Vivió hace 4,4 millones de años en la actual Etiopía. Se trata del pariente más cercano al antepasado común de humanos y simios. En la investigación han participado 47 científicos de 10 países diferentes. Sus conclusiones son el resultado de 17 años de investigaciones
Decenas de investigadores de todo el mundo se han unido para desvelar los secretos de un eslabón clave en el historia de la evolución humana. Se trata de Ardipithecus ramidus, el esqueleto más antiguo de un homínido hallado hasta ahora, que vivió hace 4,4 millones de años en lo que hoy es Etiopía. Según los científicos, este fósil es lo más cercano que tenemos al momento en el que nuestra rama evolutiva se separó de la de los simios.
Los resultados se presentan hoy en la revista Science por medio de un inusual despliegue de 11 artículos en el que han participado un total de 47 investigadores de 10 países diferentes. A lo largo de 17 años de investigaciones, se han analizado 110 muestras, pero la pieza principal es el esqueleto de una hembra del que se conserva la mayor parte del cráneo, las manos, los pies, las piernas y la pelvis. Se cree que pesaba unos 50 kilos y medía 120 centímetros. Y tiene ya nombre: ‘Ardi’, la han bautizado los expertos.
Se piensa que el ultimo antepasado común compartido por humanos y chimpancés vivió hace al menos seis millones de años. Ardipithecus data de hace cuatro millones y, por tanto, no es ese último ancestro compartido. Sin embargo, está más cerca que otros fósiles a ese momento crucial. ‘Ardi’ es al menos un millón de años más antigua que Lucy, el famoso esqueleto de una hembra de Australopithecus afarensis que durante mucho tiempo ha sido uno de los restos de homínidos más antiguos conservados en el registro fósil.
Una criatura mosaico
Al analizar los fósiles de Ardipithecus, los expertos han descubierto que tenía una mezcla de rasgos «primitivos» compartidos con sus predecesores y rasgos «derivados» que comparte exclusivamente con homínidos posteriores.
Sin embargo, varios de sus rasgos no aparecen en los simios africanos de la época moderna. Por consiguiente, una conclusión sorprendente es que es probable que los simios africanos hayan evolucionado ampliamente desde que compartimos ese último ancestro común, lo que convierte así a chimpancés y gorilas vivos en pobres modelos para el último antepasado común y para entender nuestra propia evolución desde ésa.
«En Ardipithecus tenemos una forma no especializada que no ha evolucionado mucho en la dirección de Australopithecus. Por lo que cuando vas de la cabeza a los dedos del pie, lo que ves es una criatura mosaico, que no es ni chimpancé, ni es humano. Es Ardipithecus», afirma uno de los principales autores de la investigación, Tim White, de la Universidad de California Berkeley.
«Estos artículos abren una ventana a un periodo de la evolución humana de la que hemos sabido poco, cuando los homínidos primitivos estaban estableciéndose en África, poco después de separarse del último antepasado que compartieron con los simios africanos», señala Brooks Hanson, subeditor de ciencias físicas de Science.
Fuente: El Mundo. Aportado por Eduardo J. Carletti