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Entrevista a Alejandro Alonso, Ricardo Giorno
Agregado en 12 abril 2015 por dany in 263, ArtÃculos, tags: Entrevista![]() |
![Alejandro Alonso Alejandro Alonso](/cf/img15/263AleAloEntrevista1ch.jpg)
Alejandro Alonso junto a Carlos Gardini y un admirador.
(Foto: Caro Bona)
AXXÓN: Me enteré de que estás estrenando libro nuevo: Lorena y el Mago. Decime cuándo sale al mercado. Y con qué editorial. Y cómo nació la idea. Y si tuvo cambios de rumbos.
Alejandro Alonso: Lorena y el Mago es un proyecto de hace varios años, que fui escribiendo de a poco. Empezó como un relato infantil, pero las imágenes y los conflictos que yo tenÃa en mente excedÃan la brevedad y concisión de los cuentos para chicos. Asà que terminó siendo, primero, una serie de cuentos más elaborados, y luego una novela juvenil. TenÃa más o menos claro el final, y que tenÃa que darse en tres actos, pero escribir esas tres partes, que aparecieran las ideas y el tono que yo querÃa darle, llevó mucho tiempo, mucha reescritura. Al final, la novela salió finalista del Premio Norma de Literatura Infantil y Juvenil 2014. Afortunadamente, encontré una recepción extraordinaria en Colihue, donde encajó bien con la colección «La Movida», que dirige Pablo De Santis. Ya hicimos un lanzamiento y está en algunas librerÃas.
Lorena y el Mago es una novela iniciática y de aventuras, donde la joven protagonista «vive» a través del relato de su abuelo las misiones del Mago, a la par que intenta superar su propia crisis preadolescente. Sin embargo, creo que se presta para múltiples lecturas, de modo que mi deseo es que sea un libro que permanezca, que con el correr de los años, al volver a él, el lector descubra cosas nuevas.
Por otra parte, las ilustraciones de Patricia Breccia, que acompañan el texto, son geniales.
AXXÓN: ¿Te relacionás con otros escritores? ¿Das a leer tus textos? ¿Aceptás las sugerencias?
Alejandro Alonso: Definitivamente. Y lo hago todo el tiempo. Es que, a veces, para construir un universo de ficción, una cabeza no alcanza. Me gusta contar qué estoy haciendo, discutirlo. Y cuando creo que está terminado, darlo a leer por escritores y lectores que respeto mucho para que opinen. Es que una vez que el texto está semi-terminado, comienza a dejar de pertenecerme. Es como un chico que comienza a relacionarse con el ámbito que va más allá de la familia, porque el adulto que será ese niño necesita defenderse solo. Por otra parte, en los talleres de pares, tuve excelentes experiencias compartiendo mis universos. ¡Las discusiones que se armaban! Y eran sobre cosas que ni siquiera existÃan objetivamente más allá de la especulación de tres o cuatro.
AXXÓN: ¿Cuál fue el primer libro que te reventó la croqueta?
Alejandro Alonso: Debe haber sido algún cuento infantil. Cuando estaba en la primaria, me volvió loco Julio Verne con 20.000 leguas de viaje submarino (en versión de la colección Robin Hood, o la colección Roja de Billiken). En materia de ciencia-ficción más moderna, creo que fue El hombre ilustrado de Ray Bradbury. Mi papá era lector de ciencia-ficción, y tenÃa libros de Bradbury y Asimov. Después yo me encargarÃa de aumentar la cantidad de libros de CF de la biblioteca familiar. Sin embargo, a esa edad era lector voraz, particularmente de policiales.
AXXÓN: ¿Qué pelÃcula de CF te aportó más?
Alejandro Alonso: Recuerdo que cuando yo era chico estaba de moda pasar pelÃculas en proyectores Super 8, pero eran pelÃculas editadas, mutiladas, no se entendÃa nada. En ese formato vi por primera vez La Guerra de las Galaxias, y fue fascinante. No sólo por las imágenes y los efectos especiales, sino por la cantidad de huecos y misterios, todo eso que yo no entendÃa. En este momento no recuerdo otras pelÃculas que me hayan aportado. Seguramente las hubo, pero no las recuerdo ahora.
AXXÓN: Existen los subgéneros de la CF, o son una manera más de que sigan existiendo los crÃticos.
