Paco León, en estado de gracia, protagoniza una triste comedia de fantasmas
Javier Daulte dirige esta comedia con maestría y naturalidad. Y de su mano, el libreto cobra una forma perfecta. Daulte tiene una larga experiencia en la reposición de sus propias creaciones.
Estrenó esta comedia en 2002, en el Old Vic de Londres, el teatro de Kevin Spacey. Entonces ¿Estás ahí? era un «solo play», una pieza de un único actor, dos horas de espectáculo rendido al talento de solamente un intérprete.
Tras Londres, vino Buenos Aires y, luego, Barcelona, en catalán, con Joel Joan y Clara Segura, la primera actriz pensada por Daulte para su producción en castellano.
Restos de aquel nacimiento británico quedan en el espectáculo que se montó este viernes pasado en Avilés, Asturias, España.
Javier Daulte –de esa generación argentina donde están Claudio Tolcachir o, pongamos, Daniel Veronese– escribe sobre fantasmas con la misma naturalidad que si escribiera sobre fútbol.
Daulte, argentino, en la primera línea del teatro español, es el autor del libreto y es, asimismo, el director de la función. Daulte vino a Avilés este otoño con la comedia de ciencia ficción Nunca estuviste tan adorable: su propia familia sometida al escrutinio del dramaturgo que se quiere reír de los años infantiles en un domicilio que era un museo de antropología familiar.
Sinopsis
Fran (Paco León) está casado con Ana, se han mudado a un estudio «tipo loft» –dice Fran– que guarda un misterio que da la vida: un fantasma con un deseo inconfesable: ducharse, ducharse y ducharse.
La comedia se construye a base de monólogos. El primero, el de Fran, de casi cincuenta minutos. Luego toma el relevo Ana y, seguidamente, en el segundo acto, ambos personajes comparten escena. Daulte echa mano del socorrido truco dramático de las llamadas telefónicas para dotar de verosimilitud a la peripecia que se desarrolla sobre el escenario, que, a fin de cuentas, no deja de ser algo de lo más inverosímil. Sin embargo, el truco crea un personaje «in absentia» verdaderamente memorable: la madre coñazo. Y, además, determina el carácter del personaje protagonista de tal forma que el espectador quiere extraerle de la ficción, saludarle o compartir una tarde de cafés y de terrazas.
Pero esto sólo se consigue con un trabajo interpretativo memorable: Paco León en estado de gracia; Mari Paz Sayago, maravillosa.
Fuente: Lne.es. Aportado por Eduardo J. Carletti
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