¿Recuerdan qué es Skynet? ¿Recuerdan el tema de la Singularidad Tecnológica? Un grupo de investigadores europeos ha creado una plataforma en la nube diseñada para servir como procesador central y cerebro de acceso a los datos para los robots ubicados en todo el mundo
Un grupo de investigadores europeos ha liberado la primera versión de una plataforma de computación en nube para robots, que los ayudará a aprovechar potentes recursos virtuales. Esencialmente, le están dando el mismo trato a los robots que otros dispositivos —teléfonos de escritorio, tablet o móviles— que pueden ejecutar aplicaciones web. Sólo que en este caso los robots pueden aprender unos de otros y pueden hacer mucho más que, simplemente, actualizar pantallas.
El proyecto, llevado a cabo por un equipo de ETH Zurich, se llama RoboEarth, y su eje es una plataforma de software en la nube llamada Rapyuta. La forma en que funciona es bastante simple a alto nivel: comunicar robots con una plataforma de aplicaciones basada en la nube que lleva a cabo tareas de cálculo y se conecta a una base de datos de nube llena de información, como mapas, imágenes, lenguaje, así como a otros servicios web. Los robots en sí son terminales de hardware más o menos equipados con sensores y partes móviles, pero sin limitarse a una capacidad de procesamiento o almacenamiento de datos a bordo.
Esto, por supuesto, es una idea que existe entre nosotros desde que se definió la existencia de un ordenador central, y continúa hoy a través de la computación en nube y aplicaciones web y móviles. ¿Por qué limitar un dispositivo a sus capacidades físicas propias cuando hay una infinita extensión de la capacidad de procesamiento, memoria, almacenamiento y datos disponibles en el aire (aunque, en el caso de los mainframes, no es tanto)? Siempre y cuando el dispositivo tenga una fuerte conexión a Internet, no se necesita un masivo disco de almacenamiento o el más nuevo y potente procesador central.
Una cosa que RoboEarth hace un poco diferente, sin embargo, es permitir que existan bases de datos que los robots pueden actualizar a medida que avanzan sobre sus tareas en diferentes ubicaciones en diferentes partes del mundo. Se trata de aprendizaje de las máquinas, sólo que en un sentido mucho más literal: los robots realmente están aprendiendo de las experiencias de otros robots. Ese aprendizaje, a su vez, será útil para los seres humanos, que no los tendrá que programar tan a fondo, y tal vez pueda utilizar los robots para realizar una más amplia —y siempre creciente— variedad de tareas.
Es de suponer, sin embargo, que una máquina de aprendizaje estadístico en el núcleo de proceso podría hacer a los robots aún más inteligentes al lograr que comiencen a tomar forma más y más datos y patrones.
La broma que surge fácilmente sobre este tipo de proyecto es decir que es el inicio de SkyNet y el surgimiento de las máquinas (tal como lo dijimos nosostros al principio de esta nota), pero eso es un poco exagerado. Después de todo, las propias máquinas no se comunican entre sí, sino, más bien, con una infraestructura de computación centralizada que es operada por humanos.
Es similar al sistema Watson de IBM, que es realmente bueno para responder preguntas, pero es tan bueno como le permite la información en su base de datos y los algoritmos (pero los autores de este artículo de información obvian en su análisis que, a diferencia de los pobres sistemas expertos contestadores de preguntas, los robots estarán alimentando sin cesar esa base de datos con información y experiencias de sus sensores alimentados en el mundo real, y que los algoritmos que permitan que esta información se incorpore y se comparta de regreso a los otros robots deben admitir justamente eso, que la información crezca, se le dé forma, se la categorice y se la haga accesible en forma lógica y útil, y sea digerible por los circuitos [si no le quieren llamar cerebros] de todos esos robots conectados entre sí. No podrán comunicarse entre sí —a menos que sí se los programe de ese modo, y YA HAY parques de robots que se comunican entre sí— pero están comunicados con un cerebro central que está ahí con «los sentidos» totalmente abiertos a ellos. Si esto no es arranque de un Skynet bueno… es el arranque de un gran cerebro repleto de información, con ojos, oídos, piernas, brazos, ruedas y actuadores distribuidos por todo el mundo, y un programa diseñado ESPECIALMENTE para aprender y adquirir información sin cesar: no lo bautizarán Skynet, y podrán decir que no es el comienzo de eso, pero… pónganle el nombre que quieran y dejen correr su imaginación: Rapyuta, Arcángel, Wintermute, Madre Teresa o Satanás. Pero una línea de código o una subrutina o un bloque de programa mal puestos y…).
No olvidemos que hay fábricas de plaquetas, chips, motores, cables, usinas, armamentos, vehículos… y equipos de computación completos totalmente robotizadas. También hay de todo tipo de vehículos, por tierra, aire, mar y el espacio que son, meramente, robots con actuadores y sensores.
¿Conectarán esos robots a la base de datos? Hummm.
Si tienes curiosidad por saber más acerca de las posibilidades y las limitaciones de algo como RoboEarth, Markus Waibel, uno de los investigadores del proyecto, posee una gran entrada de blog que explica su visión del proyecto y donde encaja en el gran ecosistema de la robótica basada en la Web.
Fuente: Gigaom. Aportado por Eduardo J. Carletti
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