Alejandro Alonso: No vengo del mundo académico, asà que no he leÃdo ningún trabajo que se ocupe crÃticamente de los subgéneros de la CF. Creo que sÃ, que existen, en el mismo sentido que existen los géneros, como una manera de ordenar el caos literario, etiquetar, diseccionar, encontrar raÃces y ejes comunes, etc. Subgéneros de la CF podrÃan ser la ucronÃa, o el space opera, o la CF dura (y cada disciplina cientÃfica de la CF dura podrÃa ser un subgénero), o la sociológica. Sin embargo, creo que lo interesante, literariamente hablando, está en el arte de cruzar fronteras. Especular y usar para ello las herramientas que hagan falta. Las etiquetas y las clasificaciones son posteriores.
AXXÓN: ¿Debe haber crÃticos?
Alejandro Alonso: SÃ, por supuesto. Creo que, contrariamente a lo que se piensa, el crÃtico no critica (en el sentido de ponerle una etiqueta de bien escrito o mal escrito, divertido o aburrido, creÃble o no creÃble, etc.) El crÃtico puede dar contexto de un relato, o explicar cómo ese relato dialoga con los clásicos y los contemporáneos. Los crÃticos encuentran ejes comunes a toda una generación de escritores, o pueden rastrear lo que una generación hereda de la otra. El trabajo de los crÃticos es importante, porque en el conjunto de esos trabajos se pone a la literatura como una verdadera expresión cultural, perteneciente a una sociedad concreta.
AXXÓN: ¿Es una paradoja en sà misma que exista la posibilidad de la máquina del tiempo?
Alejandro Alonso: Si asumimos que todo lo posible, en algún momento será ejecutado, la posibilidad de una máquina del tiempo siembra no una, sino muchas paradojas. Yo creo que si alguien inventó (inventará) una máquina del tiempo, no se atrevió (atreverá) a usarla.
La realidad es que es muy difÃcil definir qué es el tiempo, lo cual, en términos metafóricos y literarios, es fascinante. Y no sólo el viaje en el tiempo, sino la distorsión (subjetiva y objetiva) del tiempo y sus consecuencias en la conciencia humana. Relatar algo tan extraño requiere de cierta habilidad, incluso de poesÃa.
AXXÓN: Esto último me hace acordar a un cuento a cuatro manos entre vos y Daniel Vázquez: «Borgeano». Me pasó algo extraño con ese cuento: muchos me dijeron que no lo entendÃan, pero que igual le gustaba. ¿En qué universo se mueve «Borgeano»?
Alejandro Alonso: Ése es un buen ejemplo de lo que me preguntabas más arriba, sobre compartir lo que escribo con otros escritores. El universo de ese cuento, y los relatos asociados («Leticia en el reflujo de la marea», «ElegÃa al ausente perfecto» y la novela corta «Cronoelipsis» ) se desarrollan en un universo donde los avances en comunicación interespacial desencadenaron una guerra contra una civilización alienÃgena que está en otro universo. Como consecuencia, ambos universos comenzaron a coexistir, provocando más dimensiones espaciales y temporales que las cuatro que conocemos, algunas sumamente aberrantes. Desarrollar ese universo no fue una tarea en solitario, lo charlé mucho, en especial con Dany. La consecuencia de esas charlas se plasmó en toda la fÃsica y la tecnologÃa de ese universo, y en el cuento conjunto, que es el mejor de la serie.
AXXÓN: Cuesta pensar en otra dimensión espacial que no se rija por los ejes cartesianos. ¿Te acordás de alguna discusión?
Alejandro Alonso: Recuerdo una discusión, en casa de Daniel, sobre cómo funcionaba uno de los implementos alienÃgenas, la «bodega infinita». Recuerdo también que las coordenadas emocionales, gustativas y olfativas surgieron de intercambios en el taller literario. Algunas de esas discusiones eran apasionadas. Mucho antes que eso, cuando estaba escribiendo sobre el universo de Oniris, hubo al menos una discusión sumamente apasionada con Eduardo Carletti. De más está decir que la materia de estas discusiones es tan etérea como una idea.
AXXÓN: No me puedo hacer una idea de lo que pueden llegar a ser las coordenadas emocionales, gustativas y olfativas.
Alejandro Alonso: En «ElegÃa al ausente perfecto», uno de los personajes lo explica:
Como no podemos ver esas dimensiones siguió Júpiter, mientras acoplaba los conectores de la fibra en los puertos ópticos del proyecto, hay un sistema que se llama RVCortical, que nos permite percibirlas artificialmente a través de los otros sentidos. Eso es el Mapa Dimensional Sensible: una representación virtual en sabores, olores y emociones de las dimensiones que no podemos ver.
Ah, y ese mapa se divide en emogustivo y emolfativo. Ya lo sabÃa.
AXXÓN: ¿Creés que la FantasÃa le ganó a la CF? ¿Sigue todo igual?
