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¡ME GUSTA
AXXÓN!
  
 

ARGENTINA

 

 

Si quisiéramos clasificar a los lectores —a los lectores en general, no sólo a los de Axxón— podríamos catalogarlos de muchísimas maneras distintas. Hace unos días, cuando hablábamos de esto con mi esposa, salieron a la luz unas cuantas categorías, divididas principalmente entre aquellas que tienen que ver con el contenido y las formas literarias, y aquellas otras ajenas a lo literario, como pueden ser las causas que nos acercan a la lectura y los lugares y momentos elegidos para saciar esa sed de palabras.

Pero no busco hablarles de eso.

Tampoco quiero hablar de los lectores «activistas» que comparten libros dejándolos subversivamente en los bancos de una plaza, en un transporte o en el cine, de quienes comentan obras y/o mandan cartas a las editoriales —aunque ustedes sabrán que aquí los estamos esperando, siempre—, ni de los escritores: todo lector es un escritor en potencia, y es imposible —o al menos muy difícil— que alguien haya sentido la necesidad de escribir literatura sin antes haber leído.

De quienes quiero hablar es de esos locos que, vaya uno a saber la razón, un día deciden volcar su esfuerzo en la creación de un medio. Porque hay que estar un poco mal de la cabeza para invertir tiempo, esfuerzo y dinero en la creación de un medio que publique, principalmente, obras de otros.

Puede que hoy no esté muy lúcido a la hora de buscar excusas y entender por qué alguien puede lanzarse a una aventura como esta. Pero lo cierto es que un par de locos tuvo, hace más de un cuarto de siglo, la ocurrencia de crear una revista como Axxón. Aquella revista no era lo que es hoy, porque entonces el mundo era bastante distinto al actual. Es difícil hoy entender la diferencia, porque éste es un mundo natural para una revista digital. En aquel momento Axxón era especial, era distinta, era pionera. Seguramente en aquel momento estos dos locos jamás tuvieron idea cabal de lo que estaban haciendo, pese a que de entrada se hayan puesto metas interesantes basadas en una idea inequívocamente brillante. Recuerdo cuando Eduardo Carletti hablaba de superar los 148 números de la española Nueva Dimensión: ¡eso fue hace 110 números! Seguramente no tendrían ni la más remota idea de cuánto cambiarían la vida de un buen puñado de personas, de cuántos encontrarían su vocación a partir de estas páginas que no son páginas.

Editar, tal como yo lo entiendo, es en gran parte un acto de amor y fe en los demás. Editar exige mucho más que juntar unas cuantas ideas y conceptos, acomodarlos en una secuencia de páginas y luego hacerlos públicos. Trabajar los textos con los autores, por ejemplo, requiere no sólo conocimiento sino también muchísimo respeto, por el otro y por sus palabras. Si bien hoy mi rol no es el de editor algo de este trabajo me alcanza, y es todo un desafío. Me llevará mucho tiempo y esfuerzo el intento de aprender a sacarle hasta la última gota a cada obra, incluso a aquella que considere fallida. Ahí, en ese trabajo descartado, está la semilla de otro que germinará y dará frutos.

Hay muchos pormenores relacionados a la aparición de una obra de esta magnitud, más cuando eso implica hoy llevar sobre los hombros la historia de una publicación que excede todo aquello que allá por 1989, como simple, curioso y maravillado lector, pude haber imaginado. Pormenores que no empañan en lo más mínimo la satisfacción —y el honor— que siento al acercarles estas páginas.

Cuando mes a mes hago el intento de llegar hasta ustedes, cuando me siento a escribir para contarles estas cosas, creo entender cada vez un poco más cuál fue aquel sentimiento inicial. Quizás sea porque me he contagiado un poco de aquella locura. ¿Cómo salir indemne del empuje de Eduardo durante todos estos años?

Es muy lindo mirar hacia atrás y ver el camino que recorrimos junto a Axxón. Probablemente en mi caso fuera inevitable, y agradezco profundamente que así haya sido. Esta es una de esas locuras que son dignas de contagiar y no me siento solo en esto; como ha dicho Silvia Angiola en la presentación de una de las últimas Ficciones Breves: «Ven y enloquece».

