Dice un experto británico: «La gente sana debería poder tomar el fármaco que se receta contra la hiperactividad en los niños, el metilfenidato (conocido comercialmente como ritalina), para mejorar sus capacidades cerebrales»
Ésa es la afirmación de un experto en bioética británico, el profesor John Harris de la Universidad de Machester, en un artículo publicado en British Medical Journal (Revista Médica Británica). El científico, que es también editor en jefe de Journal of Medical Ehtics (Revista de Ética Médica) afirma que si el medicamento es seguro para los niños, los adultos también deberían poder tomarlo.
El metilfenidato es un psicoestimulante desarrollado en los 1950 para el tratamiento del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) en los niños. El fármaco es utilizado cada vez más, principalmente en Estados Unidos.
Muchos médicos recetan la ritalina a los niños que se les ha diagnosticado TDAH porque dicen que ésta puede ayudarles a controlar su comportamiento y a funcionar mejor tanto en su casa como en la escuela. Y en años recientes han surgido informes de que está siendo ampliamente utilizado entre adultos, principalmente estudiantes, para mejorar sus capacidades mentales.
Los comentarios del profesor Harris, sin embargo, han provocado críticas de quienes se oponen al uso de estos medicamentos para la estimulación cerebral, cuya venta sin receta médica es ilegal en muchos países, incluido el Reino Unido. En este país el fármaco está clasificado como clase B, lo que significa que su posesión sin receta médica puede conducir a hasta cinco años en prisión y venderla a una sentencia de hasta 14 años tras las rejas.
«Sol sintético»
El profesor John Harris afirma que los beneficios de la ritalina incluyen una mejora en la capacidad para estudiar y concentrarse. Expresa que «no sería ético» evitar que la gente sana tome el fármaco ya que hay evidencia de que puede utilizarse con seguridad. Y agrega que «ser seguro quiere decir que es lo «suficientemente» seguro; ya que no existen medicamentos que sean libres de efectos secundarios, esto quiere decir que el consumidor ya ha juzgado los riesgos de estos efectos y ha considerado que vale la pena tomarlo, dados los probables beneficios».
Según el científico, si durante años los niños han tomado de forma segura la ritalina para un trastorno que usualmente no conlleva un riesgo de muerte, no hay razón para evitar que los adultos sanos también la utilicen. «No es racional dice John Harris ir en contra del mejoramiento humano». Y compara el uso de medicinas para mejorar el poder cerebral al uso del llamado «sol sintético», la luz que producen las lámparas, el fuego y la electricidad.
«Antes de este sol sintético la gente dormía cuando oscurecía y trabajaba con la luz del día». «Con la llegada del sol sintético, la vida social y de trabajo pudo continuar hasta entrada la noche creando presiones competitivas e incentivos para los que eran capaces o deseaban utilizar las ventajas de este nuevo orden», expresa.
Bajo presión
No todos los expertos, sin embargo, están de acuerdo. En la misma publicación y en respuesta a los comentarios del profesor Harris, Anjan Chatterjee, profesor de neurología de la Universidad de Pensilvania afirma que, a menos que la persona esté en realidad enferma, el consumo de ritalina conlleva demasiados riesgos.
El investigador explica que en Estados Unidos la Administración para Alimentos y Fármacos (FDA) ha clasificado a la medicina con una «caja negra» que es la más peligrosa de las advertencias por su alto potencial para abuso, dependencia, riesgo de muerte súbita y graves efectos adversos para el corazón.
El científico afirma que el consumo de ritalina conlleva riesgos cognitivos como la pérdida de creatividad.
«Ser listo no significa ser más sabio» expresa el profesor Chatterjee y cuestiona la posibilidad de que los niños en escuelas preparatorias tomen ritalina en «proporciones epidémicas» o cuando los trabajadores como pilotos, oficiales de policía y médicos de guardia se sientan bajo presión de tomar ritalina para funcionar mejor.
«Apoyar ahora el uso legal y no terapéutico del metilfenidato y de otros estimulantes cognitivos es prematuro» expresa el experto. «Necesitamos investigar adecuadamente la eficacia y los riesgos de los estimulantes en personas sanas y esta información necesita ser diseminada ampliamente.
«Hasta que se lleven a cabo estas investigaciones, no es aceptable recomendar que las personas sanas tomen fármacos para mejorar su rendimiento cerebral» señala el profesor Chatterjee.
Fuente: BBC Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti
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