![Alejandro Alonso Lorena y el Mago](/cf/img15/263Lorenach.jpg)
Portada de Lorena y el Mago.
(Portada de Patricia Breccia para Colihue)
Alejandro Alonso: La fantasÃa épica «industrial» es fácil de digerir, asà que tiene muchos más lectores y espectadores. Pero el imaginario de la CF ha sobrevivido en muchos de sus aspectos, y mucho de lo que vivimos hoy está forjado por ese imaginario. De modo que… ¿qué serÃa ganar?
AXXÓN: Me referÃa a la venta masiva. Y, dentro de la misma pregunta: ¿» El señor de los anillos» es industrial?
Alejandro Alonso: Es posible que se venda más fantasÃa épica industrial que ciencia-ficción industrial. Pero hay que reconocerle un mérito a la cf. Si bien la fantasÃa épica parece haber sembrado ciertas percepciones sobre el bien y el mal, mucho de lo que hoy vemos, hacemos y soñamos es hijo de la ciencia-ficción. Y esto se ve desde recursos publicitarios, incluso en la forma en que «navegamos» Internet, como si fuera un océano fÃsico.
AXXÓN: No me respondiste sobre «El señor de los anillos», je.
Alejandro Alonso: No es industrial. Es un desarrollo sumamente trabajado: desde la geografÃa, la genealogÃa, la historia, los mitos, la construcción de los lenguajes, los personajes, las situaciones… Tolkien creó un universo y le puso carne y sangre a sus habitantes. Algunos dirán que se apoyó en otras mitologÃas, pero no hay dudas de que su universo es autónomo, y de que el texto no obedece a una fórmula industrial.
AXXÓN: ¿Star Wars es CF? ¿Por qué?
Alejandro Alonso: Desde un punto de vista argumental, hubo que esperar a los midiclorianos para responder esa pregunta. SÃ, es CF. Desde el punto de vista de usos y costumbre, La Guerra de las Galaxias presenta numerosos elementos de ciencia-ficción, y alguno que otro de fantasÃa. Asà que ya en su concepción era mayoritariamente CF.
AXXÓN: ¿Qué le falta a la CF hispanoamericana?
Alejandro Alonso: DifÃcil decirlo. Un primer paso serÃa que nos conozcamos más. Que haya oportunidad de que los autores puedan cruzarse y mostrarse juntos. No puede ser que se diga que Jorge Baradit fue «el primer latinoamericano en ganar en España el Premio UPC de novela corta de ficción» (a fines de 2006), cuando habÃa antecedentes de 1996, 2001 y 2002 (y un argentino lo volverÃa a ganar ese año). Pero también es importante que trascendamos el barrio cerrado y pasemos a formar parte de la literatura hispanoamericana en general. En la Argentina, tenemos al maestro Bioy Casares liderando ese pelotón, y grandes escritores como Angélica Gorodischer, Carlos Gardini o Ana MarÃa Shua. En mi humilde entender, ellos no escriben CF o FantasÃa, ellos hacen literatura, y punto.
AXXÓN: ¿Qué autor te da cosita?
Alejandro Alonso: Los que invierten mucho tiempo y recursos en promocionarse. Los que se exponen en exceso. Supongo que por estas cosas de la autogestión y la necesidad de marketing de los escritores es inevitable, pero eso siempre me pareció un poco impúdico.
AXXÓN: Tres autores de lengua extranjera que te seducen. Y por qué.
Alejandro Alonso: Eso varió con el correr del tiempo. Hoy podrÃan ser Ted Chiang, claro, China Miéville (al menos una parte de su obra) y el John Varley de los ochenta. Ted Chiang tiene la capacidad de tomar una idea original, y especular sobre ella hasta últimas consecuencias. China Miéville tiene una imaginación portentosa (al menos en lo que yo leÃ, como La estación de la calle Perdido y El Consejo de Hierro). Y el Varley de aquella época me resulta absolutamente lúcido, una experiencia las de lectura que perdura y trasciende, como en «La persistencia de la visión». PodrÃa agregar Greg Egan, por la base cientÃfica de sus relatos y el alto poder de especulación. Pero, como ya dije, esto va cambiando con los años.
AXXÓN: ¿Ves con buenos ojos a la autoedición?