 

 


Axxón 258 – septiembre de 2014

Editorial

4 Respuestas a “Editorial: «Esos lectores»”
  1. admin dice:

    Este texto tuyo debería tener YA muchos comentarios, es lo menos que merece; pero como vos mismo decís, es una época muy diferente. Espero que nunca nos sintamos solos del todo. Yo puedo evitarlo porque estás vos, porque quedan algunos colaboradores a pie firme. Pero la verdad, 258 [259 desde cero] es un número que, de haber «futurizado» en su momento, nos mostraría en la mente un equipo fenomenal, fiestas, convenciones… no sé. Un Axxón poderoso, como muchas veces imaginan los que lo ven desde fuera. La atomización de intereses, el desinterés creciente (en todo), el vuelco hacia lo fugaz, la división de la Sociedad, las crisis, los amigos del otro lado del océano con más problemas que lo que jamás hubiésemos querido, ¿malas acciones de nuestra parte?, se sienten. Esto sigue siendo algo para locos; sentir ganas de perder el poco tiempo de felicidad que te da la vida y dedicarlo a los demás requiere corazones muy especiales, como el de Rodo, que un día se rompió, como el tuyo, que tiene un poco más de juventud para soportar, como el de Silvia, que nos dio tanto, tanto, tanto amor que hasta siendo tan loco como en 1989 me cuesta creerlo. Levanto una copa virtual y brindo por esta historia, por la que ya transcurrió, por todos los que pasaron, se fueron; por todos los que siguen, por los que puedan ir llegando, por la literatura, el esfuerzo, la creación, las aventuras, las quijotadas… en suma: por Axxón. ¡Salud!
    Eduardo J. Carletti
    Progenitor de este monstruo…
    … o esta mágica doncella; como quieran

  2. Fraga Comics dice:

    TREMENDO EDITORIAL! Muy inspirador. Gracias por contagiar esa locura y por permitirme se parte de esta aventura. Edu, Danny, Silvia, todos los lectores y hacedores, levanto una copa por Axxón, una no virtual, una de verdad, de esas dobles con caras de triples. ¡Salud!

  3. Hugo A Rqmos Gambier dice:

    Hace poco tiempo que descubrí Axxon. Siguiendo la ruta que dejó mi hermano (Martín Adrián Ramos), hice una parada en el camino para leer la revista. Y me remonté en el tiempo, hacia aquellos años de pre-adolescente, cuando aburrido en la casa de mi abuela en Carhué, en esas eternas vacaciones de verano, descubrí un viejo arcón. Un enorme baúl repleto de revistas cómo: Fantasía, El Tony, Dartagñan y otras tantas (las coleccionaba mi tío Héctor). Entonces los veranos se volvieron más cortos y placenteros. Apareció el lector, el lector compulsivo y hambriento de ese tipo de revistas, que fueron un trampolín a los libros del género.
    Y como dice Daniel, el lector tuvo el impulso, la necesidad, la imperiosa necesidad por escribir. Escribir historias en base a lo que leía, incluso inventar más allá de lo que aquellas historias dejaban.
    Hasta qué… Me alcanzó la vida.
    Ahora, varias décadas después, vuelvo a encontrar un arcón, un nuevo baúl pero mucho más grande, también lleno de revistas, de historias. Es otro el formato, el soporte, pero la magia es la misma. Y ¡Paf! Se despertó el lector (también el escritor, aunque un poco oxidado al principio, pero que con un poco de W40 se fue aceitando la maquinaria). Descargué todos los números en formato epub, y los voy leyendo en mi tablet, de apoco, saboreando número por número, y Axxon me llevó a otras revistas, y ahora no puedo parar. Creo que me contagié la locura, y tal vez pueda compartir con ustedes la mía.
    Gracias por existir, por perdurar en el tiempo, por el tiempo sin fin.

  4. Carlos E. Ferro dice:

    Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao…
    Yo miro a Buenos Aires de la tapa de Axxón;
    y a vos te vi tan triste… ¡Vení! ¡Volá! ¡Sentí!…
    el loco berretín que tengo para vos

    Es como decía Ferrer con la música de Piazzola, dejándonos entender en la balada que hay locura (como también dice Silvio Rodríguez) que hay que glorficar y compartir.

    Muy bueno el editorial, me hizo reflexionar y sentir, una vez más, toda la corriene de afecto que hay detrás de esta quijotada, tan hermosa y necesaria como siempre lo es el Quijote.

  5.  
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