El calentamiento del Ártico provoca la liberación de metano

El aumento de las temperaturas en el Ártico está provocando la liberación de metano del fondo marino, según una nueva investigación realizada por científicos alemanes y británicos y publicada en la revista Geophysical Research Letters

Durante una expedición de investigación llevada a cabo en el otoño boreal de 2008, el equipo de investigación descubrió más de 250 columnas de gas metano que ascendían a borbotones desde el fondo marino a menos de 400 metros de profundidad cerca de la costa de la isla noruega de Spitsbergen, en el Océano Ártico. A los investigadores les sorprendió la magnitud de las columnas.

«Nuestro estudio fue diseñado para determinar cuánto metano podría liberarse en el futuro como consecuencia del calentamiento del océano; no esperábamos descubrir pruebas tan evidentes de que este proceso ya ha comenzado», comentó el profesor Tim Minshull del Centro Nacional de Oceanografía de la Universidad de Southampton (Reino Unido).

El metano es liberado desde el hidrato de metano alojado en los sedimentos del fondo del mar. El hidrato de metano es una sustancia con ciertas características similares al hielo, formada por agua y metano, que es estable a presiones elevadas y bajas temperaturas. La comunidad científica predijo hace cierto tiempo la liberación de metano procedente de la licuación de los hidratos de metano del fondo marino, situados cada vez a mayor profundidad conforme aumente la temperatura de los océanos.

Según los investigadores, hace 30 años el hidrato de metano era sólido a 360 metros de profundidad. Hoy en día, sólo se mantiene sólido a 400 metros de profundidad.

A bordo del buque de investigación RRS James Clark Ross, el equipo utilizó un sónar para detectar columnas de burbujas. A continuación, desplegó un sistema mediante el cual tomó muestras de burbujas recogidas en botellas llenas de agua a distintas profundidades.

En total, descubrieron más de 250 columnas de metano a menos de 400 metros de profundidad; incluso descubrieron algunas columnas en aguas con una profundidad inferior a los a 200 metros. La fuerza de las columnas variaba considerablemente; algunas de las columnas eran tan potentes que ascendían a unos 50 metros de la superficie del agua antes de que los gases se disolvieran en el agua.

Los investigadores estiman que algunas columnas pueden ser lo suficientemente potentes como para liberar metano de forma ocasional directamente a la atmósfera. Además de contribuir al cambio climático, el metano disuelto aumenta la acidez de los océanos y reduce la cantidad de oxígeno del agua, lo que supone una grave amenaza para la vida marina.

Durante los últimos 30 años, la temperatura de la extensión de océano cubierta por este estudio aumentó 1° C, lo que desplaza la profundidad a la cual los hidratos siguen sólidos de 360 a 396 metros.

«Si este proceso se generaliza junto a los márgenes continentales del Ártico, podrían liberarse anualmente al océano decenas de megatoneladas de metano, equivalentes al 5%-10% de la cantidad total liberada a nivel mundial por fuentes naturales», manifestó Graham Westbrook de la Universidad de Birmingham (Reino Unido).

Los investigadores están profundizando en la investigación de las columnas recientemente descubiertas. «Es necesario estudiar los hidratos con más detenimiento y controlar la liberación de metano para medir la magnitud de las emisiones que se puedan producir en el futuro», concluyen los científicos.

El estudio es una contribución al Año Polar Internacional (IPY), que terminó a principios de este año.

Fuente: Cordis. Aportado por Eduardo J. Carletti

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