Alejandro Alonso: Te dirÃa que lo veo con malos ojos. Pero después me acuerdo que Borges comenzó asÃ, y se me pasa. Supongo que lo que me molesta de la autoedición es que no tiene los filtros, la supervisión, la corrección que puede aportarle una edición profesional. He visto mucha autoedición de obras que están super crudas, que no están listas para la publicación, editadas en condiciones formales pésimas (y no hablo sólo de lo estético). Por otra parte, puedo entender que alguien que quiere escribir, elija autoeditarse para tener una carta de presentación. De hecho, conozco algunas experiencias buenÃsimas de autoediciones. Y, claro está, en materias y temas como ensayos sobre cuestiones muy especÃficas, o poesÃa, tal vez sea la única salida.
AXXÓN: Y de la otra punta: ¿Cuál serÃa el lÃmite ante el «avance» de un editor? ¿Depende del estado en que se encuentre nuestra carrera como escritores?
Alejandro Alonso: Es posible, y también depende de la seriedad del editor. En última instancia, antes de firmar un contrato (o aprobarlo, si es verbal), uno puede plantearse si las condiciones son aceptables o no.
AXXÓN: La siguiente pregunta es más una duda que me persigue desde hace un tiempo. La cosa es más o menos asÃ: yo pienso que los escritores de ciencia ficción corremos con desventajas comparados con, por ejemplo, un escritor costumbrista y/o de comedia romántica. Lo digo porque el público puede ver hasta el hartazgo cien variaciones de «Cuando Harry conoció a Sally», pero no puede soportar dos pelÃculas diferentes donde el argumento se base en un robot que recibe un rayo y adquiere conciencia de sÃ. Como que la ciencia ficción debe tener continuamente ideas innovadoras.
Alejandro Alonso: No coincido. O al menos no me parece que sea asà siempre. El cine funciona con fórmulas. «PelÃculas que se parecen a…», porque, de otro modo, los productores no ponen plata. Vimos clones de Mad Max, pelÃculas de invasiones extraterrestres (e incluso llegamos al punto de la parodia, con Tim Burton y Mars Attacks!) e incluso de viajes en el tiempo (y sÃ, también fueron parodiados, como en el caso de Hot Tub Time Machine).
AXXÓN: En la época de oro de la ciencia ficción, la ciencia era más intuitiva para el común de la gente. Hoy la ciencia parecerÃa ir más rápido que los escritores de ciencia-ficción. ¿Es tan asÃ?
Alejandro Alonso: Puede ser. Nadie dijo que serÃa fácil. La información circula más libremente, y eso hace que cierto público esté más o menos informado acerca de una serie de disciplinas. Asà que el escritor tiene que estar a la altura de las circunstancias. Hay lectores que han perdido la «inocencia cientÃfica», por decirlo de alguna manera. En todo caso, siempre hay alternativas que no tienen que ver con ciencia-ficción dura, y existe una cantidad de abordajes especulativos que evitan cualquier complicación a la hora de escribir.
AXXÓN: Me acuerdo con beneplácito que tomé un curso con vos y con Carletti: «Creación de Universos». ¿Cómo era el asunto?
Alejandro Alonso: Fue una experiencia maravillosa, en una época en que, gracias al surgimiento de la Fundación Ciudad de Arena (a mediados de la década del 2000), vivimos una suerte de explosión del Fantástico argentino. La idea del taller era dotar a los escritores de elementos que iban más allá de la capacidad de contar. En ciencia-ficción no basta saber contar, hay que saber diseñar coherentemente. Partiendo de unas ciertas premisas, hay que avanzar sin traicionarlas, ni olvidarse de ellas. Esas premisas (o reglas, o leyes) pueden ser fÃsicas o biológicas (imaginemos que la acción transcurre en una galaxia lejana, en un planeta muy diferente del nuestro), sociales, psicológicas, de tono del relato, de punto de vista, y un largo etcétera. Asà que la idea era dar algunas herramientas para que estas especulaciones llegaran a buen puerto. La otra cuestión es que eso que diseñamos los escritores, que apunta a provocar extrañeza en el lector, a menudo sólo existe en nuestra visión, de modo que hay que comunicárselo al lector sin que sea tedioso, extremando los recursos del oficio.
Eduardo es un experto en esto, un lector insaciable de temas de ciencia y tecnologÃa con cuentos notables de ciencia-ficción dura, y yo habÃa mamado esa escuela con algunos «éxitos» (por decirlo de alguna manera) bajo el brazo. También era interesante aprovechar la oportunidad de la interacción entre pares sobre un universo creado. Hubo dos ediciones de estos talleres, creo que con buen resultado (aunque eso deberÃan decirlo los que asistieron al taller… de todos modos me consta que cuatro o cinco siguieron escribiendo regularmente, asà que al menos no los malogramos, je).
AXXÓN: ¿Te animás a dar una clase conmigo como alumno?
