Los púlsares deberían brillar al ser alcanzados por ondas gravitatorias, lo cual da forma a un observatorio de tamaño galáctico
En su viaje por el universo, las ondas gravitatorias comprimen y expanden el espacio. Los intentos de observarlas requieren monitorizar en la Tierra una región del espacio de varios kilómetros de diámetro a la búsqueda de signos reveladores de estos estiramientos y compresiones. Aunque había grandes espectativas, estos experimentos no han aportado nada hasta el momento.
Pero habría otra manera. Las ondas gravitatorias también deberían expandir y comprimir a los púlsares al pasar por ellos, produciendo cambios sutiles en los pulsos de radio que producen. De modo que monitorizando un conjunto de púlsares distribuidos por la galaxia, los astrónomos deberían poder observar los efectos de las ondas gravitatorias de nanohertzios a microhertzios. Los púlsares de este conjunto en efecto deberían rielar al quedar embebidos en las ondas, como una red con boyas flotando en el océano.
Así que el plan es mantener los ojos sobre un conjunto de púlsares elegidos con cuidado. A esta idea se la conoce como North American Nanohertz Observatory for Gravitational Waves, o NANOGrav ( Observatorio Norteamericano de Nanohertzios para Ondas Gravitatorias), y forma parte de un esfuerzo internacional por lograr la observación de ondas gravitatoria.
Por supuesto, es difícil lograr este tipo de observaciones. Primero, los astrónomos necesitan púlsares de milisegundos bien definidos para observar. No son fáciles de encontrar y parece haber una clara escasez de ellos en el hemisferio norte. Y medirlos con la precisión que se requeriere tampoco es fácil, dicen Fredrick Jenet de la Universidad de Texas en Brownsville y sus colegas.
Pero se avizora una esperanza. Los científicos dicen que la nueva generación de conjuntos de radiotelescopios, como el Conjunto del Telescopio Allen en California y el Conjunto del Kilómetro Cuadrado en Australia o Sudáfrica, deberían ser capaces de obtener las mediciones requeridas. Y el potencial científico de los datos es enorme.
Desde el equipo dicen que las observaciones deberían ayudarlos a comprender cómo evolucionan en conjunto las galaxias y los agujeros negros supermasivos, aportando luz sobre la física del inicio del universo, como por ejejmpo la inflación, y para estudiar la naturaleza del espacio-tiempo, y quizás revelando correcciones de gravedad cuántica a la gravedad clásica. Puede incluso aportarnos el conocimiento de nuevas fuentes de ondas gravitatorias.
Estas cosas también son objetivos de los observatorios terrestres de ondas gravitatorias, cuya construcción tiene costos de cientos de millones de dólares y más aún para mantenerse y mejorar. Por contra, el equipo de NANOGrav estima que el costo de su proyecto en unos 10 años sería de apenas 66 millones de dólares.
Se espera que el sistema esté listo y funcionando en el 2020, con un precio que se ve como una inversión notablemente buena.
Fuente: Technology Review. Aportado por Eduardo J. Carletti