Un equipo desarrolló imágenes en 3 dimensiones de dos especies ancestrales de arañas
Las arañas de hace 300 millones de años no eran muy distintas de las que habitan hoy la Tierra, como ha descubierto un equipo de científicos del Colegio Imperial de Londres, que han conseguido imágenes en tres dimensiones de dos especies del Carbonífero, la Cryptomartus hindi y la Eophrynus prestivicii y han desvelado como cazaban a sus presas y evitaban a los depredadores más peligrosos.
Los investigadores, bajo la batuta de Russel Garwood, estudiante de doctorado de Ciencias de la Tierra, utilizaron un escáner de tomografía computerizada para obtener más de 3.000 imágenes de cada fósil, que sirvieron para crear, con un programa informático, un modelo exacto de como eran aquellos arácnidos prehistóricos con un detalle sin precedentes.
Tanto la C. hindi como la E. prestivicii, que tenían el tamaño de una moneda de dos euros, vivieron en la época previa a los dinosaurios, justamente cuando la vida comenzaba a pasar de los océanos a la tierra , los continentes se acercaban al ecuador y emergieron las primeras selvas tropicales.
Aunque la C. hindi ya había sido estudiada, y se sabía que tenía cuatro pares de patas, el equipo de Garwood ha descubierto que las dos primeras, en la parte frontal, las tenía en ángulo, de forma que podían agarrar con fuerza a sus presas antes de devorarlas. Es decir, se trataba de un depredador que se escondía entre la vegetación para esperar a su comida, los insectos, antes de atacarles, al igual que hacen hoy las arañas cangrejo.
Garras en la boca
Además, encima de la boca tenían unas protuberancias, llamadas enditos, que les servían para masticar el alimento, un mecanismo que también existe en la actualidad en los cangrejos herradura, que la utilizan para moler a sus presas antes de tragarlas. Incluso se ha observado que en las bocas había unas garras que les ayudaban a manipular a las presas, al igual que los arácnidos Ricinulei, con los que se le cree emparentada.
Respecto a la otra especie, la E. prestivicii, el estudio, publicado en la revista Biology Letters, revela que tenía unas púas defensivas en su parte posterior, que les servían para defenderse de sus depredadores, los anfibios, que acababan de salir de los océanos y que las encontraban así muy poco atrayentes.
«Estos modelos prácticamente traen a estas criaturas antiguas de nuevo a la vida, resulta excitante poder estudiarlos con tanto detalle y tener más informacion de cómo fue la historia de la vida en aquel lejano periodo. Hemos comprobado que en una araña la adaptación hizo que tuviera púas para defenderse y la otra prefirió esconderse lejos y salir solamenente cuando tenía que comer», señala Garwood.
Fuente: El Mundo. Aportado por Matías Buonfrate
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