Alejandro Alonso: TendrÃa que prepararla. El problema no es el alumno, sino el profesor, je. ¿De qué te gustarÃa la clase?
AXXÓN: Me gustarÃa empezar de cero. O sea, imaginate que soy un pendex de poco menos de 30 con todas las ganas de escribir CF. ¿Cómo puedo imaginarme un universo coherente que sea disÃmil al que piso y respiro? Por ejemplo, por decir algo, una historia de amor diferente.
Alejandro Alonso: Le dirÃa que, en primera medida, si el universo tiene un sustento cientÃfico, lea mucho sobre esos temas. Con todo, hay universos que son especulativos (la explicación cientÃfica podrÃa llegar después), entonces el punto de partida son las reglas fundacionales de ese universo. Tal vez conozcas el caso de la novela Los propios dioses, de Asimov. Viene a cuento. Resulta que Robert Silverberg, en tren de dar un ejemplo de un isótopo cualquiera, habló del «Plutonio 186». Asimov lo corrigió: «Ese isótopo no existe y, de hecho, no podrÃa existir». Pero la idea quedó picando en la cabeza del buen doctor. Trató de entender bajo qué condiciones podrÃa darse dicho isótopo, y se dio cuenta de que sólo podÃa existir en otro universo, con leyes fÃsicas distintas de las que regulan el nuestro. Ése fue el principio de la novela. Otro caso interesante es el de Ted Chiang y la novela Exhalación, donde la premisa era desarrollar una inteligencia artificial completamente mecánica.
AXXÓN: Por ejemplo, me acuerdo que de pibe jugaba con los flippers. Y se me ocurre tomar uno de esos aparatos como base para mi universo. ¿Qué/cómo puedo hacer?
Alejandro Alonso: Bueno, en el taller lo hicimos con el metegol. La cuestión es elaborar una serie de reglas que limiten el universo. Los lÃmites son buenos, hacen que las cosas no transcurran de cualquier manera, permiten acotar un panorama que, de otra forma, bien podrÃa ser infinito. Entonces, hagamos abstracción del flipper. Allà el movimiento se da por golpes, rebotes, hay ritmo, hay puentes y agujeros que llevan de un lugar a otro. La gravedad, en última instancia, provoca la pérdida de la bola (¿metáfora del tiempo, que inexorablemente nos lleva a la muerte?). Pueden aparecer nuevas bolas (¿clones que viven vidas paralelas?). Hay caminos que deberÃa recorrer la bola para que se logre cierto puntaje (¿objetivos o misiones?). Incluso existe la posibilidad de saber dónde irá la bola, dadas ciertas condiciones (¿Psicohistoria?). Quien lograse extraer, aunque más no fuera, dos o tres reglas de todo eso para aplicarlo a su universo, tendrÃa lo que buscamos: una herramienta para limitarlo y dotarlo de autonomÃa (lo cual en última instancia permitirá alcanzar metáforas propias de ese universo y peripecias originales de los personajes). De esta forma, ese universo, esas metáforas, esas peripecias provocarán una sensación de extrañeza en el lector, o un espacio para reflexionar. Justamente el caso del flipper es interesante, porque los flippers temáticos hacen la operación inversa a la que nos referimos en las lÃneas anteriores. Por ejemplo toman elementos de una pelÃcula, hacen abstracción de ellos, y lo aplican a los mecanismos del flipper (niveles, puentes, paletas, bumpers, hongos, botones, rampas, compuertas, etc.)
AXXÓN: Por lo publicado en Axxón, veo que tenés preferencia por el género histórico. O sea, no todos tus relatos son de ese género, pero como que marcan tendencia. Es mi opinión, claro.
Alejandro Alonso: Son etapas. De todos modos me sigue gustando la historia, particularmente la Historia Argentina, como escenario de cuentos fantásticos. De hecho, tengo pendiente una novela ucrónica (o contrafáctica), cuyo proceso de escritura exige tanto trabajo de documentación como el de los cuentos históricos.
AXXÓN: ¿Y cómo te documentás?
