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Extraño filamento circular en el Sol

El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA se encontró con una rareza que la nave espacial rara vez ha observado

Pocas veces se ha visto un filamento oscuro rodeando una región activa del 29 al 31 de octubre de 2017. Los filamentos solares son nubes de partículas cargadas que flotan sobre el Sol, atadas a él por fuerzas magnéticas.

Por lo general, son hebras alargadas e irregulares. Solo unas pocas veces antes se ha visto una con forma de círculo. El área negra a la izquierda de la región activa más brillante es un agujero coronal, una región magnéticamente abierta del Sol.





Si bien puede no tener un gran valor científico, es notable debido a su rareza. El fotograma fue tomado en una longitud de onda de luz ultravioleta extrema.

Crédito de la imagen: NASA / GSFC / Solar Dynamics Observatory
Última actualización: 8 de noviembre de 2017
Editor: Sarah Loff
Etiquetas: Imagen del día, SDO (Solar Dynamics Observatory), Sistema solar, Sol

Fuente: NASA. Aportado por Eduardo J. Carletti

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Se forma un filamento de casi un millón de kilómetros sobre el Sol

Desde el pasado día 10 de febrero, el Solar Dynamics Observatory viene detectando el increíble crecimiento de un monstruoso filamento solar. En estos momentos la oscura línea que cruza la superficie del sol mide casi un 1 millón de kilómetros

Su tamaño es como si alineáramos más de 67 planetas Tierra. La imagen que genera es, como mínimo, espectacular si no inquietante. No sabemos hasta cuando durará el evento solar ya que podría volver a caer sobre el astro rey en cuestión de minutos, horas o días. O bien podría explotar hacia fuera, en vez de caer sobre la corona, formando «pequeñas» nubes de material. Cada vez sabemos más de nuestra estrella pero todavía son muchísimos los misterios que nos quedan por develar.

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¿Qué es un filamento solar?

El filamento solar no es otra cosa que un monstruoso hilo de material más frío y denso que flota sobre la capa superficial, o corona, del Sol. Están constituidos esencialmente por gas y se forman debido a la actividad magnética tan frenética que se produce en el Sol. En un momento dado se genera un bucle magnético que eleva parte del material, el cual se enfría y se vuelve más denso. Por esto mismo, al capturar las imágenes en diversas longitudes de onda el filamento se ve recortado en oscuro contra la corona, mucho más caliente. Los filamentos que vemos de lateral, por su posición con respecto a nosotros, se aprecian como un tirabuzón brillante y se les denomina protuberancias.

Cuando el campo magnético se vuelve inestable, el filamento comienza a caer sobre la corona, de nuevo, en un proceso que puede durar un tiempo muy variable. Otra cosa que puede ocurrir es que el filamento solar termine «explotando» y emitiendo su masa forma de protones y electrones, así como algún átomo más pesado, hacia el espacio. Este proceso, denominado Eyección de Masa Coronal (en inglés: Coronal Mass Ejection, CME) es el causante de lo que llamamos tormenta solar, que puede alcanzarnos provocando diversos tipos de efectos, algunos potencialmente peligrosos para nuestros sistemas de comunicación. Por suerte, esta actividad sólo ocurre cada cierto tiempo (unos 11 años), aunque todavía hay mucho que descubrir sobre la dinámica solar.

No es el primero, ni el último

Efectivamente, este enorme filamento solar no es el único que hemos podido observar. De hecho, tampoco es el más grande, aunque tampoco tenemos claro cuál ha podido ser. Eso sí, en otras ocasiones se han podido apreciar filamentos solares de casi un millón de kilómetros. En 1859 ocurrió un evento solar que llegó a interrumpir, incluso, el servicio de telégrafos y pudo verse una aurora boreal en lugares tan dispares como Hawai o Roma. Si nos venimos a un tiempo más moderno, en 2003 otro evento solar saturó los instrumentos da varios satélites durante 11 minutos, aunque prácticamente no lo notamos. El pasado 20 de octubre, la NASA detectó una llamarada de de clase X1.1, bastante violenta, que no tuvo más consecuencias que la ligera alarma entre la comunidad científica y algunas espectaculares imágenes.

filamento solarErupción de octubre de 2014. Fuente: NASA.

