Los astrónomos descubren una nueva galaxia vecina de la Vía Láctea

La pequeña y tenue Leo P puede indicarnos la posibilidad de que haya más galaxias ocultas en nuestro rincón del cosmos

En los últimos los astrónomos han producido el descubrimiento de galaxias y objetos que, en general, se encuentran a enormes distancias. Los telescopios como el Hubble o el Spitzer ayudaron a observarlas a distancias tan enormes. Sin embargo, aunque se pueden realizar nuevos descubrimientos en las fronteras más apartadas del universo, también el universo cercano aún se reserva muchas sorpresas. En este caso, se trata de una nueva galaxia descubierta, llamada Leo P, una galaxia enana en la vecindad de nuestra Vía Láctea, unicada a una distancia de unos 5 o 6 millones de años luz.

Es intrigante que esta nueva galaxia parece haberse conservado intacta, como sin no hubiese interactuado con ninguna otra. Su descubrimiento, publicado en Astronomical Journal, nos hace pensar en un nuevo tipo de objetos que permanecen inmaculados, sin interaccionar con ninguna otra galaxia. Esto sugiere la presencia de otras muchas galaxias pequeñas que estarían a la espera de ser descubiertas en las regiones vecinas del universo.

Leo P es una de las docenas de galaxias locales que no están ligadas a las dos grandes galaxias del entorno, como son nuestra Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda, ampliamente escudriñadas a la búsqueda de galaxias enanas que las orbiten. Recientemente se han decsubierto muchas pequeñas galaxias en el entorno cercano. Se piensa que deben de haber muchas de estas pequeñas galaxias enanas, en medio de la nada, permaneciendo solitarias sin la expectativa de interaccionar con ninguna otra, lo que las hace difíciles de hallar.

En su soledad cósmica, Leo P parece tener una existencia serena, no perturbada por los tirones gravitacionales de galaxias de mayor tamaño. Riccardo Giovanelli, de la Universidad de Cornell, y otros colaboradores, son los que descubrieron esta galaxia, que primero apareció como una nube de hidrógeno a los ojos del radiotelescopio de Arecibo. Luego, mediante observaciones en óptico en el observatorio Kitt Peak en Arizona, se pudo confirmar su naturaleza: una galaxia formada por estrellas.

Comparada con la Vía Láctea, Leo P es un puntito minúsculo. Su cantidad de estrellas es de unos cientos de miles, cuando la Vía Láctea contiene unos 100.000 millones. Sin embargo, Leo P es activa, forma nuevas estrellas de color azul, muy brillantes, detectables por nubes de gas que ha sido ionizado por la influencia del nacimiento de estas jóvenes y luminosas estrellas. Las grandes cantidades de gas con el que forman nuevas estrellas es inusual en este tipo de galaxias enanas, y esto es posible debido a la naturaleza de Leo P, el ser una galaxia solitaria, pues normalmente el gas que contienen las galaxias de este tamaño es expulsado durante encuentros e interacciones con otras galaxias de mayor tamaño.

Por definición, las galaxias son eso, enanas. Esto hace que sean muy sensibles a cualquier interacción exterior, siendo afectadas constantemente por las fuerzas gravitatorias de otras galaxias de mayor tamaño que se encuentren cerca de ellas. Cuando esto ocurre, todo el gas que contienen es expulsado fuera, quedando un esqueleto de estrellas. Poder ver una galaxia enana sin haber interaccionado nos permite contemplar como deberían ser las galaxias enanas cuando evolucionan sin ninguna perturbación. El apellido “P” de Leo P viene del inglés “Pristine” que significa algo así como original o auténtico, y Leo por encontrarse en esta constelación.

Las galaxias de mayor tamaño, como la Vía Láctea, evolucionan creciendo en tamaño al absorber otras pequeñas galaxias enanas y de tamaño medio en un proceso conocido como “canibalismo galáctico”. Este proceso es muy común en el universo. Es por esto que el descubrimiento de Leo P es algo excepcional. La presencia de formación estelar ha sido clave para el descubrimiento de esta pequeña galaxia. Las nuevas estrellas formadas tienen una luz mucho más brillante de la que tendrían estrellas viejas, si no fuera así, el descubrimiento habría sido muy complicado, pues apenas podríamos haberla visto destacarse.

Los autores del estudio piensan que pronto pueden realizarse descubrimientos de otras galaxias similares a Leo P; de hecho, ya se han localizado unas 59 nubes de gas en la zona donde se encuentra Leo P, que son candidatas a ser galaxias enanas. Para ello deberán realizarse observaciones en óptico para confirmar la existencia de estrellas. Todos estos descubrimientos ayudarán a comprender mejor la evolución galáctica a través de la historia del universo.

Fuente: Nature. Aportado por Eduardo J. Carletti

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