Alejandro Alonso: Las ideas nacen, por lo general, de una lectura. Pongamos por caso, un artÃculo de Todo es Historia. Entonces empiezo a buscar en Internet, recorro librerÃas buscando material sobre la época, recorro mi propia biblioteca (que está bien surtida, aunque por lo general allà hay mucho material documental sobre lo que ya escribÃ, y a veces no tanto de lo que voy a escribir). Y asà voy buscando personajes, ideas, lenguajes. Leo buscando la cotidianeidad de la época en cuestión, los momentos en que el diablo podrÃa meter la cola. No me sirve saber que en el año tal sucedió tal batalla con tantos muertos, etc. Necesito saber qué sentÃa el soldado, el cronista de la batalla, la viuda del soldado… qué fumaban, qué comÃan, cuánto tardaban en viajar de una ciudad a otra… No soy metódico en la documentación, de todos modos. No siempre tomo nota, no armo fichas. A veces me urge escribir. Sin embargo, debo admitir que con esta última ucronÃa comencé a sistematizar la cosa, al menos un poco. Incluso (dado que la ucronÃa de la que hablé transcurre en el pasado reciente), esta vez acudà al reportaje como forma de documentación. Eso se ve, por ejemplo, en el cuento «1957», que pertenece a este universo contrafáctico y que, de alguna manera, complementa la novela.
AXXÓN: Hay quienes se niegan a corregir sus textos. ¿Cuál es tu opinión sobre corrección de estilo?
Alejandro Alonso: Con Gardini aprendà que uno no corrige, sino que reescribe. De Rafa Pinedo aprendà que el acto de leer comienza con el autor, releyendo (o a menudo leyendo realmente por primera vez) su obra «terminada». Lo demás es eliminar el ripio del camino, calibrar la dirección en que disparamos las flechas para que den en el blanco. Si escribimos para que nos lean, entonces es recomendable cualquier proceso que ayude a que el lector transite más o menos por donde el autor quiere llevarlo.
AXXÓN: Cinco consejos para alguien que empieza a escribir CF, y no quiere morir en el intento.
Alejandro Alonso: Es bastante pedante dar consejos. Asumamos entonces que soy un pedante, y eso nos evitará las crÃticas. El escritor de ciencia-ficción suele ser, primero, lector de ciencia-ficción. Supongo que esporádicamente podrÃan aparecer casos donde el escritor llega a la cf por otros senderos, pero creo que el curso natural es haber leÃdo y amado la cf. Esta evolución de lector a escritor es muy ventajosa, porque arranca con cierta experiencia en el género. Lo que sigue es lanzarse a escribir, y palpar cuáles son las dificultades del oficio. La autocomplacencia no ayuda mucho. En los talleres literarios de pares (es decir, donde no hay un coordinador o docente: todos escriben, todos critican, todos aportan algo) es importante dejar de lado el ego y animarse a ver el texto propio como si lo hubiera escrito un compañero. Cuando ya se ha escrito y corregido bastante (y se ha criticado bastante el trabajo propio y el de otros), aparece la necesidad de tener un sustento más sólido que la experiencia como lector y el gusto personal por ciertos estilos; uno quiere ponerle palabras a ese «no me gusta cómo suena» ó «tal personaje no me convence». Entonces hay conocer mejor ciertas herramientas del oficio, como puede ser la construcción de los personajes, los diálogos, la estructura, etc. En paralelo, en el diálogo con otros que leen y disfrutan del género, y en la lectura de material cientÃfico, filosófico, tecnológico, sociológico, incluso de novelas y cuentos de cf… el escritor principiante va abonando la capacidad de especular en base a las premisas del universo que quiere desarrollar en el cuento o novela que está escribiendo (o piensa escribir). Y por último, no hay que olvidar que la cf trata, en última instancia, lo que nos pasa a nosotros, a los humanos. De alguna manera siempre está hablando de eso, aunque lo haga a través de imágenes extrañas. En muchos casos funciona como un espejo deformante. En esto reside el lazo con el lector, la posibilidad de provocarle emociones. No se me ocurren más consejos.
AXXÓN: ¿Qué distancia hay entre «Leticia en el reflujo de la marea» y «Rojo federal»?
Alejandro Alonso: Bastante. Pero hay puntos en común. Para ambos relatos me documenté mucho (en un caso sobre fÃsica, leyendo todo lo que llegaba a mis manos de TeorÃa de Cuerdas, aún sin entender del todo, y en otro sobre Historia). Tal vez en el primero hubo más libertad de crear, de meter mano en el universo. Es un cuento más alucinado (dentro de los lÃmites de la CF, claro). La distancia tiene que ver con las cosas que me llamaban la atención en los distintos momentos y con las ganas de no repetirme, supongo. En la época en que escribà «Rojo federal» me apasionaban temas históricos, influencia de Carlos Boulcurf, profesor de historia del CÃrculo de la Prensa. Y hubo varios cuentos en esa lÃnea. Más recientemente me sentà atraÃdo por la TeorÃa de Cuerdas. De todos modos, los cuentos fueron corregidos (y de hecho, como «Rojo federal» entrará en una antologÃa de cuentos que estoy preparando, deberÃa decir «están siendo corregidos» ), asà que las distancias (en cuanto a madurez narrativa) es posible que no sean tan grandes.
