la capacidad de toma de conciencia, la obra para él será una más del montón. Por otro lado, si el lector es intuitivo, y tiene la capacidad de darse cuenta, puede leer una obra fascistoide y darse cuenta de los elementos alienantes, perversos, psicopáticos, etc. inmersos en la obra. O sea, que la participación del lector es también relevante.
    La obra de Heinlein, Tropas del Espacio, yo la veo como totalmente alienante al sistema de vida capitalista, donde el personaje principal, va asimilando poco a poco la cultural militar imperante, reflejo del sistema, y acepta como parte de su vida ser un sujeto que no ve más allá de lo que le introyectan. Entonces, si el lector toma conciencia de está situación (yo creo que un lector latino, con tendencia social, se puede dar cuenta fácilmente) el argumento de la novela citada resulta ser una “cadena” (hablando simbólicamente) de la cual, el lector se libera a través de un análisis critico y puede entonces generalizar su toma de conciencia a otras obras que tienen argumentos alienantes (y hay muchas obras de ese tipo).
    Entonces, yo critico el contenido de la obra Tropas del espacio, pero, resalto el estilo narrativo del autor, que es muy bueno; y esto, también puede engatusar al lector.
    Entonces, ¿cuál el rol del escritor de ciencia ficción? Considero que si un autor de ciencia ficción y fantasía tiene capacidad de toma de conciencia de lo que escribe, su obra puede ser liberadora, no importando si el contenido tiene un formato utópico, distópico, mixto, etc. Por otro lado, si el autor es un sujeto sin capacidad de toma de conciencia, (y peor todavía con rasgos psicopáticos), entonces, su obra será alienante, anquilosante y aprisionante (uso a propósito esta última palabra).

  3.  
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