Con esto queremos decir que este filamento solar no tiene mayor importancia. No es la primera vez que vemos un evento solar impresionante pero prácticamente inofensivo, así que no hay motivo para preocuparse. Efectivamente, los eventos solares, las tormentas de radiación y demás sucesos pueden afectarnos directamente y con cierta gravedad. Pero hasta ahora, aparte de algunos momentos críticos y daños en nuestros sistemas de comunicaciones, todavía no nos hemos enfrentado a un evento que nos haya puesto en serio aprieto, todavía. Para ello tenemos a miles de investigadores tratando de desvelar los misterios del sol y poner soluciones a los posibles problemas que pudiera ocasionarnos nuestro astro rey en su intensa y magnífica actividad.

Fuente: Santiago Campillo – Hipertextual y NASA. Aportado por Eduardo J. Carletti

La imagen del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA

La oscura línea serpenteante oscura en la mitad inferior del Sol en esta imagen del Observatorio de Dinámica Solar de la NASA (SDO) del 10 de febrero de 2015 muestra un filamento de material solar flotando por encima de la superficie del Sol.

SDO muestra el material más frío como un material oscuro y el más caliente como luminoso, por lo que la línea es, de hecho, una enorme muestra de material más frío flotando en la atmósfera del Sol, la corona. Estirada, esa línea —o filamento solar como la llaman los científicos— tendría más de 857.000 kilómetros de largo. Teniendo nuestro planeta unos 12.700 km de diámero, esto es más de 67 Tierras alineadas en una fila.

 

 

Los filamentos pueden flotar tranquilamente durante días antes de desaparecer. A veces también entran en erupción en el espacio, liberando material solar en un torrente que llueve ya sea hacia abajo, o se escapa hacia el espacio, convirtiéndose en una nube en movimiento conocida como eyección de masa coronal o CME.

SDO capturó en el Sol imágenes del filamento en numerosas longitudes de onda, cada una de ellas ayuda a resaltar el material de diferentes temperaturas. Al observar estas características en diferentes longitudes de onda y temperaturas, los científicos a aprender más sobre las causas de estas estructuras, así como lo que cataliza sus erupciones ocasionales.

Lanzado el 11 de febrero 2010 a bordo de un cohete Atlas V ULA de la estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, Florida., el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA está diseñado para estudiar las causas de la variabilidad solar y su impacto en la Tierra. Las mediciones a largo plazo de la nave espacial dan a los científicos solares información en profundidad que ayuda a caracterizar el interior del Sol, su campo magnético, el plasma caliente de la corona solar y la densidad de radiación que crea la ionosfera de los planetas. La información se utiliza para crear mejores predicciones del clima espacial, necesarias para proteger a las aeronaves, satélites y los astronautas que viven y trabajan en el espacio.

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Clima espacial produce gigantescas explosiones en Venus

Como Venus no tiene un campo magnético para protegerse a sí mismo, estas anomalías de flujo caliente suceden justo encima del planeta y podrían tragarse el planeta entero

Investigadores del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA han descubierto que un fenómeno del medioambiente espacial que es común fuera de la burbuja magnética que protege a la Tierra, la magnetosfera, tiene repercusiones mucho mayores para Venus. Explosiones gigantescas, llamadas anomalías de flujo de calor, pueden ser tan grandes en Venus como el planeta entero y pueden ocurrir varias veces al día.

«No sólo son gigantescas», dice Glyn Collinson, científico espacial del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt. «Como Venus no tiene un campo magnético para protegerse a sí mismo, las anomalías de flujo caliente suceden justo encima del planeta. Podrían tragarse el planeta entero».

Collinson es el primer autor de un artículo publicado en la revista Journal of Geophysical Research este mes de febrero. El trabajo se basa en las observaciones de la nave Venus Express de la Agencia Espacial Europea (ESA). Los resultados muestran el tamaño y la frecuencia de este fenómeno del clima espacial en Venus.