AXXÓN: Me interesa conocer tu instante de inspiración y el después. Ese momento en que una idea te da vueltas y vos tratás de manotearla para que no se piante. O cuando una idea te golpea duro y se te queda clavada y tratás por todos los medios de sacarla, o… En definitiva: ¿cómo vendrÃa a ser la cocina de tus cuentos?
Alejandro Alonso: Ja, no es una respuesta fácil. En el blog Cronoelipsis, dentro del sitio Axxón, hay varios posts sobre el tema. Me parece que a las ideas hay que perseguirlas un poco. A mà me funciona pensar que la historia que voy a contar ya existe, pero que yo no la conozco. Las ideas iniciales son como los fósiles de un animal prehistórico. Los paleontólogos descubren lo que queda de una vértebra, o parte de una mandÃbula, y tienen que trabajar con eso, modelando lo que falta. Y para eso tienen que documentarse, imaginar, o interpelar trabajos de otros investigadores. La cocina de las ideas es un poco asÃ.
AXXÓN: ¿Importa la idea o importa cómo contarla?
Alejandro Alonso: ¡Todo importa! Se puede malograr una idea si está mal contada. También importa qué le pasa a quién, y quién lo cuenta (el tema de los conflictos y los personajes, el punto de vista, y el narrador). Hay ciertos «vehÃculos narrativos» que permiten transportar adecuadamente las ideas a destino, y otros que no.
AXXÓN: ¿Qué te dio Eduardo Carletti?
Alejandro Alonso: Mucho. Gracias a que publicó mi primer cuento y pude colaborar con él con notas y artÃculos de no ficción, me atrevà a cambiar mi futuro como ingeniero en electrónica por el de orfebre de la palabra. Hoy soy periodista de ciencia y tecnologÃa. No reniego de los años de ingenierÃa, pero no era lo mÃo. Si Axxón no se hubiera cruzado en mi vida, tal vez no habrÃa considerado seriamente esta posibilidad. Posteriormente, sus cuentos y las discusiones en los talleres me enseñaron que se podÃa hacer ciencia-ficción con rigurosidad, y un fuerte apoyo en lo cientÃfico. Su forma de entender el género, asociado a los avances y novedades de la ciencia, fueron importantes para mÃ.
AXXÓN: ¿Imaginás una Axxón sin Edu?
Alejandro Alonso: DifÃcil. SerÃa otra cosa. Ciertamente la historia de Axxón, el que hoy exista, sólo es atribuible a su tenacidad. Muchos aportamos a Axxón, pero durante mucho tiempo su dedicación fue esencial para la supervivencia de la plataforma de interacción/revista/grupo de pertenencia/usina de ideas y proyectos (porque Axxón es todo eso, y más).
AXXÓN: Sos un ganador del UPC. Contame un poco
Alejandro Alonso: El premio a novela corta de ciencia-ficción de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) no representa hoy lo que simbolizaba en aquel momento. Durante la década de 1990 y parte de la década del 2000 fue muy prestigioso. Para la época en que me propuse participar (en 2002) ya lo habÃa ganado varias veces Carlos Gardini, por lo que me pareció buena idea revisar el borrador de «La ruta a Trascendencia» con él. Y en ese proceso (y en los talleres que hicimos luego) crecà como escritor. Recuerdo que él me dijo: «No sé si vas a ganar, pero te aseguro que van a leer la novela». Y asà fue. Lo demás, ya lo conté: me llamaron algunas semanas antes del anuncio para decirme que lo habÃa ganado de manera compartida con un escritor español (de todos modos eran varios miles de euros que aproveché para tomarme unas vacaciones que me hicieron muy bien). Fue una etapa de transformaciones de todo tipo, no sólo literarias. Y el premio me abrió muchas puertas, incluso la posibilidad de participar de lo que luego fue la colección de género fantástico de Página/12, en compañÃa de otros autores que admiro.
AXXÓN: ¿»La ruta a trascendencia» fue tu mayor logro? Hablame de la novela, por favor.
