El uso de herramientas por los cuervos de Nueva Caledonia puede ser inteligente, pero en definitiva, ¿ellos lo son?
La astutas aves pueden esculpir ramitas para darles forma de ganchos y usan una sucesión de múltiples herramientas para obtener una merienda que de otra manera sería inalcanzable. Este tipo de comportamiento ha llevado a algunos científicos a la conclusión de que las aves planean sus acciones con anterioridad para alcanzar una meta.
Sin embargo, nuevos experimentos dirigidos por Joanna Wimpenny y Alex Kacelnik de la Universidad de Oxford ponen en duda esta conclusión.
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¿Usuarios de multi-herramientas?
Los investigadores pusieron a siete cuervos en la tarea de enganchar un bocadillo —en este caso, un pedazo de corazón de cerdo— encerrado en un tubo transparente. Para lograrlo, las aves debieron utilizar un palo corto para sacar un palo intermedio de otro tubo, que utilizaron para lograr una tercera vara lo suficientemente larga como para llegar a los alimentos.
El refuerzo positivo —un buen resultado (recompensa) que alienta una acción— puede explicar por qué un animal utiliza un instrumento para obtener o procesar alimentos: los chimpancés que extraen termitas de la tierra con palos, o rompen frutos secos con piedras, por ejemplo. Pero explicar cómo un animal aprende a aplicar un instrumento sobre otro instrumento es más difícil, dice Kacelnik.
«Si usted piensa en recoger una herramienta que se ocupe del problema con otro objeto —no alimenticio— y utiliza el objeto para encontrar alimento, entonces se tiene una cadena de acontecimientos aún más improbable», dice. Si la explicación es el aprendizaje por recompensa, entonces las posibilidades de que sean utilizados tres objetos en sucesión son «ridículamente pequeñas».
A pesar de estas posibilidades en contra, cuatro cuervos de Nueva Caledonia pasaron la prueba de Kacelnik. Sin embargo, estas aves habían practicado antes una parte de la secuencia: la recuperación de las herramientas de palo con sus picos, y el uso de la herramienta para obtener una recompensa, e incluso entonces varió la cantidad de intentos que hicieron para completar la tarea. Por otra parte, dos de las aves nunca habían ensayado la tarea básica, pero se esforzaron para completar un paso, mientras que una tercera no entrenada aprendió a extraer la alimentación de una sola vez, después de 21 fracasos.
Estos errores indican que los cuervos entienden algunos aspectos de la prueba, pero probablemente no toda la secuencia complementaria que se necesita para alcanzar el logro, dice Kacelnik.
Del mismo modo, los cuervos tienden a cambiar los palos más pequeños por otros más grandes, pero no siempre. Si las aves hubiesen formulado planes paso por paso, no hubiesen cometido ese tipo de errores, dice Kacelnik. «El hecho de que [el comportamiento de] un animal sea estadísticamente mejor que el azaroso no debe confundirse con que el animal es perfecto».
Fuente: New Scientist. Aportado por Eduardo J. Carletti
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