La Tierra está protegida del flujo constante de radiación del viento solar por su magnetosfera. Venus, sin embargo, no tiene esa suerte. Un planeta inhóspito y estéril, con una atmósfera tan densa que cualquier nave espacial que aterrizase sería aplastada en cuestión de horas, no tiene protección magnética.

Los científicos se hacen dos preguntas: ¿Qué sucedió de manera diferente en la Tierra para que sea un planeta que sustenta la vida en la actualidad? ¿Cómo sería la Tierra sin su campo magnético?

En la Tierra, no se producen anomalías de flujo de calor dentro de la magnetosfera; en cambio, liberan energía en las afueras, allí donde el viento solar es desviado y son obligadas a rebotar hacia el sol. Sin una magnetósfera, lo que sucede en Venus es muy diferente.

La única protección en Venus del viento solar es la capa externa de su atmósfera, llamada ionosfera. Existe un equilibrio sensible a la presión entre la ionosfera y el viento solar, un equilibrio fácilmente perturbado por el torrente gigante de energía de una anomalía de flujo caliente.

Las anomalías de flujo de calor pueden crear interrupciones dramáticas a escala planetaria, posiblemente chupando la ionosfera lejos de la superficie del planeta.

Venus

Venus es el segundo planeta del Sistema Solar en orden de distancia desde el Sol, y el tercero en cuanto a tamaño, de menor a mayor. Recibe su nombre en honor a Venus, la diosa romana del amor. Se trata de un planeta de tipo rocoso y terrestre, llamado con frecuencia el planeta hermano de la Tierra, ya que ambos son similares en cuanto a tamaño, masa y composición, aunque totalmente diferentes en cuestiones térmicas y atmosféricas. La órbita de Venus es una elipse con una excentricidad de menos del 1%, formando la órbita más circular de todos los planetas; apenas supera la de Neptuno.

Su presión atmosférica es 90 veces superior a la terrestre; es por tanto la mayor presión atmosférica de todos los planetas rocosos. A pesar de no estar más cerca del Sol que Mercurio, Venus posee la atmósfera más caliente, pues ésta atrapa mucho más calor del Sol, debido a que está compuesta principalmente por gases de invernadero, como el dióxido de carbono. Este planeta además posee el día más largo del sistema solar: 243 días terrestres, y su movimiento es dextrógiro, es decir, gira en el sentido de las manecillas del reloj, contrario al movimiento de los otros planetas. Por ello, en un día venusiano el sol sale por el Oeste y se oculta por el Este. Sus nubes, sin embargo, pueden dar la vuelta al planeta en cuatro días. De hecho, hace muchos años, antes de estudiar el planeta enviando a su superficie naves no tripuladas y estudiar su superficie con rádar, se pensaba que el período de rotación de Venus era de unos cuatro días.

Al encontrarse Venus más cercano al Sol que la Tierra (es un planeta interior), siempre se puede encontrar en las inmediaciones del Sol (su mayor elongación es de 47,8°), por lo que desde la Tierra se puede ver sólo durante unas pocas horas antes del orto (salida del Sol), en unos determinados meses del año, o también durante unas pocas horas después del ocaso (puesta del Sol), en el resto del año. A pesar de ello, cuando Venus es más brillante, puede ser visto durante el día, siendo uno de los tres únicos cuerpos celestes que pueden ser vistos de día a simple vista, además de la Luna y el Sol. Venus es normalmente conocido como la estrella de la mañana (Lucero del Alba) o la estrella de la tarde (Lucero Vespertino) y, cuando es visible en el cielo nocturno, es el segundo objeto más brillante del firmamento, tras la Luna.

Por este motivo, Venus debió ser ya conocido desde los tiempos prehistóricos. Sus movimientos en el cielo eran conocidos por la mayoría de las antiguas civilizaciones, adquiriendo importancia en casi todas las interpretaciones astrológicas del movimiento planetario. En particular, la civilización maya elaboró un calendario religioso basado en los ciclos astronómicos, incluyendo los ciclos de Venus. El símbolo del planeta Venus es una representación estilizada del espejo de la diosa Venus: un círculo con una pequeña cruz debajo, utilizado también hoy para denotar el sexo femenino.

Fuente: Science Daily más datos de Wikipedia. Aportado por Eduardo J. Carletti

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