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Donnie Darko

 

 

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Por Silvia Angiola


Donnie Darko

Comentario por:
Silvia Angiola

Dirección:
Richard Kelly

País:
Estados Unidos

Año: 2001

Duración: 113 minutos

Género
Drama, Suspenso, Ciencia-Ficción

Intérpretes
Jake Gyllenhaal, Maggie Gyllenhaal, Jena Malone, Mary McDonnell, Patrick Swayze, Noah Wyle, Drew Barrymore

Guión
Richard Kelly.

Producción
Sean McKittrick, Adam Fields, Drew Barrymore, Nancy Juvonen

 


 

 

Héctor Soto, abogado y periodista chileno, dice en su libro «Una vida crítica. 40 años de cinefilia» (Epicentro Aguilar, 2008) que la percepción de un film queda necesariamente incompleta si el espectador no puede discutirlo con nadie, si no puede intercambiar ideas con algún amigo, o, al menos, leer una crítica para comparar sus puntos de vista con los que expresa el autor, coincidiendo o discrepando en absoluta libertad.

Este proceso de confrontación, placentero y aleccionador en cualquier obra que nos entusiasme, se vuelve insoslayable en el caso de un texto fílmico como Donnie Darko, que, más que tratar sobre las paradojas temporales, es una paradoja en sí mismo.

Cuando la película se estrenó en 2001 la recepción de los medios fue bastante tibia. No ayudó que el estreno se produjera un mes después del ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York y que la historia incluyera un desagradable accidente de avión. Donnie Darko se mantuvo en cartel dos o tres semanas y en Estados Unidos sólo se exhibió en las ciudades más importantes. Después de su estreno en DVD, Internet reunió a una vasta comunidad de fanáticos que, entre debates, aclaraciones y explicaciones, contribuyeron a la difusión del film y a su posterior relanzamiento en la pantalla grande.

Desde entonces se convirtió en una película de culto, es decir, una película que produce una suerte de devoción en un segmento receptivo de la audiencia. Los fanáticos se identifican con sus personajes y encuentran placer en verla y discutirla interminablemente, el reconocimiento académico viene mucho tiempo después. La película de culto suele ser un fracaso de taquilla en el momento de su estreno, y, naturalmente, se opone en contenido y/o en estética al cine mainstream, a las tendencias del mercado y a la Academia de Hollywood.

A los veintidós años, después de graduarse en Cine en la University of Southern California, Richard Kelly empezó a escribir el guión con la idea de que fuera deliberadamente ambiguo: pensaba que si intentaba clarificarlo «el film entero colapsaría bajo el peso de sus propias pretensiones». Fue su primer largometraje y el único, hasta ahora, que alcanzó el estatus de culto. Ni la ambiciosa Las Horas Perdidas (Southland Tales, 2006) ni la cansina La Caja Mortal (The Box, 2009, basada en el cuento «Botón, botón» de Richard Matheson, todavía sin fecha de estreno en la Argentina) pudieron igualar el ingenio, la gracia y la emotividad que convierten a Donnie Darko en una experiencia perdurable. El film remite forzosamente al universo de David Lynch a pesar de su planteo más naïf y de que, en el cine lyncheano, ningún actor tuvo que disfrazarse para parecer un monstruo después de El Hombre Elefante.

Donnie Darko se desarrolla durante el mes de octubre de 1988, en un pueblo ficticio del estado de Virginia llamado Middlesex. Donald (Jake Gyllenhaal), un adolescente diagnosticado como esquizofrénico paranoide por su psiquiatra, experimenta accesos de sonambulismo acompañados por la visión perturbadora de un hombre vestido con un disfraz de conejo. La primera vez que lo ve en un campo de golf, Frank (ese es el nombre del conejo) le anuncia que el mundo se va a acabar en veintiocho días, seis horas, cuarenta y dos minutos y doce segundos. Cuando Donnie regresa a su casa a la mañana siguiente se encuentra con que la turbina de un avión cayó directamente del cielo al interior de su habitación, justo encima de su cama. Después de este inusitado percance, Donnie piensa que Frank el Conejo le salvó la vida y lo obedece (con bastante complacencia) cuando lo manda a realizar una serie de actos vandálicos. Misterioso, Frank le da a entender que sabe lo que hace porque viene del futuro. En los días siguientes, Donnie se enamora de la chica nueva del colegio, Gretchen (Jena Malone), cuyo destino parece estar enlazado al de él. Mientras tanto, investiga la posibilidad concreta de viajar en el tiempo para dilucidar si Frank existe o es una mera alucinación de su cerebro perturbado y, sobre todo, para saber si el mundo se va a acabar en la fecha anunciada por el Conejo.

Mezcla de terror, ciencia-ficción y romance adolescente, el film aboga por la teoría de que todos tenemos un destino, o mejor, que hay un destino ya establecido para cada persona en cada universo1. Está en línea con la antigua creencia de que cuando la Muerte viene a buscar a alguien que, por milagro, logra evadirla, tiene que llevarse a otra persona en su lugar.

Donnie Darko también es un retrato de los años ’80, teñido con la nostalgia de alguien que vivió su adolescencia en esa época. La película está plagada de referencias musicales, literarias y fílmicas. Suenan las canciones de Duran Duran, Tears for Fears, The Church, y, en el comienzo de la versión original, el tema «The Killing Moon» interpretado (no podía ser de otra manera) por Echo and the Bunnymen. Hay planos de los libros de Stephen King y de Stephen Hawking, y, en relación al cine, alusiones explícitas a Volver al Futuro (Robert Zemeckis, 1985), Diabólico (Sam Raimi, 1981), La Última Tentación de Cristo (Martin Scorcese, 1988), así como referencias menos conspicuas a ET (Steven Spielberg, 1982) y Poltergeist (Tobe Hooper, 1982). No se puede pasar por alto la presencia del actor Patrick Swayze, el ícono de Baile Caliente (Emile Ardolino, 1987), interpretando a un sinuoso coacher motivacional.

Pero, finalmente, ¿quién es Donnie Darko? ¿Un enfermo mental peligroso por su conducta violenta? ¿Un genio que entiende al mundo mucho mejor que los demás? ¿Un superhéroe capaz de ver el futuro y, por lo tanto, capaz de modificarlo? ¿Una anomalía del Universo que tiene que desaparecer a toda costa?

Lo importante es que su historia, embrollada y conmovedora al mismo tiempo, logra conectarse de manera íntima con adolescentes y con adultos un poquito freaks que no han olvidado cómo se sentían durante su adolescencia.

 

Silvia Angiola

 

 

NOTA: 1. Jason Horsley, The secret life of movies: Schizophrenic and Shamanic Journeys in American Cinema. (McFarland, 2009).