Alejandro Alonso: En algún momento pensé que sÃ, hoy no estoy tan seguro. No porque haya bajado mi consideración por esa obra, sino porque seguà escribiendo y evolucionando (bah, eso creo). La nouvelle ubica al protagonista (un periodista) en un pueblito de la serranÃa, donde, por un accidente, la fÃsica del lugar y las vidas de las personas se vieron alteradas drásticamente. La regla fundacional es que algunos de los habitantes pueden vivir extensamente en el tiempo, mientras que el resto de los humanos sólo podemos vivir momento a momento. Ese argumento no era original, lo habÃa planteado en el primer cuento publicado en Axxón, «Demasiado tiempo» (1992), pero alguien me hizo notar que el cuento terminaba justo cuando comenzaba a ponerse interesante. (Lo curioso es que, mucho después de ganar el premio, leà un cuento corto de Manuel Peyrou, «Pudo haberme ocurrido», de 1960, que aplica algunos de los mecanismos que yo creÃa originales de «Demasiado tiempo» y «La ruta a Trascendencia»). Me llevó ocho años entender cómo podÃa funcionar una sociedad asÃ, y no fue una tarea en solitario. Recuerdo charlas con compañeros de taller sobre este universo. Algunos ya no están, como el genial Rodolfo ContÃn (él podÃa ver más allá de lo evidente, una mente brillante en el sentido más amplio de la expresión). Asà que pasó todo ese tiempo hasta que me animé a poner a mi protagonista en un entorno temporalmente aberrante. Con todo, para llegar al nivel de especulación que exigÃa el relato que yo querÃa escribir, hizo falta empezar a escribirlo. Empezar a caminar las calles de Trascendencia con las premisas en la mano. Lo curioso es que, una vez que terminé la primera versión del relato, le pedà a Carlos Gardini que me ayudara a corregirlo (reescribirlo) y en ese diálogo con él y en las relecturas del texto, finalmente entendà de qué se trataba la historia. Yo habÃa diseñado entornos, personajes y peripecias, incluso le habÃa dado una cierta estructura a la novela, pero para responder esa pregunta (¿de qué se trata?) tuve que leer el texto «terminado». Evidentemente hay cosas que uno no puede ver mientras va escribiendo y ahà opera el inconsciente, pero que al final saltan a los ojos. Entonces volvà a escribirlo, a agregarle cosas, a reforzar otras, a eliminar muchas para que el relato quedara redondo.
AXXÓN: Tiempo: una palabra que te atrae.
Alejandro Alonso: Pero si la conjugamos con otra, que es conciencia (o memoria), las posibilidades son apasionantes. Porque precisamente de esas cosas está hecha la realidad sensible.
AXXÓN: Si pudieses alejarte de tus cuentos, y leerlos como un lector normal (en el caso que tus lectores seamos normales, claro), ¿qué rescatarÃas de ellos?
Alejandro Alonso: No creo que pueda alejarme lo suficiente de mis cuentos para responder eso. En tren de suposiciones, tal vez pueda rescatar la buena (espero) experiencia de lectura, o el desarrollo de las ideas, o la posibilidad de inmersión en un entorno extraño, o algún personaje piola. Pero no lo sé.
AXXÓN: ¿Cómo avizorás el futuro de la Red? ¿Y cómo ves a la Literatura dentro de esa Red?
Alejandro Alonso: La Red será ubicua y bajo demanda, como la energÃa eléctrica, la radio FM o el servicio de agua. En cuanto a la literatura que se viene a causa de esa Red… DeberÃa saberlo, después de todo soy periodista de tecnologÃa, pero es una pregunta compleja. Cambian las formas de lectura y los medios para realizarla, cambian las maneras de contar, incluso se podrÃa hablar de nuevas búsquedas en la escritura. La Red es una herramienta maravillosa. Lo que probablemente no cambie son las ganas de que nos cuenten buenas historias. Es algo que acompañó a la humanidad desde sus inicios, y es una forma de reconocernos, de acceder a nuestras raÃces, de valorar nuevas posibilidades, de ponernos en el lugar del otro. Nos va la vida como individuos y como sociedad en esa práctica de contar.
AXXÓN: Hemos llegado al final. La Redacción de AXXÓN (y yo personalmente) te agradecemos tu predisposición y tus buenas ondas. Son tuyas las últimas palabras.
Alejandro Alonso: Gracias a ustedes. Es muy grato para mà tener la oportunidad de hablar de estos temas, incluso de reflexionarlos sobre la marcha en el curso del reportaje. Y estas preguntas fueron motivadoras.
Axxón 263 – febrero de 2015
el mejor cuento que he leido despues de condonautas
[…] Asà que ya en su concepción era mayoritariamente CF. Para leer la nota completa: http://axxon.com.ar/rev/2015/04/entrevista-a-alejandro-alonso-ricardo-giorno/ Claudia De Bella, escritora y traductora argentina Star Wars es una mezcla de […]