Axxón estuvo presente en la segunda presentación de este año del ciclo que coordina Elsa Drucaroff en el MALBA. En esta oportunidad leyeron Félix Bruzzone, Luis Chitarroni y Hebe Uhart
Es el segundo año del ciclo «La voz propia», que organiza Elsa Drucaroff y convoca mensualmente a tres escritores para que lean relatos, reflexiones, o incluso parte de los trabajos en progreso si la oportunidad lo amerita. Ya en julio, los protagonistas habían sido Juan Sasturain, Carlos Gamerro y Lucía Puenzo. En la segunda presentación de 2009, Durcaroff convocó a la escritora y docente Hebe Uhart (Premio Konex Diploma al Mérito en 2004, con varios libros de cuentos en su haber, como Dios, San Pedro y las almas; La luz de un nuevo día; El budín esponjoso y, más recientemente, Del cielo a casa y Camilo asciende y otros relatos, también ha incursionado en la novela); el escritor, crítico y editor Luis Chitarroni; y uno de los exponentes de la Nueva Narrativa Argentina: Félix Bruzzone, quien también es docente y editor independiente.
Abrió el juego Bruzzone, con un cuento de su libro 76 (Editorial Tamarisco, Buenos Aires, 2007): «Lo que cabe en un vaso de papel». En su introducción, Drucaroff dijo acerca de la obra de Bruzzone que está marcada (a veces de manera evidente, a veces de manera sutil) por la desaparición de los padres en 1976, precisamente el año en que nació Félix. Eso se apreció en «Lo que cabe…»: un relato de amores universitarios insatisfechos, signado por el oscuro lastre que los personajes llevan en el alma. También de 76 es el único cuento de ciencia-ficción de Bruzzone, «2073»: un relato críptico de obsesiones revolucionarias, que linda con lo onírico, y donde destaca el tratamiento del habla de los personajes. Bruzzone reconoció poco contacto con los géneros (como la CF o el policial), aunque admitió atesorar algunos números de El Péndulo.
La segunda lectura estuvo a cargo de Luis Chitarroni, quien confesó haberse equivocado con la consigna. No se trató de un cuento, ni de una vivencia, ni de una porción de un trabajo en progreso, sino de una lúcida y colorida reflexión sobre el proceso de escribir la novela que ahora tiene en progreso: Miopía progresiva. Un texto que comparó con «el avance de una película de cine mudo».
«Miopía empezó cuando caí en la cuenta, de un modo menos psicoanalítico que bobalicón, que la enfermedad de la vista inaugurada en los ´70 y la música que me obsesionaba al comienzo de mi adolescencia compartían el mismo adjetivo. Ambas son, ambas eran: progresivas. La primera hasta los veinticinco años, como profetizó el oftalmólogo, aunque en mí se empacó antes, a los dieciocho, la edad de la colimba. La otra hasta que el PAN se la llevó envuelta hacia una dimensión desconocida, o asta que adecuó la emblemática extranjera a una adaptación local de sus contenidos: Rock Nacional. Que haya elegido consagrar mi novela a la una y no a la otra tiene que ver con el proyecto de intimidad y abandono con que una ficción nos convoca y nos separa. Ahí estaba yo, a los trece años, empeñándome en acercarme a los ojos lo que quería ver y expulsando lo que no a un fondo de neblina», leyó Chitarroni, quien según Drucaroff «trabaja en primer plano el estilo lingüístico. Ese interés por el estudio del lenguaje, esa conciencia de la materialidad del lenguaje: el lenguaje no es un vidrio transparente por donde se mira el mundo sino algo que lo construye».
Hebe Uhart es dueña de una voz muy original que, a juicio de Drucaroff, ha influido fuertemente en lo que escriben las nuevas generaciones. Uhart abre dimensiones filosóficas y poéticas en acontecimientos domésticos o aparentemente insustanciales, pero siempre contados de una manera sencilla, intempestiva y fresca.
Las dos crónicas (inéditas) que Uhart leyó despertaron en el público sonrisas, risas y gestos de asentimiento. Una de ellas trató de su reciente viaje a Tapalqué, Provincia de Buenos Aires, en busca de refranes camperos y mitos criollos (y precisamente eso fue lo que no encontró). El broche de oro de esta intervención se dio al final del encuentro, cuando un oriundo de Tapalqué, desde el fondo del auditorio, le contó que un estudioso local reconoce un solo refrán como nacido en ese pueblo: «La soledad empieza por casa».
Al placer de las lecturas, se sumó luego la entrevista, a cargo de Drucaroff, y la posibilidad siempre enriquecedora de que el público interrogara a agenda abierta. Pasaron por el tamiz temas tales como los talleres literarios, la influencia de Internet en la obra, y los escritores actuales frente a la literatura de género, entre otros.
La próxima cita será el 9 de Septiembre en el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415, Ciudad de Buenos Aires), a las 19.00 y con entrada libre y gratuita. Ese encuentro contará con la presencia de María Negroni, Guillermo Martínez y Oliverio Cohelo. La última jornada del ciclo 2009 será el 21 de Octubre, y estarán Ana María Shua, Miguel Vitagliano y Ariel Magnus.
Alejandro Alonso para Axxón
Fuente: Aportado por Alejandro Alonso